ALICANTE, 19 May. (EUROPA PRESS) -
La Guardia Civil investiga a una mujer de 26 años por la muerte de su caballo por inanición en la localidad alicantina de Xixona. Los agentes tuvieron conocimiento de que los vecinos trataron de socorrer al animal, trasladando su situación a la Fundación Raúl Mérida, que no pudo hacer nada al oponerse la dueña del equino.
A la mujer se le atribuye un delito de maltrato animal con resultado de muerte, tanto por el caballo como por un perro, que se habría escapado de la finca y había sido atropellado en una carretera cercana. La mujer se llevó el cuerpo a su terreno para enterrarlo aunque no llegó a hacerlos. Los agentes le han abierto expediente por 10 sanciones administrativas relacionadas con los hechos.
Según ha informado el instituto armado en un comunicado, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil iniciaron la investigación por los fuertes olores que emanaban de una finca. Allí, observaron desde uno de los puntos del vallado lo que parecía un caballo, que se encontraba inmóvil en el suelo, y aparentemente muerto.
Tras tomar declaración a diversos vecinos del lugar, consiguieron averiguar la identidad de la dueña y responsable del animal. Al entrar en la finca, pudieron observar que el caballo, que estaba muerto, tenía "evidentes signos de falta de higiene y alimentación", por lo que los agentes deciden levantar acta, tras ser certificado por la Técnico Veterinaria de la Oficina Comarcal Agraria la falta presumible de cuidados del animal y su posterior muerte, que se podría haber producido unos cinco días antes.
A pesar de que la dueña insistía en sus declaraciones que acudía diariamente a proporcionar comida y cuidado al animal, las "señales evidentes" de "dejadez" de la finca y la "extrema delgadez" del animal, así como las declaraciones de los vecinos, apuntan a que el equino "habría muerto de inanición".
Durante la inspección, los agentes descubrieron el cuerpo sin vida de un perro, de la raza Doberman, que al parecer habría escapado de la finca y había sido atropellado en una carretera cercana. El atropello, que se había producido un día antes, fue comunicado por agentes de la Policía Local a la dueña, que trasladó el cuerpo a la finca para enterrarlo, sin llegar a hacerlo.
Según refleja la investigación, la mujer había contratado el alquiler de una máquina excavadora para enterrar el cuerpo del caballo, cuando la ley actual exige la incineración del cadáver, por lo cual el equipo del Seprona tuvo que realizar gestiones para la retirada del equino por una empresa autorizada.
Los vecinos trataron de socorrer al animal, poniéndolo en conocimiento de la Fundación Raúl Mérida, que no pudo hacer nada al oponerse la dueña.