MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
"Caí hasta lo más bajo que se podía". Con esta lapidaria confesión resume Johnny Depp sus últimos meses en una entrevista concedida a la revista Rolling Stone en la que repasa los escándalos relacionados con sus adicciones, su desmejorado estado físico, su separación y su inexplicable bancarrota.
Después de separarse de Amber Heard, su expareja, el primer revés que sufrió el actor fue quedarse en bancarrota. Según Rolling Stone, Depp ha ganado cerca de 650 millones de dólares a lo largo de su carrera. Pero en 2017 sorprendió a todo el mundo cuando saltó la noticia de que estaba arruinado por culpa de su lujos ritmo de vida. Las denuncias de impago se iban sucediendo, mientas Depp dilapidaba su fortuna en yates, coches caros y vino. "Es insultante decir que gastaba 30.000 dólares al mes en vino. Era mucho más".
Actualmente, el actor está inmerso en una batalla legal, tras presentar una demanda de 25 millones de dólares contra The Management Group por negligencia e incumplimiento de contrato. No obstante, sus ex-asesores lo acusan de ser un despilfarrador que está "inventando acusaciones falsas" sobre ellos.
14 RESIDENCIAS Y 70 GUITARRAS
La propia compañía se defiende diciendo que Depp gastó 75 millones de dólares en 14 residencias, 7.000 dólares comprando un sofá para su hija y gastaba 200.000 dólares al mes en vuelos privados. Además, el actor poseía una colección de 70 guitarras y 200 piezas de arte, entra las que destacaban las obras de Basquiat y Warhol.
Pero las finanzas no han sido el único problema del protagonista de Eduardo Manostijeras o Piratas del Caribe, ya que también lo han acusado de no ser capaz de recordar sus textos en los rodajes. Para solucionarlo, el actor contrató un profesional "que le iba recitando el guión por un auricular mientras rodaba", según sus ex-asesores. Lejos de negarlo, Depp ha dejado claro que ese proceso de rodaje le ayudaba a concentrarse en la expresión facial porque "si no hay verdad tras los ojos, da igual cuáles sean las putas palabras".
Otro de los problemas del intérprete es su adicción a las drogas. Tras el divorcio, el actor decidió irse de gira y ahogar todas sus penas en alcohol. "Me empapaba en vodka por las mañanas y empezaba a escribir hasta que se me llenaban los ojos de lágrimas y ya no podía ver las páginas", ha declarado a la entrevistadora.
Pero no solamente consumía alcohol, también era adicto a la metacualona, un sedante que crea mucha adicción y que consumía frecuentemente junto a su amigo, el escritor Hunter S. Thompson. Tras el suicidio de su amigo, Depp decidió disparar sus cenizas al espacio. "No costó tres millones mandar a Hunter al puto espacio. Costó cinco", desvela.
El intérprete admite que todos estos excesos son consecuencia de no poder "soportar el dolor todos los días" y que su ritmo de vida le ha perjudicado en su carrera porque no puede vivir alejado de la polémica. Uno de sus momentos más recordados tuvo lugar en el Festival de Glastonbury, donde, estando ebrio, preguntó, "¿Podemos traer a Trump aquí? ¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente?".
"HE INTENTADO SER BUENO"
En la entrevista, el actor se muestra vulnerable cuando habla de su infancia y desvela que sufrió abusos por parte de su padre. "Sí, hubo palizas irracionales", dice. "Quizá sea un cenicero lo que va hacia ti. Tal vez serás golpeado con el teléfono", relata. Además, Depp añade que con su primer sueldo le compró una casa a su madre para que estuviera tranquila.
El tres veces nominado al Oscar ha gastado mucho dinero en el cuidado de su madre. Además de la compra de la casa, Depp contrató un servicio de seguridad muy completo y una ambulancia 24 horas para estar preparados por si su madre tenía algún problema en cualquier momento del día.
Finalmente, Johnny Depp revela que no entiende qué le ha pasado. "Seguí intentando entender qué había hecho para merecer esto. He intentado ser bueno con todos, ayudar a todos, ser sincero con todos. La sinceridad es lo más importante para mí", sentencia.