ALICANTE, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
El fiscal ha solicitado ocho años y medio de prisión para una mujer, que regentaba un herbolario, acusada de retener, controlar y someter a malos tratos a su marido con el fin de evitar que se operara de un tumor cerebral, que le fue diagnosticado en abril de 2008, y aplicarle un tratamiento de medicina alternativa, aunque los médicos recomendaron la intervención quirúrgica.
El hombre consiguió pedir ayuda y finalmente pudo ser intervenido, aunque murió en 2013 después de que se le hubiera reproducido el tumor. A la mujer se le acusa de los delitos de detención ilegal, por el que pide siete años de cárcel, y contra la integridad moral, por el que reclama un año y seis meses.
El juicio se ha celebrado este miércoles en la sección décima de la Audiencia Provincial de Alicante. Durante la vista, la procesada, que regentaba un herbolario, ha afirmado que "en ningún momento" convenció a su marido de que no fuera al hospital y tomara productos naturales, sino que fue decisión del hombre explorar la vía de la medicina alternativa porque tenía "miedo" a la operación y sus consecuencias, y ella le "apoyó".
No obstante, ha indicado que combinaba ambas. También ha aseverado que "en ningún momento" su esposo estuvo incomunicado, ya que recibía visitas cuando quería, ni retenido o coaccionado y ha achacado el que estuviera en un mal estado físico a las crisis epilépticas que sufría.
La mujer ha declarado que tenía una relación normal con su marido, con quien tuvo dos hijos, y se querían "bastante", aunque discutían como todos los matrimonios. Asimismo, ha señalado que la noche del 22 de febrero de 2008 discutió con él a consecuencia de una pastilla que le había dado su madre y que al día siguiente su suegra vino a casa con intención de llevárselo. La pareja vivía desde febrero de 2009 en un apartamento en San Juan (Alicante), propiedad de la madre del esposo. Cuando la suegra llegó a casa, acompañada por un familiar, la procesada ha declarado que al entrar a la habitación le dio una bofetada, por lo que llamó a la Policía.
El marido indicó a los agentes que se quería ir con su madre y la acusada ha dicho que deducía que lo dijo por la discusión del día anterior.
Por su parte, la madre del fallecido ha manifestado que no tenía relación con su nuera porque ella no la quería "ni ver". Al tiempo, ha asegurado que no le dejaban verle, que éste hacía "lo que su mujer le decía", y que no salía del piso y no se ponía al teléfono. Además, ha indicado que su nuera la llamó y le dijo que "no volvería a ver" a su hijo, por lo que fue al domicilio familiar. Allí encontró al hombre "muy mal", con un pañal y "sin poderse mover".
Después de llevárselo, fueron al médico a València días después, y finalmente lograron que fuera intervenido.
"PELIGRO DE MUERTE"
Por último, el médico que atendió al hombre ha indicado que llegaba en una mala situación y tenía "peligro de muerte" por la hipertensión craneal que padecía, por lo que le recomendó la intervención. Algo de lo que le tuvo que convencer, junto con su familia, porque el enfermo "no tenía capacidad de decisión" por las crisis epilépticas.
LE ALEJÓ DE SU FAMILIA
El fiscal, en sus conclusiones finales, ha destacado la influencia de la mujer, quien durante el desarrollo de la enfermedad, que degradó físicamente a su marido, no le permitió decidir sobre su tratamiento y le alejó de su familia.
La acusación particular ha modificado sus conclusiones iniciales descartando acusar a la procesada por homicidio y sólo le atribuye detención ilegal basándose en un informe policial que refleja que ella "se negaba a que su marido abandonara el domicilio".
La defensa, en cambio, ha hecho hincapié en que tras llevarse al hombre, la familia no lo llevó directamente a urgencias, sino que fue al médico días después. Sin embargo, al día siguiente fueron al notario para pedir un poder notarial para la madre y pusieron una demanda de divorcio. Asimismo, ha concluido que lo ocurrido con la Policía fue una discusión familiar, por lo que pide la absolución de su cliente y, en caso de sentencia condenatoria, que se tenga en cuenta la atenuante de dilaciones indebidas.
La acusada, en su derecho a la última palabra, ha lamentado el daño que se ha hecho a sus hijos, cuya custodia dieron al padre y tras su muerte a la abuela paterna, además de asegurar que siempre había estado al lado de su marido "en las buenas y en las malas, incondicionalmente".