Las 10 películas preferidas de Scorsese
Las 10 películas preferidas de Scorsese - REUTERS
Actualizado: miércoles, 14 junio 2017 10:40

MADRID, 11 Jun. (EDIZIONES) -

Sin duda alguna, Martin Scorsese es uno de los directores más reconocidos de la historia del cine. Desde Malas calles hasta la más reciente Silencio, pasando por Taxi Driver, Uno de los nuestros, Casino o El lobo de Wall Street, el cineasta neoyorquino posee bagaje más que suficiente para elaborar su propia lista de las mejores películas que jamás haya visto.

Invitado a elaborar este privilegiado ranking, Scorsese citó grandes clásicos como Paisà (Camarada) de Roberto Rosselli (1946), The River de Jean Renoir (1951) o Fellini, ocho y medio de Federico Fellini (1963). Una evidente -y echando un vistazo a su filmografía, predecible- cadencia por las películas italianas, y alguna que otra sorpresa, ofrecen una pequeña muestra de las cintas que han influido en su trabajo a lo largo de los años.

En un artículo publicado por The Criterion Collection, Scorsese elabora la lista de sus diez largometrajes favoritos. Un texto en el que el legendario cineasta estadounidense además argumenta qué fue lo que le conquistó de esta decena de clásicos inolvidables.

EL GATOPARDO (1963)

Luchino Visconti dirigió a Burt Lancaster en el papel de Fabrizio Corbera, uno de los más recordados de su carrera. Para Scorsese, Il Gattopardo supone "una obra maestra sobre Sicilia, otra meditación sobre la eternidad con un tapiz histórico interminablemente rico, meticulosamente compuesto en color y sobre 70mm". En definitiva, "una cinta que se ha vuelto más y más importante para mí con el paso de los años".

EL DESPRECIO (1963)

Scorsese da paso al cine francés con El desprecio (Contempt), cinta de Jean-Luc Godard con la ínclita Brigitte Bardot como protagonista. "Solía pensar en Godard y [Michelangelo] Antonioni como los grandes artistas visuales modernos del cine, grandes coloristas que componían fotogramas como los pintores compusieron sus lienzos", explica el director neoyorquino, admirador de "una de las películas más conmovedoras de la época".

FELLINI OCHO Y MEDIO (1963)

Con el estreno de Fellini ocho y medio, Scorsese se preguntaba lo que muchos fans del cineasta italiano: "¿Qué haría después de La dolce vita? ¿Cómo se superaría? ¿Cambiaría de marcha? Finalmente, hizo algo que nadie podría haber previsto en ese momento", afirma Scorsese, para quien 'Otto e mezzo' "siempre ha sido una piedra de toque de muchas maneras: la libertad, el sentido de la invención y el sentido profundo del anhelo, los movimientos de la cámara y las composiciones".

SALVATORE GIULIANO (1962)

"Un gran mosaico histórico y político". Así considera Scorsese esta obra maestra de Francesco Rosi, que narra la investigación del asesinato de un bandido siciliano llamado Salvatore Giuliano. Para el director de Casino, se trata de "una película extremadamente compleja, puesto que no hay protagonista central" y, además, un gran retrato de "Sicilia y su gente; la traición y la corrupción que han tenido que soportar".

L'AVVENTURA (1960)

Otro clásico italiano, en este caso con la firma de Michelangelo Antonioni. Sin duda, uno de los cineastas predilectos de Scorsese. "Es difícil pensar en una película que tenga una comprensión más poderosa de la forma en que la gente está ligada al mundo que los rodea, por lo que ven, tocan, saborean y oyen", halaga el cineasta. Y concluye afirmado que "visualmente, sensualmente, temáticamente, dramáticamente, en todos los sentidos, es una de las grandes obras del cine".

CENIZAS Y DIAMANTES (1958)

Para Scorsese, el trabajo del polaco Andrzej Wajda "tiene el poder de una alucinación: puedo cerrar los ojos y ciertas imágenes me volverán a llamar con la fuerza que tuvieron cuando las vi por primera vez hace más de cincuenta años". El director también alaba el papel protagonista de Zbigniew Cybulski como ese joven ultranacionalista que, una vez se enamora, se replantea por completo sus ideales.

UGETSU (1953)

"Mizoguchi es uno de los grandes maestros", resume Scorsese acerca del célebre cineasta nipón, autor, entre otras, de Los cuentos de la luna pálida (Ugetsu). "Todo su arte se canaliza en la sencillez más extraordinaria. Estás cara a cara con algo misterioso, trágicamente inevitable, y luego, al final, apartado pacíficamente". En la obra de Mizoguchi, para Scorsese "hay momentos míticos, que he visto una y otra vez, que siempre me quitan el aliento".

EL RÍO (1951)

En la aplaudida cinta de Jean Renoir, una joven de familia inglesa desarrolla su adolescencia en la India de la posguerra. A ojos de Scorsese, supone "una película que es, realmente, sobre la vida, una película sin una historia real pero que toma el ritmo de la existencia, los ciclos del nacimiento, la muerte y la regeneración, y la belleza transitoria del mundo". Un ejemplo de los cineastas que, tras la guerra, "no apartaron la mirada de la dureza y la violencia, sino todo lo contrario".

LAS ZAPATILLAS ROJAS (1948)

"Para mí siempre ha sido una de las cintas más grandes jamás hechas, y cada vez que vuelvo a verla, una vez al año, es nueva: revela otro perfil, otro nivel, y llega más profundo". En 1948, Michael Powell y Emeric Pressburger crearon este drama sobre las dificultades del mundo del ballet que para Scorsese es "realmente hermoso". El director va más allá y concreta en una escena, en la que Moira Shearer sube los escalones de la casa de Anton Walbrook: "Parece que flota entre corrientes de luz y aire. No hay otra imagen que dramatice y represente así la abrumadora obsesión del arte, la forma en que puede cambiar tu vida".

CAMARADA (1946)

El avance de las tropas aliadas en Italia durante la Segunda Guerra Mundial es el nexo de unión entre las seis historias que componen Paisà (Camarada), una película que caló hondo en un joven Scorsese. "La vi por primera vez con mis abuelos (...) y de su abrumadora reacción aprendí que el cine no era solo sobre la película en sí, sino sobre la relación entre la película y su público". Con unas posibilidades inferiores a Hollywood, Rosellini firmó un trabajo que, a juicio de Scorsese, "es como ver la realidad misma desplegándose ante sus ojos".

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