MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -
Disney busca lo más vital... y lo encuentra en El libro de la Selva, una magnífica actualización de su clásico animado que en 1967 dirigió Wolfgang Reitherman basándose, muy libremente, en la novela de Rudyard Kipling. Ahora, medio siglo más tarde, Jon Favreau mezcla acción real con la última tecnología digital para alumbrar un remake visualmente imponente y que, pese a su vocación ultra realista, respeta la lúdica esencia del Mowgli de antaño e incluso conserva gran parte de su encanto.
Cierto es que más allá de la ambiciosa apuesta técnica -superada con nota gracias a la fastuosa e inmersiva recreación de portentosos animales e insuperables escenarios- las sobresalientes interpretaciones en la sala de doblaje de estrellas de la talla de Bill Murray, Scarlett Johansson o Idris Elba y algún que otro toque más tenebroso en ciertos pasajes, la aventura protagonizada por Neel Sethi tiene más de actualización del clásico de Disney que de revisión de la obra de Kipling. Pero también lo es que no dejarse el alma en la sala de ordenadores, perdiendo la esencia entre ceros y unos, es un mérito nada desdeñable.
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Y en ese empeño, esta nueva versión opta por respetar el tono predominantemente lúdico de su referente animado. Favreu no pone pelos de beatle a sus buitres, pero sí calza sin sonrojo las canciones que marcaron la infancia de varias generaciones para conseguir un cóctel extremadamente eficaz en esa difícil suerte del entretenimiento de amplio espectro y una de las mejores películas de la factoría Disney más allá de sus filmes de animación.
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