Este proyecto nace de la experiencia personal de la periodista valenciana y profesora de yoga, María de Quesada
VALNCIA, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
"¡Hola!, soy María y cuando tenía quince años intenté suicidarme". Así comienza la historia de 'La niña amarilla', un libro que narra la experiencia personal de la periodista valenciana y profesora de yoga, María de Quesada. Y más, porque este proyecto busca sumar muchos otros relatos suicidas contados desde el amor.
"Después de mucho tiempo, y como parte de mi proceso personal, he decidido contar mi experiencia. 'La niña amarilla' relata, desde el amor, la existencia de los pensamientos suicidas, y mi historia es solo una más", explica su autora, María de Quesada.
El libro buscar dar "visibilidad a un pensamiento tabú que, lamentablemente, es una realidad". Pone nombre a emociones eliminadas por las propias personas que lo han sentido alguna vez, y por el entorno: miedos, frustraciones, desilusiones, ansiedades, gritos de atención hacia una causa conocida o desconocida, consciente o inconsciente que nos lleva a querer abandonar (nos). "Que nos conduce a no querer existir para no tener que sentir", confiesa De Quesada.
La autora quiere cruzar al otro lado del miedo y contar aquellas historias de otros niños y niñas amarillas. Para poder llegar a todas estas personas, se ha creado la página web www.laninaamarilla.com, a través de la cual pueden relatar su experiencia así como ponerse en contacto con la escritora.
La recepción de los relatos finaliza el 31 de julio y, una vez el libro esté editado, la recaudación será íntegra para una fundación que ayuda a adolescentes con depresión.
María de Quesada estudió periodismo. Actualmente crea contenidos, gestiona redes sociales y es profesora de yoga, disciplina en la que se formó aprovechando un viaje a EE.UU en 2017.
"El primer día, cuando nos presentamos al grupo, un compañero compartió que a los dieciséis años había intentado suicidarse y cómo el yoga y la meditación le habían ayudado a gestionar sus emociones", recuerda María de Quesada.
En ese momento, supo que tenía que compartir su historia "y, a lo mejor, conseguir que otras personas también pudieran contar la suya". "Sin vergüenza, sin miedo ni culpa; con aceptación y compasión. Transformando una experiencia traumática en amor y más amor", concluye.