MADRID, 1 Nov. (EDIZIONES) -
La muerte le deja a uno sin palabras. Y para aquellos que se han ganado la vida con ellas, delante y detrás de las cámaras, es un auténtico martirio el saber que no podrán comunicarse nunca más. Es por eso que varios de ellos dejan en su epitafio un último gran mensaje que defina a la perfección lo que han sido sus vidas.
Los hay graciosos, los hay poéticos, los hay sencillos, los hay muy elaborados. Los hay incluso falsos, como el famoso, pero incierto, 'Perdonen que no me levante' que presuntamente preside la tumba de Groucho Marx o el que él mismo le dedicó a su suegra (RIP, RIP, ¡Hurra!). Todos y cada uno de los cenotafios que cubren sus cuerpos inertes tienen una inscripción que, más allá de darles voz desde el más allá, hacen que su memoria siga muy viva.
En esta lista están aquellas tumbas cuyos célebres inquilinos quisieron adornar con una postrera frase para que quienes les visitaran se secaran las lágrimas, pero no necesariamente por la pena.
1- BILLY WILDER
El mítico director y guionista no podía, ni para sus palabras últimas, dejar de lado la ironía con la que se caracterizaban sus diálogos. Ni dejar de hacer referencia al más famoso de ellos. "Soy escritor, pero claro, nadie es perfecto", dice su epitafio, donde usa el sarcasmo más preclaro a modo de autoparodia y con el cierre de Con faldas y a lo loco, para más inri.
2- JACK LEMMON
Y de Billy Wilder, a su actor fetiche. Jack Lemmon hizo gala de su saber estar y su capacidad tanto para la comedia como para el drama (El apartamento y Días de vino y rosas así lo atestiguan) definiéndose como actor de la forma más simple: "Jack Lemmon en..." reza su epitafio en el mejor The End posible. Y una curiosidad para los amantes del intérprete: su mejor partenaire, Walter Matthau está enterrado muy cerca de él.
3- BETTE DAVIS
La actriz con la mirada más pura era además une mujer que había labrado su propio camino. Y tremendamente orgullosa que estaba de todo el trote y de cada caída. Por ello, para su sepelio decidió echar mano de su gran amigo Joseph Mankiewicz, director de Eva al desnudo. Él dijo de Davis: "She did it the hard way" (Lo hizo a su difícil manera). Y, ella, que se lo tomó como un piropo, se lo apropió para siempre.
4- LESLIE NIELSEN
Una de las mentes mejor dotadas para la comedia que ha dado el cine no podía despedirse sin hacer un juego de palabras que dejara a todos la sonrisa tonta en la boca. Y es que Leslie se empapó del humor absurdo de sus personajes (o viceversa) e hizo que le escribieran "Let 'er rip" (de complicada traducción, pero que se suele tomar como un permiso para comenzar algo), y que, a su vez, viene a ser un juego de palabras en inglés entre el RIP de los fallecidos y el 'rip a fart' que significa 'tirarse un pedo'. Clásico de Leslie.
5- JOHN WAYNE
Tras su muerte el 11 de junio de 1979, la tumba del héroe americano por excelencia estuvo casi 20 años sin epitafio, a pesar de su deseo de que apareciera, como comentó su hijo, 'Feo, Fuerte y Formal' (Ugly, Strong and Dignified en el orginal). Sin embargo, finalmente se decidió inscribir una famosa cita del actor en una entrevista que concedió en 1971 a Playboy. En ella, y en su sepulcro, dice: "El mañana es lo más importante en la vida. Entra muy limpio en nosotros a la medianoche. Es perfecto cuando llega y se pone en nuestras manos. Y espera que hayamos aprendido algo del ayer".
6- MEL BLANC
¿Qué hay de nuevo, viejo? El hombre de las mil voces. Muy poco conocido en los países no angloparlantes, Mel Blanc era toda una institución entre el doblaje. Los Looney Tunes se lo deben todo: Bugs Bunny, el Pato Lucas, Piolín y Silvestre o el Gallo Claudio, entre otros muchos. Y, sí, el Puerco Porky, cuyo "Eso es tó, eso es tó, eso es todo, amigos" (That's all, folks) es la inscripción reconocible que preside su sepelio.
7- FRANK SINATRA
Y del hombre de las mil voces, a La Voz. Frank Sinatra no podía marcharse sin dejar algún lema vital para aquellos incondicionales que se acerquen a rendirle tributo. Un escueto pero certero "The Best is yet to come" (Lo mejor aún está por llegar) es lo que se puede leer en su tumba. Tal vez se refería a su aura de leyenda, a sus canciones repetidas continuamente o, quizá, a la cantidad de dinero que sigue haciendo incluso después de muerto.
8- DEAN MARTIN
Y de un miembro del Rat Pack saltamos al otro adalid de aquella banda de pillos. Dean Martin era un canalla prototípico, pero con una particularidad: guardaba para sí todos los sentimientos de la bohemia sin dejar que estos perturbaran su imagen pública. Por ello, para su epitafio, se decidió por el título de unas de sus más célebres canciones: "Everybody loves somebody sometime" (Todo el mundo ama a alguien alguna vez). Quizá su propio Rosebud.
9- RODNEY DANGERFIELD
Inmensamente célebre en EE.UU., Rodney Dangerfield fue uno de los comediantes y actores que más y mejor aprovechó sus momentos de gloria en la televisión norteamericana de shows centrados en una única persona. De grandes ojos saltones, en España se le pudo ver en Little Nicky (hizo de Satán) o en Asesinos natos. Su epitafio da muestra de su verbo incorregible: There goes the neighborhood es una expresión inglesa que hace alusión a que, cuando alguien nuevo llega, el pueblo se pone nervioso. Una forma de que el cielo clame 'éramos pocos y parió la abuela' cuando falleció Rodney.
10- MERV GRIFFIN
Polifacético como pocos, este presentador, músico, actor y empresario televisivo fue un auténtico pionero. Creador del formato 'La ruleta de la suerte', así como del celebérrimo programa de preguntas y respuestas estadounidense Jeopardy!, Merv Griffin era como el Jimmy Fallon o el Jimmy Kimmel de su época. Antes de perder la batalla contra el cáncer en 2007, eligió para cerrar su vida un natural pero simpático "No estaré de vuelta tras leer este mensaje". Y hasta ahora ha cumplido.