'Operación E', protagonizada por Luis Tosar, refleja el drama humano de las víctimas del conflicto con las FARC

Basada en hechos reales, la cinta relata el periplo de Emmanuel, el hijo de la colombiana Clara Rojas nacido durante su secuestro

MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

Cansado de interpretar a tipos duros y personajes "repugnantes", Luis Tosar protagoniza, en su nueva película, Operación E, una historia "rocambolesca" que tiene como objetivo denunciar la "presión brutal" que sufren las víctimas más inocentes del conflicto con las FARC en Colombia. Basada en hechos reales, la cinta se centra en las peripecias que atraviesa el campesino José Crisanto, a quien la guerrilla le entrega el bebé de una de sus secuestradas. La película se estrena el 5 diciembre.

Crisanto (Luis Tosar) deberá hacerse cargo del niño bajo amenaza de muerte y cuidarlo junto a su mujer, su suegro y sus cinco hijos. Pero el pequeño está gravemente enfermo y toda la familia se vuelca para la salvarle la vida. "Decidí aceptar este papel de manera totalmente inconsciente y desde un punto de vista totalmente emocional", explica el actor.

Tosar interpreta con gran maestría a un campesino colombiano que lucha por sobrevivir y salvar a los suyos aunque sea pactando con el 'diablo'. Para simular el acento colombiano y los usos y costumbres de la tierra, el gallego ha tenido que realizar una "inmersión total" de varios meses en la cultura, visionando películas, grabaciones o charlas con un periodista colombina que hizo de 'instructor'.

Su director, Miguel Courtois Paternina, espera que con este film, el público español conozca el drama de las víctimas inocentes de un conflicto armado y la realidad e "injusticia" que sufren muchas de ellas. En este sentido subrayar que José Crisanto tuvo que pasar miles de penurias con su familia y seis años de cárcel. Este colombiano, de viaje en España para presentar la cinta, fue liberado el pasado mes de abril.

VÍCTIMAS INOCENTES

"Nos hemos visto involucrados en un conflicto en el que no tenemos ninguna responsabilidad", subraya José Crisanto, para quien esta película es un homenaje a las víctimas a los cuatro millones de desplazados que ha provocado el conflicto con las FARC.

"No hay ninguna adversidad tan grande que no logremos derivar", resalta esta campesino y asegura que la película va a impactar fuertemente en Colombia porque "allí nunca se ha querido mostrar la realidad". "Y nadie está exento de encontrarse ante dificultades tan grandes", precisa.

En este sentido, Tosar reconoce que rodar esta película ha sido una experiencia enriquecedora y asegura que lo más sorprendente es ver cómo "la capacidad humana en condiciones difíciles es inconmensurable". En situaciones límites "podemos llegar a hacer cosa que nos parecían inalcanzables", explica el actor y subraya lo que puede hacer el amor a la familia en situaciones de adversidad.

A este respecto, José Crisanto declara que nunca se rindió porque siempre había una "fuerza interior" que le animaba en cada momento a continuar y asegura que la película muestra la realidad que vivió él y su familia en un 90%, e incluso precisa que hay hechos "más duros" que no se muestran en el film. En esta misma línea, Tosar reconoce que interpretar a un "buen hombre" como José Crisanto es más complicado que fácil.

Respecto al rodaje, en medio de la selva colombiana, pero sin entrar en los territorios que controlan las FARC, Tosar asegura que ha sido duro sobre todo por sufrir "condiciones climatológicas extremas".

"Las FARC imponen su territorio generando terror", explica José Crisanto y señala que nunca más ha vuelto a ver al pequeño bebé que le entregaron, salvo en los medios de comunicación, pero se alegra que el crío haya vuelto con su madre verdadera, Clara Rojas, quien fue secuestrada con Ingrid Betancourt, en febrero de 2002, y liberada por las FARC seis años después.

"Estamos cansados de este conflicto que dura ya muchas décadas. Y los hechos del presente no parecen muy esperanzadores", indica José Crisanto y critica la falta de liderazgo en las FARC y cómo en cada territorio, cada facción campa a sus anchas.