VALENCIA 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Societat Valenciana d'Ornitologia (SVO) ha advertido de "los efectos perjudiciales" y "las fatales consecuencias" que, para la fauna y la flora del Mediterráneo, podrían tener las prospecciones petrolíferas que se pretenden llevar a cabo en el Golfo de Valencia.
La SVO, en un comunicado, ha expresado su oposición a las prospecciones petrolíferas que pretende llevar a cabo la compañía Capricorn Limited (CSL), filial española de la petrolera Cairn Energy.
Ha explicado que de las diferentes zonas propuestas inicialmente para la extracción de petróleo, la compañía renunció voluntariamente a la zona A --la más próxima a la costa valenciana--, y declaró áreas prospectivas "de mayor interés" los bloques B, G, AM1 y AM2. Al respecto, ha indicado que estas zonas tienen como puntos más cercanos las Islas Columbretes y las costas de Denia e Ibiza.
La entidad ha destacado que la zona del estudio coincide con el corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo Occidental y está a "escasos" kilómetros de las islas Columbretes, ambas zonas de alto valor ecológico y declaradas como Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo, por el Convenio de Barcelona, vital para la supervivencia de varias poblaciones de cetáceos como el delfín mular, el delfín común, el delfín listado, el calderón común, el calderón gris, el cachalote y el rorcual común, éste último en peligro de extinción.
Asimismo, ha señalado que La zona donde se realizarían las prospecciones constituye un área de "elevada relevancia ecológica" para las aves marinas que crían o invernan en el archipiélago balear y en las costas orientales de la península ibérica, así como las que utilizan este espacio durante sus movimientos migratorios.
EVALUACIONES GLOBALES
La SVO considera que debería realizarse una evaluación de impacto ambiental estratégica y global en su conjunto, y no evaluaciones ambientales de proyectos separados, tal y como se está haciendo ahora, puesto que "es una estrategia por parte del promotor para tratar de mostrar el riesgo y el impacto de las actuaciones de una forma mucho menor a los reales", ha manifestado.
Según la asociación, "un vertido de petróleo o una marea negra producidos por un accidente o práctica inadecuada, perjudicaría a todo el ecosistema catastróficamente, así como a las costas", con unos efectos que "podrían llegar a ser muy persistentes en el tiempo debido a que el Mediterráneo es un mar prácticamente cerrado".
A juicio de la entidad, "una explotación petrolífera, con pozos en el mar y otras infraestructuras petrolíferas, así como un tránsito continuo de barcos cargados de petróleo, es un riesgo muy elevado que no es compatible con la preservación de estas zonas de especial interés ecológico".
La Societat d'Ornitologia ha explicado que, la primera fase, la denominada "campaña sísmica", permitiría levantar un mapa geológico en 3D del fondo marino del Golfo de Valencia y Baleares, con el objetivo de identificar posibles yacimientos de petróleo y, posteriormente, proceder a su explotación.
Durante esta fase, "un barco arrastraría una serie de cables de ocho kilómetros de longitud, emitiendo explosiones acústicas", ha manifestado. En este sentido, ha comentado que los métodos sísmicos de prospección se realizarán mediante cañones de aire comprimido 'air-guns', capaces de generar ondas sonoras que definen la estructura del suelo y subsuelo marinos.
NIVELES DE INTENSIDAD "INTOLERABLES"
Al respecto, ha indicado que estas ondas tienen unos niveles de intensidad "intolerables" para la fauna marina y pueden ocasionar varamientos de cetáceos. Como consecuencia de esta fase inicial, considera que "la contaminación acústica podría producir graves daños en órganos auditivos o en otros tejidos, provocando dolor extremo, hemorragias internas e incluso la muerte".
"En el mejor de los casos, los cetáceos tendrían que realizar un cambio de rutas migratorias para evitar la cercanía de los barcos de prospección", ha lamentado. Además, ha advertido de que podría producirse "una muerte masiva, como la ocurrida en 2012 en las costas de Perú, donde miles de delfines vararon coincidiendo con simples sondeos para la exploración de petróleo".