MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) - El viernes 15 de febrero llega a los cines Alita: Ángel de combate, el filme de ciencia ficción dirigido por Robert Rodriguez y protagonizado por la joven actriz Rosa Salazar y Christoph Waltz. Una película basada en el manga de Yukito Kishiro ambientada en un futuro lejano pero con ecos muy actuales y cuya trama, tal y como reconoce el actor austriaco, aborda temas tan vigentes como la inmigración o las desigualdades sociales. Ubicada en un futuro postapocaliptico, la historia de Alita se desarrolla en un mundo en el que los ricos viven arriba, en una ciudad suspendida en el cielo llamada Salem, mientras que abajo, en la Ciudad de Hierro, se apiñan los más desfavorecidos. Supervivientes de un colapso global conocido como 'La Caída' que intentan, por todos los medios, conseguir su billete para salir del vertedero y ascender hasta la ciudad flotante. Y aunque en la película de Rodríguez la frontera está arriba, en el cielo, y no cruzando el mar, al otro lado de la alambrada o detrás de un muro, Waltz asegura que la "dicotomía" que presenta esta distopía cyberpunk es al menos "tan fuerte" como la que vivimos día a día. "Ya se trate de una verja, de una pared o de un muro las desigualdades son siempre verticales, porque la opresión se produce de arriba hacia abajo. Los oprimidos siempre están abajo y los opresores encima de ellos, es así por definición", afirma Waltz en una entrevista concedida a Europa Press durante su visita a Madrid en la que no elude los evidentes paralelismos que el filme presenta con la situación de desempleados, inmigrantes o refugiados. "Toda esa historia del muro es algo demencial, una locura. Había un muro y nos costó 75 años derribarlo y ahora hay otro idiota que quiere levantar otro", sentencia el actor de origen austriaco que asegura que a lo largo de la historia de la humanidad, y seguirá siendo así en el futuro, "siempre hay también otro tipo muros, fronteras y barreras intangibles" que no se ven "pero que están por todas partes". "Hay quien levanta paredes que son imposibles de percibir y también de derribar", insiste el dos veces ganador del Oscar que asegura que con los años ha dejado de ser "ingenuo" y sabe bien que es así, con trepas y personas sin escrúpulos intentando ascender hasta la cima cueste lo que cueste, es "cómo realmente funciona el mundo". Esa precisamente, ascender hasta la ciudad de las nubes y conseguir una vida mejor, es la gran meta de la gran mayoría de los personajes de un filme en el que Waltz interpreta al doctor Ido, un hombre que, siempre con el recuerdo de su hija presente, recuperará a Alita, un cyborg que sufre amnesia, y le dará un nuevo cuerpo con la esperanza de que no recuerde nada de su extraordinario y también traumático pasado "No estaba en absoluto familiarizado con la historia ni con el manga... ni tampoco con otros cómics más allá de Ásterix", confiesa el actor de Malditos Bastardos o Spectre que recuerda cómo en Bélgica, una de las cunas del tebeo, se perdió durante un tiempo en una gran tienda de cómics y novelas gráficas. Fue allí donde indagó y exploró la obra de Kishiro para descubrir que "es todo un universo". ABOCADOS AL APOCALIPSIS TECNOLÓGICO Una historia compuesta por nueve volúmenes y que fascinó a James Cameron, productor y coguionista del filme, que estuvo trabajando durante 20 años en el proyecto. Pero, ante la imposibilidad de compaginar el rodaje con las cuatro secuelas de Avatar en las que trabaja, dejó la dirección del filme en manos de Robert Rodríguez. "James no intervino para nada en el rodaje, estaba extremadamente ocupado con Avatar. Escogió a Robert para lograr lo que él quería que fuera Alita, incluso le pasó el guión y le dijo: 'Adaptalo a tus necesidades'. Es definitivamente la película de Robert Rodríguez", zanja Waltz que además confiesa con cierta vehemencia que coincide con la visión apocalíptica que presenta la película ya que, a su parecer, la raza humana está abocada a sufrir "tarde o temprano" un colapso tecnológico. "Estamos confiando demasiado en la tecnología. Perdemos la cabeza por ella. Es fascinante y también una locura ver lo que podemos llegar a hacer para conseguirla", dice el actor para después afirmar que este "hambre insaciable" es algo artificial, "una ilusión creada por nuestra mente" que "no tiene nada que ver con nuestra vida, con nuestras necesidades reales en este mundo".