VALÈNCIA, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
La periodista Miriam Ruiz Salmerón, superviviente de violencia vicaria, ha pedido este lunes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, "empatía" a los jueces cuando un niño no quiere ver a su padre y que su voluntad sea escuchada porque "cada decisión que tomen puede ser crucial para salvar vidas".
Así se ha pronunciado Ruiz Salmerón en el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia (ICAV), donde ha compartido su historia con motivo del día contra la violencia de género. El ICAV ha explicado que ha aumentado el número de mujeres atendidas como víctimas de violencia de género por el Turno de Oficio, que ha atendido a un total de 4.188 víctimas de violencia de género durante 2024.
"Mi madre se separó de su agresor cuando yo tenía solo cinco meses para evitar que yo creciera en un ambiente de violencia, la cual sufrió estando embarazada incluso dos veces, una de ellas resultando en aborto. En ese momento, ella desconocía que lo que los poderes públicos, instituciones y operadores de la justicia le tenían preparado era incluso peor", ha contado.
Su progenitor, el agresor que fue condenado a prisión, tenía visitas con Ruiz Salmerón que "no estaban reguladas" y "él las disfrutaba con libertad y flexibilidad según su horario laboral". Así, ha expuesto que "hasta en tres ocasiones" volvió con traumatismos faciales por haberse caído, "muestra de haber estado desatendida".
"Ese rechazo y miedo innatos que sentía jamás fueron motivos suficientes para que él no estuviera en mi vida. Tampoco lo fue su condena firme por un maltrato habitual hacia mi madre de un año y nueve meses de prisión. No fue hasta que cumplí los seis años que dichas visitas empezaron a ocurrir en los puntos de encuentro, al principio tuteladas por el equipo psicosocial en el centro, después fuera del mismo. En los fines de semana se me obligaba a pernoctar en casa del maltratador", ha denunciado.
Sobre el equipo psicosocial, ha afeado que se sentía "desamparada" Y "engañada" porque "había dos realidades distintas": "La primera, en la que las trabajadoras me decían lo risueño que parecía mi padre y lo bien que nos lo íbamos a pasar. Y la de verdad, en la que yo aguantaba horas con un desconocido que nunca tenía una muestra de afecto hacia mí".
"EL ARMA MÁS PODEROSA"
Ruiz Salmerón ha afirmado que su padre no la quería ver por su amor, sino para usarla "como arma, la más poderosa para seguir hiriendo y controlando a mi madre". "Su única misión era, mediante denuncia a denuncia por incumplimiento de visitas, que mi madre fuera condenada por desobediencia".
Bajo la premisa de esta desobediencia, "una jueza le dio la custodia al maltratador cuando la menor tenía nueve años y "comenzó una de las peores etapas" de su vida. Pasó a convivir con él, su pareja, así como los dos hijos y una tía de esta mujer. Su progenitor le requisó el teléfono y solo "de vez en cuando" la niña podía hablar con su madre "durante unos minutos", con él presente. Tampoco la dejaba ver a amigos fuera de la escuela. "Era como estar en una cárcel", ha recordado.
REGRESO CON SU MADRE"
"Lo que me mantenía viva allí era la esperanza de que pronto iba a volver a vivir con mi madre, pero no ocurrió hasta casi dos años después. Cuando le retiraron la custodia, mi madre acudió a los medios de comunicación para pedir justicia. El caso se volvió muy mediático porque la gente no podía entender que un juez le quitara su hija a una madre para entregársela a un maltrator y posiblemente este revuelo social fuera una de las causas de mayor peso para que mi madre no tuviese la custodia", ha explicado.
Ya viviendo otra vez con su madre, a los once años, empezó a negarse a acudir a las visitas con su padre pero los trabajadores trataban de convencerla de que fuera con él. "Intentaban manipularme para hacerme cambiar de opinión", ha criticado. Recuerda escribir cartas a jueces "pidiéndoles que por favor me dejaran ser libre". "Nunca me escucharon", ha agregado.
La menor "suplicaba" a su madre que no la llevase al punto de encuentro y llegó a decir que se iba a suicidar. Las denuncias del progenitoe por incumplimiento del régimen de visita se fueron acumulando. "Mi madre fue detenida por primera vez delante de mí cuando yo tenía 12 años", ha explicado.
El Gobierno le ha concedido indultos parciales en tres de sus condenas de prisión. A los 15 años, una jueza finalmente la escuchó y concluyó de manera oficial el cese del régimen de visitas.
Con la cuarta y última condena a su madre, el indulto le fue denegado, y entró en la cárcel con 58 años. Miriam Ruiz Salmerón escribió un texto entonces que ha leído en voz alta: "La persona que se propuso arruinar la vida de mi madre hace más de 20 años, y con la que comparto apellido, ha conseguido separarnos. Me ha arrebatado el pilar de mi vida, a mi protectora, la mujer que me trajo al mundo y que desde ese día no ha parado de luchar por mi felicidad ni un solo instante".
"Pido justicia y medidas urgentes para devolver a mi madre a mi lado", ha señalado Ruiz Salmerón, antes de criticar "los representantes del Gobierno y jueces implicados han permitido". "La Ministra de Igualdad dijo públicamente 'hemos fallado' en cuanto a la no concesión del indulto a mi madre, pero nadie ha puesto solución ni corregido dicho fallo".
NECESARIA FORMACIÓN CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
La superviviente considera que "las estrategias actuales de prevención, intervención y apoyo no están siendo lo suficientemente efectivas para preservar la infancia de los menores afectados" y ha reivindicado una "necesaria una formación en perspectiva de género e infancia de todos los agentes sociales y operadores jurídicos".
Ruiz Salmerón ha subrayado que desde 2004 los jueces pueden parar las comunicaciones de maltratadores condenados y sus hijos, pero existe "una ideología patriarcal arraigada en nuestras instituciones y en muchos ámbitos de la sociedad que continúa influyendo en la interpretación y aplicación de la ley".
A su juicio, "el síndrome de alineación parental es un claro ejemplo de cómo las teorías sin base científica pueden ser utilizadas para denunciar las denuncias de maltrato". "Este tipo de prácticas debe ser eliminado de manera definitiva, ya que sólo contribuyen a defectuar la protección judicial de los menores", ha agregado.
La supervivienda ha alzado la voz en nombre de los 63 niños y niñas a quienes sus progenitores arrebataron "el derecho a la vida": "Mi lucha es por ellos, por su memoria y por un futuro en el que ningún niño más sea privado de su derecho a vivir, a crecer y a ser escuchado (...) La violencia vicaria no siempre es reconocida y los menores en su dolor y vulnerabilidad quedan atrapados dentro de un sistema que no siempre responde a sus necesidades"
"Siguiendo el principio de lo que no se nombra no existe, debemos nombrar la violencia vicaria, visibilizarla y actuar de manera decidida para erradicarla. Solo de esta manera podremos garantizar que de una vez por todas los menores afectados por violencia de género reciban la protección que merecen. Lo que quiero transmitirles es la urgencia de considerar sus derechos en su totalidad, de visibilizar el daño irreparable que sufren y de recordar que cada decisión que tomen puede ser crucial para salvar vidas", ha remarcado.