VALÈNCIA, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
El gerente del departamento de salud de La Ribera, Javier Palau, ha afirmado este miércoles cuando la Conselleria de Sanidad asuma la gestión directa de este área el próximo 1 de abril encontrará "unos excelentes indicadores asistenciales" y "nada guardado en los cajones" y ha advertido de que esta reversión es "una decisión poco brillante" y "un paso atrás" que "hace perder 20 años de evolución sanitaria, pero que no es el fin del modelo Alzira".
Palau ha ofrecido este miércoles una rueda de prensa para hacer balance de la situación de este departamento de salud, que el próximo domingo pasará a ser gestionado de forma directa por la Conselleria de Sanidad tras una concesión durante 18 años a Ribera Salud que, ha afirmado, ha supuesto un ahorro de 50 millones anuales a la Generalitat.
Así, ha garantizado "sin duda" la colaboración de Ribera Salud en los días que quedan hasta la reversión, ya que como son profesionales "no tolerarán" que haya problemas el día 1 y ha asegurado además que tras la reversión propiciarán "una transición tranquila" pese a este último año "muy complicado" porque han tenido que soportar de la Conselleria "actitudes poco elegantes" con "desplantes, insultos, desprecios y calumnias".
Sin embargo, ha recalcado que Ribera Salud pasa este departamento a la Generalitat con "excelentes indicadores asistenciales, de calidad y de promoción de salud" y ha confiado en que cuando pase a la gestión pública se puedan mantener estos niveles.
Así, ha lamentado que Sanidad, ante la finalización del contrato, podía haber explorado otras opciones para aprovecharse de "las ventajas" y del éxito" que ha demostrado este modelo concesional durante estos casi 20 años como haber sacado otro concurso o remodelado el modelo ya que se está jugando la sostenibilidad del sistema.
Por contra, ha reprochado que el departamento que dirige Carmen Montón ha preferido volver a un modelo tradicional pese a que un alto cargo directivo de la conselleria, del que no ha dado el nombre, en una reunión oficial admitió que la reversión "les iba a suponer gastar un 30 por ciento más para obtener un 30 por ciento menos" pero que "debían seguir adelante porque era una decisión política y un pacto de gobierno".
Palau ha señalado que las relaciones con la Conselleria en este año "no han sido buenas". Así, ha relatado que Montón se negó en su primer año a hablar con el consejero delegado de Ribera Salud y ha declinado a asistir a todas las invitaciones del departamento. La hasta ahora directora de Alta Inspección Sanitaria y que será su sustituta, Isabel González, ni nadie de la cúpula directiva tampoco se ha puesto en contacto con ellos, lo que ha tildado de "extraño y poco elegante".
Además, han tenido que sufrir "insultos" como el subsecretario de la Conselleria de Sanidad, Ricardo Campos, que llamó "tropa" a los trabajadores o ser llamados 'nazis' por el asesor Carlos Mayordomo. Palau ha afirmado que tanto Campos como Mayordomo han sido "imputados" y ha barruntado que en los próximos días puede haber nuevas imputaciones por otras causas que no ha querido concretar.
Asimismo, ha considerado "un desprecio" a los 150.000 habitantes de La Ribera que le excluyeran de las reuniones de los gerentes del resto de departamentos o que les dejaran esperando en reuniones de los equipos de trabajo. "La relación con Sanidad no ha sido la más satisfactoria", ha constatado.
Palau ha echado en falta que Sanidad les presentará un proyecto de reversión con un cronograma de las acciones y unos responsables para saber a qué atenerse. "Unas normas de reversión no es un proyecto", ha aclarado.
COLABORACIÓN ABSOLUTA
Pese a ello, ha asegurado que Ribera Salud ha sido "leal" con la Administración y les ha facilitado no solo toda la "ingente información" que les reclamaban sino que incluso prepararon un "exhaustivo" informe que entregaron a Presidencia de la Generalitat y a Sanidad advirtiendo de qué podía pasar tras la reversión y que les ha sido "muy útil".
Uno de estos problemas, ha advertido, es el cambio del sistema informático de logística al programa Orion de la Conselleria, que debería haber comenzado a implantarse en septiembre, pero que no lo hizo hasta noviembre. Al llevar dos meses de retraso ha señalado que ayer seguían en pruebas y que no funcionaban. "No sé si tendrán algún plan de contingencia", ha apuntado.
Además, esta incertidumbre ha provocado la marcha de unos 70 profesionales lo que les ha complicado aún más la gestión de los recursos humanos. A ellos, se suman los más de 60 trabajadores que, según convenio, debería haber pasado ya a fijos y que por oposición de la conselleria no han consolidado sus puestos y que, ha puntado, serán "los primeros en crear una conflictividad laboral".