VALÈNCIA, 25 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública ha administrado ya 4.765 dosis de la vacuna para la prevención del herpes zóster en población adulta con condiciones de riesgo. Por provincias un total de 2.571 dosis se han administrado en Valencia, 1.828 en Alicante y las 366 restantes en Castellón.
De esta forma, la Comunitat Valenciana, una de las primeras autonomías en comenzar a administrar esta vacuna después de que la Comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad acordara en septiembre del año pasado el reparto autonómico, ha administrado en nueve meses más del 11 por ciento del total de dosis recibidas (42.520).
Esta vacuna está especialmente indicada para población adulta con condiciones de riesgo: personas sometidas a un trasplante de progenitores hematopoyéticos; trasplante de órgano sólido; tratamiento con fármacos anti-JAK (medicamentos de última generación contra la artritis); VIH; hemopatías malignas (cáncer en la sangre) y tumores sólidos en tratamiento con quimioterapia.
En esta tipología de paciente la probabilidad de desarrollar una infección por virus herpes zóster de progresión grave o con complicaciones es mayor que en la población general. Por este motivo, los servicios hospitalarios que los atienden los están derivando a Medicina Preventiva, donde se les ofrece la posibilidad de vacunarse contra el herpes zóster. La pauta vacunal son dos dosis separadas entre dos y seis meses.
Por grupos de riesgo, la mayoría de las dosis se ha inoculado a personas receptoras de una donación de órgano (1.067), seguidas de pacientes que reciben quimioterapia (821), que están en tratamiento con fármacos anti-JAK (815), son personas portadoras del VIH (655), han recibido un trasplante de progenitores hematopoyéticos para tratar un tumor maligno (651) o sufren hemopatías malignas (540), entre otros.
Una vez alcanzada una buena cobertura en estos grupos de riesgo, la vacunación se ampliará a otros colectivos, como personas mayores sin otros factores de riesgo. El herpes zóster es una enfermedad muy prevalente y se estima que seguirá creciendo por el envejecimiento de la población y el aumento de personas inmunodeprimidas. En este sentido, su incidencia es mayor a partir de los 50 años y en mujeres, y aumenta con la edad y en presencia de inmunodepresión y ciertas condiciones de riesgo.
De hecho, más del 95% de la población mayor de 60 años ha pasado la varicela en la infancia y, aunque se haya curado, mantiene todavía el virus de la varicela-zóster acantonado en las raíces nerviosas. En condiciones normales, las defensas inmunitarias mantienen bloqueado el crecimiento del virus, pero en personas más mayores o que están tomando fármacos inmunosupresores, el virus se puede reactivar y desencadenar el herpes zóster.
La infección se manifiesta inicialmente con picazón y dolor, y posteriormente causa una erupción vesicular. En más de la mitad de los casos, puede provocar dolor durante más de tres meses. En los casos graves, el dolor puede persistir más tiempo y llegar a ser incapacitante.
La vacuna tiene una alta eficacia preventiva, cercana al 90%, incluso en personas más inmunodeprimidas, y la duración de la inmunidad podría mantenerse durante al menos una década. La mayoría de efectos adversos son leves, tanto a nivel local (dolor y enrojecimiento en el punto de la inyección) como general (fatiga y cefalea).