MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -
El historietista y cineasta estadounidense Frank Miller, que participa esta semana en el 34 Salón del Cómic en Barcelona, ha asegurado este viernes sobre la existencia y el éxito de los superhéroes: "El mundo no es un lugar perfecto. Ojalá hubiera una figura moral elevada que hiciera el bien y nos salvara de los malos".
En una rueda de prensa en el Salón, en la que se ha negado a hacerse fotos bajo la luz del día, Miller ha reivindicado que los superhéroes sólo tienen sentido si están vinculados al mundo real, de modo que para él la política es una fuente de inspiración que le fascina: "Los tiempos definen a cualquier superhéroe".
Preguntado sobre los tiempos actuales, y en concreto, la carrera presidencial norteamericana, ha dicho: "Me gusta mucho Hillary porque pienso que es fuerte; y Trump es bastante divertido, aunque tiene muy mal pelo y construye edificios feos".
Su gusto por los cómics viene de la niñez: "No conozco a ningún niño que no sueñe en desplegar las alas y volar, o a ninguno que no se haya atado una toalla en el patio y sueñe en ser Superman".
Miller conmemora el 30 aniversario de 'Batman: El regreso del Caballero Oscuro' y celebra el lanzamiento de la secuela 'Caballero Oscuro III: La raza superior'; sobre este personaje ha asegurado que siempre "está al tanto de lo que sucede y es muy afortunado por conocer a gente que le ayuda".
DE PORTERO A DIBUJANTE
Sobre su carrera ascendente, en la que también ha sido productor ejecutivo del largometraje '300', ha dicho: "Pasé de ser portero, a conductor de autobús, y a dibujar cómics".
Ha explicado que su referente en el mundo del cómic fue el historietista Will Eisner: "Le considero el artista más grande del cómic".
"Hay millones de historias allí fuera y me muero por contarlas", ha añadido el autor, que ha enumerado '300' entre sus obras favoritas por ser una historia que nadie le hubiera contado.
Sobre el futuro del cómic en las redes sociales se ha mostrado inflexible, con un no rotundo a que este medio de difusión sustituya a la larga el papel, al que se le pronostica constantemente la muerte, porque "hay algo físico en el acto de leer que hace al papel irremplazable".