ALICANTE 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
La sección séptima de la Audiencia de Alicante ha suspendido el juicio previsto para este miércoles contra un veterinario, un agente del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, los dueños de una pajarería y otras tres personas acusados de traficar con monos de especies amenazadas. La suspensión se ha adoptado al no comparecer los dos propietarios de la tienda, según han confirmado fuentes judiciales.
A los acusados se les imputan varios delitos contra la fauna y flora, encubrimiento y violación de secretos, por lo que provisionalmente la Fiscalía pide para ellos en su escrito de calificación penas que oscilan entre los ocho meses y los dos años de prisión.
Las fuentes consultadas han indicado que estos dos investigados no han sido localizados, por lo que se tiene que declarar su situación de rebeldía y determinar su situación procesal, ya que su abogado ha renunciado a la defensa. Las defensas van a pedir la prescripción de la causa, una medida que el fiscal estudiará, para que la sala resuelva.
Así, han explicado que la causa estuvo paralizada durante cinco años, desde 2011 hasta 2016, y que ahora se debe dirimir si esa paralización afecta o no a la prescripción. Se trata del tiempo que pasó desde que el juzgado de lo Penal envió la causa a la Audiencia Provincial y desde que esta dictó el auto en el que se han admitido las pruebas.
HECHOS
Los hechos, según el escrito fiscal, comenzaron en 2005 cuando los dos propietarios de una tienda de animales de la pedanía ilicitana de Torrellano vendieron al menos 10 ejemplares de Talapoin, una especie de mono amenazada que les suministraba, sin la documentación correspondiente, un importador guineano.
Para el tráfico de los animales, los dueños de la pajarería recibían apoyo de un veterinario de Murcia, también acusado, que supuestamente se encargaba de tratar a los ejemplares enfermos y de eliminar los cuerpos de los que fallecían.
Durante la investigación, según el fiscal, un guardia civil del Seprona, amigo del dueño de la pajarería, le avisó telefónicamente de la próxima entrada y registro de la benemérita en su establecimiento en busca de los primates. Por otra parte, los otros tres acusados, compraron o guardaron al menos 25 monos del importador guineano.