Las Fallas: el ritual del fuego convertido en cultura universal

Cremà de las Fallas de Valencia
ARMANO ROMERO/JCF

   VALENCIA, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

   La declaración de las Fallas como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO eleva el ritual de fuego con el que cada año Valencia da la bienvenida a la primavera a la categoría de bien cultural universal. Ha sido a las 12.50 horas de este miércoles cuando el organismo internacional ha confirmado que la candidatura de las Fallas era ya oficialmente Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

   La fiesta transforma cada mes de marzo la ciudad del Turia en un escenario de arte, luz, ruido, flores, indumentaria tradicional y crítica festiva con los tradicionales 'ninots'. El programa de festejos incluye una agenda diversa e intensa de actividades que lleva años atrayendo hasta la ciudad a cientos de miles de turistas en una peregrinación que se prevé aún más numerosa a partir de ahora, gracias a la consecución de la declaración.

   Entre las citas más destacadas de la agenda fallera, figuran la plantà de más de 700 monumentos, entre grandes e infantiles; la Ofrenda a la Mare de Déu dels Desemparats, en la que unos 100.000 valencianos muestran su devoción a la patrona; la Nit del Foc, en la que los fuegos artificiales se adueñan del cielo de la capital, y las estruendosas 'mascletaes', que cada día congregan en la Plaza del Ayuntamiento a miles de vecinos y visitantes para asistir a la ceremonia de la pólvora.

   El periplo hacia la declaración UNESCO comenzó en 2011, cuando el Ayuntamiento de Valencia acordó iniciar los trámites para que las fiestas josefinas pudieran ser declaradas Patrimonio de la Humanidad. La candidatura se elaboró conjuntamente entre la corporación local y la Generalitat Valenciana y, posteriormente, el Gobierno de España, a través del Ministerio de Cultura, decidió proponer a las Fallas como candidata española a esta distinción.

   A lo largo de estos años, las instituciones, el colectivo fallero y ciudadanos en general han trabajado codo con codo para alcanzar esta meta común llevando a cabo diversas campañas de promoción dentro y fuera de la Comunitat Valenciana, poniendo el acento, además, en la difusión en países extranjeros.

APOYO DE EMIGRANTES Y ESTRELLAS

   Las adhesiones han llegado de todos los frentes, desde valencianos que han emigrado y que han llenado las redes sociales con fotografías con motivos falleros en sus actuales ciudades de residencia, hasta estrellas como el actor Antonio Banderas, quien se sumó a la iniciativa lanzando un tuit que decía "Seguro que a la UNESCO le gusta tanto como a mí las Fallas".

   A finales del mes de octubre, las UNESCO anunciaba por fin que las Fallas de Valencia entran a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, puesto que cumplen "satisfactoriamente" los cinco criterios requeridos.

   Entre otras virtudes, el organismo internacional destaca que la nominación es compatible con los derechos humanos, la apertura a "cualquier grupo social", de cualquier edad, profesión, clase social y dimensión cultural, y permite "una representación y participación de las mujeres en la planificación y la realización cada vez mayor", tal y como indica el proyecto de decisión.

   Asimismo, sugiere que formar parte de esta lista permitirá llamar la atención sobre otros festivales del fuego nacional e internacional y sus respectivas comunidades de la región mediterránea, y "mejoraría la reflexión colectiva y la comprensión social, tanto en España como en el extranjero".

HISTORIA

   Con el reconocimiento, se da un sello de universalidad a una fiesta que hunde sus orígenes en la celebración del equinoccio de primavera. Se dice, según la información proporcionada por la Junta Central Fallera (JCF), que los artesanos que trabajaban durante el invierno extendían sus horas de trabajo usando una especie de candil subido a un soporte que llamaron 'parot'. Cuando llegaba la primavera, celebraban el alargamiento de los días sacando estos 'parots' que ya no necesitaban y quemándolos en la calle la víspera del día de San José. Lógicamente, esta costumbre fue iniciada por los carpinteros de la ciudad.

   Hoy se sabe que desde 1497 los carpinteros han estado celebrando este día del Santo Patrón con una fiesta. Hay un curioso documento del siglo XV que se refiere al "día en que los carpinteros queman la caña". Más tarde, se añadieron a esta costumbre adornos con prendas viejas, como un espantapájaros, y sobras de los talleres que también se lanzaban a las llamas.

   Después, se sumó un rostro humano destinado a burlarse de una personalidad conocida en el barrio. Así nació el 'ninot'. Pronto se convirtió en un elemento fundamental en la fiesta de las Fallas, que ya no se usaba por sí sola, sino que iba acompañada de toda una serie de figuras.