MADRID, 11 Sep. (EDIZIONES) -
A pesar de que normalmente se suele entender una cinta como la obra de un director, lo cierto es que detrás hay todo un cúmulo de decisiones -sobre todo por parte de los productores- que pueden poner en duda la autoridad de la película.
Desde el guionista hasta quien lleva los cafés en el rodaje, el realizador tiene que controlar todo ese caos y conseguir superponer su visión de lo que debe ser el film por encima y que todos trabajen con ese objetivo en mente. Pero a veces la realidad es que todo puede fallar de mil y una formas diferentes.
Quizá el estudio no dio el dinero previsto, o la estrella quiso tener más voz y reescribir el guión a su medida. O que el propio director yerre estrepitosamente. Hay muchísimas variantes para que un realizador acabe odiando su propia película. Incluidas algunas que se consideran clásicos indiscutibles.
Estos realizadores (de Spielberg a Woody Allen) no ven la cinta con los ojos de la audiencia, sino tal vez como un infierno de dos meses de rodaje o duros enfrentamientos por el montaje con los productores. Aquí una lista de películas odiadas por aquellos que las hicieron.
1- WOODY ALLEN Y MANHATTAN
Por increíble que parezca, al genio de Nueva York no le gusta su película más neoyorquina. Del período dorado de sus comedias románticas, Allen vuelve a interpretar aquí -sorpresa, sorpresa- al neurótico enamoradizo que tiene ciertos problemas para las relaciones en la que es considerada por muchos una de sus mejores películas (y uno de sus mejores pósters).
Pero Woody Allen no está de acuerdo. Al acabarla, pidió al estudio que la destruyera y que no viera la luz, ofreciéndose incluso a dirigir otra película totalmente gratis. Pensó, y estaba bastante equivocado, que la película sería un total fracaso y que en ese punto de su carrera se sentía capaz de hacerlo mejor.
"Si esto es lo más que puedo dar de mí, no deberían pagarme por hacer películas", llegó a elucubrar su mente. Aunque tampoco es que Woody Allen sea muy objetivo con su cine: de las que ha hecho, su película favorita es La rosa púrpura de El Cairo y que, la peor -que no su más odiada- es La maldición del escorpión de Jade. Y ni tanto, ni tan calvo.
2- STEVEN SPIELBERG E INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO
Al leer Indiana Jones muchos pensarían que iría seguido de un 'y el Reino de la Calavera de Cristal', pero no. El templo maldito es la más oscura de las aventuras del arqueólogo más famoso del cine, con algunas escenas dignas del cine gore. El tono se explica por la mala racha vital en la que estaban sumidos tanto Spielberg como George Lucas, quien pasaba por un divorcio -ahora la escena del corazón tiene más sentido-.
Sin embargo, Indiana Jones y el templo maldito sigue estando a rebosar de aventura y diversión y entre los fans tiene más seguidores que detractores. Pero uno de estos últimos es el propio realizador: "Es demasiado oscura, demasiado subterránea y demasiado, demasiado horrenda".
Aunque aprecia que a los incondicionales les guste, a Spielberg le pesa que su vida personal afectó al resultado final -y eso que en el rodaje conoció a la que sería su esposa, Kate Capshaw-. Pero sigue siendo su menos favorita de la saga (sí, considera que Indy IV es mejor).
3- ORSON WELLES Y CIUDADANO KANE
A menudo votado como el mejor film de la Historia y citado como referencia absoluta por los más importantes directores, es sorprendente que Orson Welles la odiara. Pero no porque la considerara mala (ni mucho menos, él era mucho Orson Welles), sino porque pensaba que podía haberla hecho mejor.
Puro Welles, que no pudo apreciar el amor que recibió su película por ponerse el listón incluso más alto. Se convirtió en su propio lastre porque llegó a creer que todas las loas de actores y productores sólo eran porque no le contratarían más.
Ni que decir tiene que la inmensa mayoría de sus otras películas (algunas igualmente obras maestras) le llenaban muchísimo más.
4- METRÓPOLIS Y FRITZ LANG
Hito del cine mudo y de los efectos especiales ya desde su estreno en 1927, inspiración de Blade Runner, Brazil o Star Wars, casi nadie osaría decir algo malo de ella. Excepto, claro, Fritz Lang.
El director dijo que detestaba la película una vez estuvo acabada y fue a más: "Metrópolis es una cinta tonta y estúpida". Lo decía porque, básicamente, su subtexto político se había convertido en precioso cuento de hadas (metálico).
Si a esto añadimos el clamor y admiración nazi hacia la película, lo que le llevó a huir de Alemania ya es para comprenderle. Si además sumamos que por esta cinta le ofrecieron ser el jefe de un estudio de cine de propaganda para Hitler,...
5- TONY KAYE Y AMERICAN HISTORY X
La nominación al Oscar de Edward Norton como Mejor Actor tuvo un serio enemigo: Tony Kaye, director de American History X. Es de sobra conocido el carácter del actor y lo difícil que puede llegar a ser trabajar con él. Y todo porque el intérprete se involucra tanto en sus películas que puede llegar a pensar que es él quien la controla. O al menos, el montaje.
Eso le achaca Tony Kaye. Norton pensaba que Kaye estaba arruinando en la sala de montaje, así que habló con el estudio para recortar escenas y restaurar otras que él consideraba claves para su personaje, lo que no gustó nada al realizador.
