MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
El próximo 23 de diciembre llega a los cines Assassin's Creed, la adaptación cinematográfica de la popular saga de videojuegos dirigida por Justin Kurzel (Macbeth, Snowtown) y protagonizada por Michael Fassbender y Marion Cotillard.
Las dos estrellas de la película y su director han visitado Madrid para presentar una producción que espera romper esa especie de maldición que pesa sobre los filmes basados en videojuegos y que han sufrido títulos tan potentes como Prince of Persia, Mortal Kombat, Final Fantasy o Street Fighter. Y una de las grandes bazas de Assassin's Creed para conseguirlo, asegura Fassbender es la complejidad moral de su historia y sus personajes.
"Es una historia ambigua, no es como Star Wars, donde hay luz y oscuridad, aquí hay mucho espacio para los grises", explica Fassbender en una entrevista con Europa Press. El actor que interpreta a dos personajes un asesino en el presente, Cal Lynch, y a su antepasado español del siglo XV, Aguilar de Nehar, destaca que el universo creado durante años por la franquicia Assassin's Creed "es muy complejo y sofisticado" tal y como demuestra la idea central el en el que se basa la trama de la película: "el concepto científico de memoria genética".
"Se están haciendo estudios sobre esto ahora mismo. La forma en la que en nuestro ADN está probablemente impregnada la experiencia y el conocimiento de nuestros ancestros", asegura Fassbender que destaca que anclar este mundo de fantasía de Assassin's Creed en un concepto científico tan potente le da a la película "una clase de fortaleza extra" con la que no cuentan otras adaptaciones de videojuegos y otros universos fantásticos.
Otra de las grandes bazas de Assassin's Creed, cinta en la que el actor de origen alemán también ejerce como productor, es la forma en la que Justin Kurzel rodó sus numerosas y espectaculares secuencias de acción. La premisa era ser lo más realista posible para no defraudar a los fans del juego y para lograrlo filmaron la mayor parte de estas escenas en escenarios reales, "a la vieja escuela", presume Fassbender, y "sin un croma verde detrás" ni abusar del CGI tan presente en este tipo de producciones.
IMPRESCINDIBLE RODAR EN ESPAÑOL
"Rodamos en localizaciones reales así que saltábamos por los tejados y luchábamos en los tejados", insiste Fassbender que, además de las secuencias de acción, durante el rodaje se enfrentó a otro gran reto: filmar las escenas de Aguilar, uno de los dos personajes a los que interpreta, en castellano.
"Para mí era absolutamente imprescindible que Aguilar hablara en español. Algo que me irrita mucho cuando veo una película es cuando, por ejemplo, dos personajes que son alemanes y están en Alemania hablan en inglés. Me enfada mucho y estoy absolutamente en contra", afirma el intérprete que además destaca que era importante respetar el idioma para hacer la experiencia del viaje hasta la España de la Inquisición más real, tanto para él como para el público, y para "poder disfrutar de los grandes actores españoles que hay en la película". "Lo hice lo mejor que pude", apostilla.
Junto a Fassbender, la otra gran estrella de la película es Marion Cotillard, que interpreta a Sofía, una científica que busca ni más ni menos que la cura para violencia y que, según destaca la oscarizada actriz francesa, supone al fin la inclusión de un personaje femenino fuerte y de peso dentro de un universo que, hasta ahora, no se caracterizaba precisamente por dar mucho recorrido a las mujeres en sus tramas.
"Solo había uno o dos en los videojuegos, pero no estaban muy desarrollados", señala Cotillard que reconoce que, aunque no conocía el videojuego de Assassin's Creed antes de sumarse al proyecto, en cuanto leyó el guión quedó "fascinada por el concepto de memoria genética". "Leí un montón de libros al respecto", revela la actriz gala que para sumergirse en la franquicia utilizó los conocimiento de una de sus amigas más íntimas que es "una gran fan del videojuego" y que fue algo así como su "mentora" en el mundo de Assassin's Creed.
UNA HISTORIA NUEVA EN TIEMPOS DE LA INQUISICIÓN
En todo caso, la historia que relata la película es totalmente nueva, nunca vista en los videojuegos de Assassin's Creed. Y es que en su salto a la gran pantalla la franquicia pretende ampliar sus horizontes, no reformular los episodios históricos ya visitados en sus ya casi diez años de historia. "Precisamente eso fue lo que nos llevó a elegir la Inquisición española como época que visitar en la película", apunta el director Justin Kurzel que destaca que se trata de "una época asombrosa y muy rica visualmente".
La película se rodó en inglés, pero el director también filmó los fragmentos correspondientes a la España del siglo XV en castellano con una idea clara en la cabeza. Y aunque reconoce que "había algunas dudas sobre hacerlo en español", finalmente con el apoyo total de Fassbender consiguió que esas secuencias históricas se incluyeran en español en el montaje final de la película.
"Probamos a hacerlo en inglés un par de veces... pero no pegaba. Y afortunadamente los productores estuvieron de acuerdo con nosotros y decidimos tirar con el español", revela Kurzel que cree además que hubiera sido "una locura no permitir que los excelentes actores españoles que teníamos no pudieran hablar en español".
INQUISIDORES Y ASESINOS
Carlos Bardem, Javier Gutiérrez y Hovik Keuchkerian son tres de esos "excelentes" actores españoles a los que se refiere el director. El primero, Bardem, interpreta a Benedicto, el mentor de la Orden de los Asesinos a la que pertenece Aguilar, el personaje al que da vida Fassbender en el siglo XV, mientras que Gutiérrez y Hovik Keuchkerian dan vida al célebre Torquemada y Ojeda, dos de los miembros más notables y feroces de la Santa Inquisición.
"El mundo de Assassin's Creed plantea algo muy interesante, dos visiones absolutamente contrapuestas del ser humano: Los asesinos que defienden el libre albedrío y la libertad de elección y por el otro lado una ideología mucho más autoritaria, que es la de los templarios", resume Carlos Bardem que, reconoce, sí jugó al videojuego antes de involucrarse en el proyecto aunque confiesa que lo dejó pronto "porque era muy malo y me mataban mucho".
Entonces, en la España de hace 500 años, se mataba en nombre de Dios y, según coinciden en señalar los tres actores, no hemos cambiado mucho desde entonces. "Seguimos en la misma historia. Seguimos siendo dos grupos, el que vive su vida en una falsa libertad, porque libre desgraciadamente no es nadie, y luego está el hijo de la gran puta que te quiere pisar y te dice cómo tienes que vivir y lo que tienes que hacer, me da igual ideologías políticas, que colores, que razas", sentencia vehemente Keuchkerian. "El poder siempre tiene miedo de que pensemos, y pensar va unido a ser libre y eso siempre será así", apostilla Bardem.