MADRID, 21 Jun. (EUROPA PRESS - Mirian San Martín) -
La cineasta Carla Simón debuta en el largometraje con 'Verano 1993', un filme que desvela la "supervivencia" emocional de su propia niñez y que llega el próximo 30 de junio a los cines, después del éxito cosechado en la Berlinale y en el Festival de Málaga.
"La memoria es muy selectiva y se borran muchas cosas", ha señalado Simón durante una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha relatado cómo 'Verano 1993' funde pasajes de ficción con anécdotas reales.
La protagonista de esta película es Frida, a quien da vida la pequeña Laia Artigas, una niña de seis años que afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Bruna Cusí ('Incerta Glòria') y David Verdaguer ('No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas') completan el reparto.
Simón mezcla los recuerdos y los detalles que ha escuchado de su familia en esta película, cuyo punto de partida fue hacer un "ejercicio de memoria". Los pensamientos, emociones y sensaciones se unieron a las conversaciones con sus padres adoptivos, con las fotos "inspiradoras" de su infancia y con la correspondencia que su madre había mantenido con amigos.
Según ha reconocido, apenas recuerda a su madre biológica y por ello definirla fue una de las partes del guion que más le costó. De hecho, no aparece en la película, una decisión obedece a la intención de mostrar una película "luminosa" a pesar del "drama".
"Centrarlo en ella era hacer algo muy dramático y yo quería hablar de la capacidad de los niños de adaptarse a nuevas situaciones, algo que subestimamos, a pesar de que tienen la capacidad de enfrentarse a situaciones complejas muy bien", ha dicho.
INTUICIÓN Y JUEGO
Según ha indicado, los niños "entienden el hecho" de la muerte y no "el concepto de irreversible", pero a partir de los seis años sí captan su sentido "universal". "Cuando me contaron la muerte de mi madre fue muy claro, otra cosa es que yo tuviera mis fantasías. Los niños lo entienden pero es más difícil gestionar los sentimientos", ha dicho.
Simón ha manifestado que esta película no ha nacido de su necesidad por "curar algo" sino que se trata de un tema sobre el que posee una "mirada propia" por el hecho de haberlo vivido y que le interesaba por una cuestión personal. "Lo bueno es que puedes ser muy concreto, algo bueno cuando cuentas historias universales", ha apostillado.
El peso de la película recae principalmente en dos niñas: la protagonista, Frida, de seis años (Artigas) y su prima pequeña, interpretada por Paula Robles. Simón reconoce que el casting fue un proceso "muy largo" en el que finalmente encontraron a una niña, Laia Artigas, con "una intuición brutal" que "entra en el juego", a lo que se suma el sentido "ambiguo" de su mirada por el que puede parecer buena o mala.
David Verdaguer da vida al tío de Frida, un hombre que lleva por dentro el duelo, que se encierra en su taller y en su música y que solo se evade con las niñas. En este sentido, ha señalado a Europa Press que lo difícil era la "contención" que exigía Simón y que está basada en un personaje real de su padre adoptivo.
La directora también les pedía que no se aprendieran el guion porque quería que estuvieran "receptivos" con las niñas y que la situación se entendiera. Aunque es "complicado" trabajar con niños, se quita "el sombrero" con la actuación de las pequeñas y alaba su capacidad para el "juego", algo que le gustaría que recuperasen los actores.
En el primer casting que hizo con la directora hablaron sobre su relación con la muerte, una experiencia que "afortunadamente" no ha pasado con nadie cercano más allá de sus abuelos. "Un niño no lleva la muerte de una manera tan diferente a los adultos. Lo bueno de esta película es que no acepta a los niños como gente de un solo plano", concluye.