Tony Kaye sintió que este remontaje destrozaba la cinta y escribió en Variety hablando de la censura que había sufrido por parte de New Line y del intérprete. Quiso quitar su nombre de los créditos o cambiarlo por Humpty Dumpty, lo cual, obviamente, le denegaron.
6- DAVID LYNCH Y DUNE
Era 1984, y Lynch venía de triunfar con El hombre elefante. El director entonces se alió con el productor Dino de Laurentiis para la adaptación de Dune, novela de Frank Herbert. Y era este el tercer intento de llevarla a la pantalla.
La experiencia de Lynch durante el rodaje fue larga y dolorosa, eclipsado porque llegó a la conclusión de que era imposible de filmar el material original. A pesar del tamaño de la producción y del presupuesto, el realizador no pudo mantener el control creativo y artístico, lo que le llevó a distanciarse del proyecto según lo iba rondando.
Actualmente, hay varias versiones de Dune. Algunas de estas versiones, de hecho, reemplazan a David Lynch de la dirección y en su lugar se lee Alan Smithee, el más famoso nombre falso que se usa como pseudónimo en Hollywood cuando un director no quiere estar asociado a una cinta.
7- MICHAEL MANN Y EL TORREÓN
Cuando se piensa en Michael Mann se suele pensar en thrillers como Heat o El dilema. Y es normal: nadie piensa en una película de terror durante la Segunda Guerra Mundial, con un monstruo hecho de goma y Gabriel Byrne como el nazi más irlandés de la historia, porque, básicamente, eso es El torreón.
En 1983, sin embargo, la cinta fue una bomba, aunque hoy se la recuerde como film de culto por su atmósfera onírica y la BSO de Tangerine Dream. La producción fue un caos: Mann se enfrentó a los productores por el tono de la película, el técnico de efectos especiales murió durante el rodaje, por lo que el final se tuvo que cambiar, pues nadie de allí sabía lo difícil e importante que era este técnico. Tal cual.
La película fue reeditada sin Mann al frente y hay saltos de la narración injustificables. Mann no habla nunca de El torreón y se rumorea que si la cinta no sale al mercado doméstico es porque, básicamente, se avergüenza de ella.
8- SAM PECKINPAH Y PAT GARRETT Y BILLY THE KID
Deben dar gracias desde el estudio porque el 'apóstol de la violencia', como se conocía a Sam Peckinpah por su forma de rodar (sólo hay que ver el final de Grupo Salvaje o Perros de paja), no hiciera gala de su nombre tras una producción tormentosa, donde llegó a los medios incluso sus rifirrafes por el presupuesto y el equipo.
Su cada vez mayor alcoholismo tampoco ayudó. En una ocasión se meó encima de los 'dailies' (lo que se ha rodado en el día) porque los odiaba. La película terminó por encima del presupuesto y el calendario, lo que enfureció al estudio. Peckinpah realizó un montaje, que luego fue severamente recortado. Esta fue la versión lanzada en 1973 y que obtuvo comentarios en su mayoría negativos, y el mismo Peckinpah odiaba lo que habían hecho con su película.
Pat Garrett y Billy the Kid cayó en el olvido durante los años siguientes, hasta que se encontró el corte original de Peckinpah y fue lanzado en vídeo. Esto la llevó a ser reevaluada y ahora es considerada una obra maestra del western. Es una pena que Sam Peckinpah falleciera antes de poder disfrutar de algunas de las felicitaciones.
9- MICHAEL BAY Y TRANSFORMERS: LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS
Este caso se puede resolver de una forma bastante sencilla: Michael Bay llamó "mierda" a Transformers: La venganza de los caídos.
Obviando las críticas personales o de expertos acerca de la película, que no suelen distar de la de Bay, la cinta fue un total éxito de taquilla. A pesar de que nadie esperaba demasiado, la película carece aún así del 'punch' de otros films del realizador como La roca o Armageddon.
El cabreo de Michael Bay, demás, viene desde dentro: por muy dado que sea el director a rodar grandes secuencias de acción en la saga Transformers, que no suelen avanzar mucho la trama, en este caso es que el rodaje transcurrió durante la huelga de guionistas de 2007, por lo que Bay sólo tenía una pocas páginas para construir una trama. Puede que nadie notara la diferencia, pero él sí.
10- DAVID FINCHER Y ALIEN3
Después de labrarse un nombre dirigiendo videoclips, David Fincher tuvo su primera oportunidad en el séptimo arte con la tercera parte de la saga que comenzó Ridley Scott y siguió James Cameron. Pero su experiencia con los productores le amedrentó tanto que desde entonces pide control absoluto.
Fincher empezó a filmar sin el guión completo, y si se escribía algo, era luego reescrito. Y además tenía que responder a los ejecutivos constantemente, lo que casi le hace abandonar el cine. Se volvió rebelde (le denegaron filmar una escena y él cogió sin que nadie lo supiera a Sigourney Weaver y una cámara y la rodó y, de hecho, está en el montaje final). Aunque lo que sí abandonó fue la Alien3 antes de la post-producción.
Cuando salió la tetralogía en DVD en 2003, fue el único director de la franquicia que no participó en su producción. Eso demuestra el poco afecto por sus inicios en el cine.