Los macrofestivales y la "sanferminización" de la música, a debate en la UV

Archivo - Nando Cruz
Archivo - Nando Cruz - UV - Archivo
Publicado: martes, 22 octubre 2024 11:22

VALÈNCIA 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Observatori Cultural de la Universitat de València (UV) presentará este jueves 24 la conferencia 'Macrofestivales y alternativas a la sanferminización de la música', a cargo del periodista musical Nando Cruz. Será en la Sala Palmireno de la Facultat de Geografia i Història (18 horas) con entrada libre previa inscripción.

"Pretendo explicar qué implica el crecimiento desmedido de festivales de las últimas dos décadas en España; no solo en número, sino también en tamaño, y cómo en cinco años la organización de estos macroeventos ha sido engullida por fondos inversores extranjeros", explica el autor de 'Macrofestivales. El agujero negro de la música', que reflexionará sobre lo que ha acuñado como "la sanferminización de la música".

Aunque los festivales de música, grandes o pequeños, forman parte de la cultura, en muchos casos, afirma el ponente, "responden a intereses económicos y son utilizados como herramienta para atraer el turismo" en detrimento de otros proyectos culturales más modestos y de proximidad.

Es un aspecto que critica porque, según expone, "lo positivo de los festivales ya está más que dicho a través de los medios de comunicación": "Si no existieran estos eventos, no podríamos disfrutar de la música en directo de determinados artistas", mientras que "las sombras" (lo que no se visibiliza) son todo aquello que implica este modelo de organización.

A su juicio, existe un "agujero negro" en el mundo de la música que arranca en las grandes inversiones económicas realizadas por fondos privados extranjeros, pero también públicos, con el fin de obtener un beneficio lucrativo y turístico.

Y es aquí donde el periodista se muestra más crítico: "Para que esto ocurra, lo público tiene que negar apoyos a otro tipo de producciones de base, más modestas, más cercanas".

"DESERTIZACIÓN CULTURAL"

Lo enlaza con una segunda "sombra": la "desertización cultural", un fenómeno que describe como consecuencia inmediata derivada de la gestión de grandes festivales. Según apunta, las cláusulas de los contratos que tienen que firmar los pequeños y medianos grupos son abusivas y extremadamente restrictivas porque "implican que no puedan tocar en otros espacios, cuando son ellos quienes garantizan que la vida cultural de una ciudad vaya más allá de tres días en verano" y, en paralelo, "impiden que las salas dispongan de programaciones dignas".

Respecto a las condiciones de trabajo, tanto del personal artístico como de montaje o producción, el autor habla de la precarización laboral que provoca la "estructura piramidal" del modelo. Una estructura que cuestiona y que se mantiene incluso en espacios que "se venden" como contraculturales.

"La diferencia entre los sueldos de los músicos que son cabeza de cartel y los que tocan a las seis de la tarde es abismal. Los primeros pueden cobrar un millón y medio de euros y los segundos, seis euros a la hora", asevera, y añade que lo mismo ocurriría con el trabajo de montadores y técnicos, "a quienes podemos llegar a ver dormir en colchones podridos si nos asomamos a las redes".

Así pues, sostiene, no es una cuestión de géneros musicales, sino de "continente": "Puede estar sonando reguetón, trash metal, indie, folk* no es el contenido lo preocupante porque, al final, el festival sí resulta ser un punto de encuentro para la música, lo que preocupa es el recinto y las condiciones que este impone para que la macrofiesta tenga lugar".

MALTRATO AL PÚBLICO

A todo ello, el periodista suma el "maltrato al público" que se produce en ocasiones, como los precios elevados tanto de los abonos como de los productos básicos a la venta en el interior, a los que la audiencia se ve obligada a consumir al estar prohibida la entrada de comida o bebida de fuera.

Un ejemplo de esta práctica fue Woodstock 99, que acabó plagado de disturbios y vandalismo en contraposición a su original, cuando en 1969 se celebró la paz y la música para plantarle cara a la guerra y al capitalismo que la alimentaba.

A pesar de este panorama, Nando Cruz sí ve "la luz al final del túnel" y apuesta por otros modelos de organización saludables, sostenibles y respetuosos con la economía, el entorno y las personas.

Estos planteamientos serán parte del contenido del próximo libro del periodista, donde rescata, entre otros eventos, l'Aplec dels Ports de Castelló, una fiesta juvenil anterior al famosísimo FIB que se inició en los años 70 para recuperar una danza tradicional prohibida por el franquismo y que, en la actualidad, se gestiona entre diez municipios de manera rotativa facilitando las sinergias, la participación de jóvenes locales y haciendo frente, a su vez, a la despoblación de la zona.

El valor añadido de una iniciativa como l'Aplec dels Ports es su capacidad de recuperación y puesta en valor de patrimonio etnográfico, dinamización cultural, relevo generacional y motor económico rural. "Un mérito que los grandes festivales internacionales no pueden tener jamás por el mero hecho de gestarse con otros objetivos evidentes", señala.

Nando Cruz (Barcelona, 1968) es periodista musical desde finales de los años 80. Ha colaborado en revistas musicales, prensa generalista, programas de televisión y emisoras de radio. En los últimos años ha visibilizado realidades musicales marginadas por la cultura oficial desde la serie de reportajes 'Otros Escenarios Posibles' publicada en El Periódico de Catalunya y el programa de radio '10.000 Fogueres' que emite Betevé.

En la charla de este jueves será presentado por el responsable del Observatori Cultural de la UV, Raúl Abeledo, en una actividad de libre acceso previa inscripción en 'www.uv.es/observatoricultural'.

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