Elisabeth Taylor en Cleopatra
FOX
Actualizado: miércoles, 23 marzo 2011 18:00

MADRID 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

El mundo del cine dice adiós a uno de sus rostros más legendarios: Elizabeth Taylor. La belleza de mirada violeta y uno de los máximos exponentes de los años dorados de Hollywood. Ella personificó como pocas estrellas todo el brillo y esplendor -y también todas las sombras- propias la meca del cine. Hasta siempre Liz.

Una esplendorosa carrera como actriz, con dos Oscar incluidos, y una vida privada azarosa y bastante turbia, con ocho matrimonios y problemas con las drogas, fueron las luces y las sombras por las que fue oscilando durante sus siete décadas en el mundo del cine.

La mujer de los ojos violeta comenzó en el cine a los 10 años donde debutó con 'There's One Born Every Minute', un film de Universal donde consiguió un pequeño papel. Luego llegarían 'La cadena invisible', 'Alma rebelde', 'Las rocas blancas de Dover'... papeles para la encantadora niña que acompañó en sus aventuras al perro Lassie y que ya se iba convirtiendo en una bella jovencita.

DE 'MUJERCITAS' A 'GIGANTE'

En en 1949 fue una de las protagonistas de 'Mujercitas' y luego llegarían 'Un lugar en el sol', 'La senda de los elefantes' o 'Gigantes' junto al mítico James Dean. Así iría acumulando hasta setenta títulos como actriz que le valieron cinco nominaciones al Oscar y dos estatuillas.

El primer Oscar le llegó en 1960 por su trabajo en 'Una mujer marcada' donde daba vida a una prostituta de lujo. Antes ya había estado nominada tres años consecutivos por 'El árbol de la vida' (1957), 'La gata sobre el tejado de zinc' (1958) y 'De repente, el último verano' (1959).

En 1966 le llegó su segundo premio de la Academia de Hollywood por su papel en '¿Quién teme a Virginia Woolf?' el drama dirigido por Mike Nichols. Entre uno y otro Oscar rodó el que para muchos es su papel más emblemático Cleopatra (1961), la supeproducción dirigida por Joseph L. Mankiewicz. Su rostro se convertiría ya para siempre en el de la mítica emperatriz egipcia.

RETIRADA PROGRESIVA

Tras otros títulos como 'La fierecilla domada' (1967), 'Pacto con el diablo' (1972), 'El pájaro azul' (1976) o 'El espejo roto' (1980) Liz debuta en Broadway con 'The litle foxes'. Después se ira retirando paulatinamente de los focos de Hollywood para refugiarse en la televisión, con apariciones estelares en series como 'Norte y sur', 'Hotel' o 'General Hospital'.

Su último trabajo en la gran pantalla sería en 1994 con 'The Flintstones' la adaptación cinematográfica de la serie de dibujos animados de 'Los Picapiedra'. Ese mismo año la Academia de Hollywood le concede el Premio Humanitario Jean Hersholt.

Una brillante carrera en la que fue elegida como la mujer más bella de la gran pantalla. Del otro lado, del de las sombras están sus problemas de salud, sus adicciones y su más que desordenada vida sentimental.

Y es que su vida personal giró en torno al glamour y el tumulto.

Tras la muerte de su tercer marido, el productor cinematográfico Mike Todd, en 1958, se encontró inmersa en un triángulo amoroso muy difundido en la prensa con el cantante Eddie Fisher y su esposa, la actriz Debbie Reynolds, antes de terminar casándose con Fisher.

SU RELACIÓN MÁS SONADA

Mientras rodaba 'Cleopatra' comenzó una tórrida relación con Richard Burton, que interpretaba a Marco Antonio y que en esa época también estaba casado. Un romance que acaparó más portadas que la superproducción que ambos protagonizaban.

Los dos actores, de fuerte carácter, se casaron en 1964 después de que ella se divorciara de Fisher, y Burton la cubrió de pieles y diamantes. Todavía se recuerda aquella joya en forma de pera valorada en 1 millón de dólares, que regaló a Taylor mientras hablaba ante la prensa de su "maravilloso pecho".

Un matrimonio que se convirtió en un serial difundido a los cuatro vientos y cuya tensión sirvió también para mayor gloria de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, el drama matrimonial en el que, se decía, que Taylor y Burton ya proyectaban sus frustraciones de pareja.

Su séptimo matrimonio fue con el senador John W. Warner, una relación tan tortuosa como las anteriores que desencadenó en problemas con el alcohol. Finalmente su octavo y último marido fue Larry Fortensky, un obrero de la construcción con quien se casó en 1991 y del que se divorció en 1996.

Desde entonces, más unida a su gran amigo Michael Jackson que a ningún otro hombre, Liz se frenó en seco su agitada vida amorosa. En 1997 comenzaron sus problemas de salud serios y fue operada de un tumor cerebral benigno y diez años más tarde, en 2009, volvió a ser intervenida de un problema coronario. A principios de año ingresó en el centro Cedars-Sinai de Los Ángeles donde falleció rodeada de sus cuatro hijos. Descanse en paz.

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