Un guardia civil de Paiporta experto en necroidentificaciones: "En estas semanas he visto lo mismo que en 15 años"

Varias personas realizan labores de limpieza, a 17 de noviembre de 2024, en Paiporta, Valencia
Varias personas realizan labores de limpieza, a 17 de noviembre de 2024, en Paiporta, Valencia - Eduardo Manzana - Europa Press
Actualizado: lunes, 18 noviembre 2024 19:06

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   Un médico forense asegura estar "conmovido por todo lo que estoy viendo y, a veces, es complicado de gestionar"

   VALÈNCIA, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -

   La Universidad Católica de Valencia ha puesto este lunes en valor el trabajo durante la DANA de profesionales "imprescindibles" y que están "cercanos al abismo existencial de la tragedia", como es el caso de los profesores de la institución Ángel Herrero, médico forense, y Ramón Blas, guardia civil especializado en la identificación de cadáveres, que han explicado su tarea en estos días.

   En concreto, Blas ha subrayado que en estas semanas ha visto "lo mismo que en 15 años" de trayectoria. Además, ha afirmado que muchos de los fallecidos eran de calles cercanas a su casa. Por ello, ha resultado "más complicado que nada que haya hecho antes", ha relatado. Por su parte, Herrero ha aseverado estar "conmovido" por "todo" lo que ha visto, al tiempo que ha calificado de "complicado" gestionar esta situación.

   Experto en necroidentificaciones y especialista en criminalística e investigación criminal, se da la circunstancia de que Ramón Blas se encontraba el 29 de octubre disfrutando de su último día de vacaciones y tiene, además, la residencia familiar en Paiporta, según ha informado la institución académica en un comunicado.

   De hecho, él estaba en València con su hijo mientras su mujer quedaba atrapada e incomunicada --aunque "sabía que estaba bien"-- en la localidad considerada 'zona cero' de la DANA que ha dejado provisionalmente un balance de 219 víctimas mortales.

   Por su parte, el docente del Grado en Criminología de la UCV y forense en el Instituto de Medicina Legal valenciano Ángel Herrero, en los días posteriores a la DANA, fue enviado a diversas localidades de la provincia de Valencia para ocuparse de las labores propias del levantamiento de cadáveres.

   "Llevo desde ese miércoles prácticamente sin parar", afirmaba una semana después de la tragedia este profesor de la UCV, que añadía que en su profesión están "acostumbrados a ver personas fallecidas por múltiples causas, desde accidentes de coche hasta homicidios, pero la tarea forense comprende más aspectos, desconocidos para la mayoría", ha detallado el especialista.

   Además, Herrero ha insistido en que "en este tiempo", se ha dedicado "casi en exclusiva" a las labores subsecuentes a esta catástrofe. Igualmente, ha apuntado que la "magnitud" y el "contexto social y humano" que acompañan a la DANA hacen que el trabajo sea "mucho más difícil mentalmente" porque el impacto que provocan es "muy superior" al habitual.

   "Estoy conmovido por todo lo que estoy viendo y, a veces, es complicado de gestionar", ha explicado Herrero, al respecto de las tareas que ha realizado tras el pasado 29 de octubre.

   Por su parte, Ramón Blas trabaja en estos momentos en un laboratorio de la Comandancia de Valencia de la Unión Orgánica de Policía Judicial. Desde el inicio de la catástrofe, Blas fue asignado al equipo de identificación de cadáveres, una "ardua" labor que el docente y sus compañeros están realizando con apoyo de otros guardias civiles de Madrid.

   El martes 29 de octubre, cuando estalló la riada, era su último día de vacaciones y tanto él como su hijo se hallaban en València, por lo que no pudieron volver a casa. El metro en el que se desplazaban tuvo que detenerse y cambiar el sentido de su marcha, de nuevo con destino a la capital del Turia.

   Mientras, su mujer estaba atrapada e incomunicada en la residencia familiar de Paiporta. Dos días sin luz, sin agua, sin gas, sin teléfono. "Sabía que estaba bien, por otras personas, así que a las siete de la mañana del miércoles --30 de octubre-- me incorporé al operativo en València", ha especificado. Desde ese momento, trabajó "trece o catorce horas" diarias durante doce jornadas seguidas.

   "Normalmente, hago necroidentificación mediante regeneración de huellas dactilares, una o dos veces al mes. Pues bien, llevo más de tres décadas en la especialidad, y en estas semanas he visto lo mismo que en quince años. Además, muchos de los fallecidos eran de calles cercanas a mi casa. En ese sentido, es más complicado que nada que haya hecho antes", ha relatado el profesor.

   Al tratarse de una labor "muy técnica", el trabajo absorbe toda la atención de Blas y le permite "no pensar mucho" en otras cosas: "Me preocupa que los afectados tengan identificado a su familiar, que pudieran enterrarlo y hacer el luto lo antes posible. Tuve un día libre y fui a Paiporta a ver a mi mujer, interesarme por los vecinos y ayudar en lo que pudiera", ha indicado.

VOLVER A SU CALLE

   En esta línea, Blas ha apuntado que "llevaba no sé cuántos días metido en el laboratorio", en el sótano de Comandancia, así que fue "bastante duro" volver allí, a su calle, a ver 'in situ' lo que había sucedido. "Es verdad que en mi profesión estamos acostumbramos al dolor y a vivir con ello, pero estoy todavía asimilando un poco todo", ha destacado.

   Las dificultades emocionales que implican tantas horas de trabajo en el entorno de una catástrofe cercana se suman a la problemática técnica que implica la labor realizada por Blas: "Lo habitual es poder dedicar más tiempo al proceso de identificación y ahora vamos a tope".