LOS ÁNGELES, 9 Feb. (EUROPA PRESS - Raquel Laguna) -
La cuenta atrás ya ha comenzado. El Dolby Theatre de Los Ángeles acogerá en apenas unas horas la 92ª edición de los premios por excelencia de la industria del cine, los Oscar. El director español Pedro Almodóvar podría conseguir su tercera estatuilla dorada gracias a su película más personal, Dolor y gloria. La cinta compite en la categoría de mejor película internacional con Los Miserables (Francia), Parásitos (Corea del Sur), Honeyland (Macedonia del Norte) y Corpus Christi (Polonia).
El realizador manchego consiguió su primer Oscar en 1999, gracias a Todo sobre mi madre, elegida Mejor película extranjera. Almodóvar también recibió el Oscar al Mejor guion original en 2002 por Hable con ella, cinta que también optaba al galardón a Mejor dirección.
En una entrevista con Europa Press, Pedro Almodóvar reconoce que no espera llevarse el Oscar este domingo. Por eso va a disfrutar de la gran fiesta del cine más relajadamente que en ediciones anteriores.
Ya no queda nada para la ceremonia de los Oscar. ¿Está menos nervioso que en otras ocasiones?
Sí, la verdad es que estoy mucho menos nervioso de lo habitual. Pero cuando dicen las películas nominadas que optan a mi premio y nuestros nombres, en ese momento sí que me pongo muy nervioso y me emociono mucho. En los Goya pensaba que no me iba a sentir tan emocionado y tan frágil, pero es un momento en que casi pierdes el control. Después de pasa enseguida, son unos segundos. Tanto si te lo dan como si no te lo dan, la vida no cambia. La mía no ha cambiado por recibir dos Oscar, y es bueno que no cambie. No debe cambiar. La vida se basa en otras cosas, no en premios. Ni mi vida ni mi carrera dependen de los premios.
Dolor y gloria es una película autobiográfica. ¿Le haría especial ilusión llevarse el Oscar?
Tener la sensación de que sigues contando historias que interesan a la gente es muy importante. Los premios te dan vigencia. Para una persona como yo que lleva cuarenta años en este negocio, es más difícil que te nominen. Que la película haya tenido tanto éxito y tanto reconocimiento, cuando llegas a mi edad, es muy estimulante para seguir trabajando. Cada vez es más difícil y por ese motivo yo lo aprecio más. Si me dieran el Oscar el domingo, que no me lo van a dar, lo apreciaría más que cuando recibí el de Todo sobre mi madre o Hable con ella.
¿Cree que no se lo van a dar?
Creo que hay un favorito claro. Tengo el veinte por ciento de posibilidades. Hay otros factores, pero leyendo la prensa, la película favorita en esta categoría es Parásitos.
¿Cómo se sintió al ver que Antonio Banderas era considerado como un actor de color cuando le nominaron?
(Risas) Esa es una de esas cosas surrealistas que ocurren en este país. Al principio me hizo gracia, pero naturalmente es una confusión horrible porque demuestra el provincianismo y la ignorancia de la persona que lo dijo. Parece una broma de muy mal gusto.
Durante la promoción de Dolor y gloria, ¿qué le han comentado de su película que no había escuchado antes?
En la industria sorprende mucho la sinceridad de la película y la libertad que me tomo para hablar de un tema que no es muy comercial. Valoran mucho la sinceridad, que para mi no era un esfuerzo. También valoran mucho que la película interesa a todo público por igual, que eso para mi también era un misterio.
Usted ha dicho que hay premios que le emocionan. ¿Le animan estos reconocimientos a no tirar la toalla?
Me encanta que la película tenga dos nominaciones, pero lo definitivo es la respuesta del público y de los medios. El hecho de que esta película tan personal que necesitaba hacer interese a tanta gente sí que te anima a seguir. Mi vocación es seguir haciendo cine porque, como el personaje de Antonio Banderas, no concibo mi vida sin hacer cine. Mi próximo proyecto, que no debo hablar de ello, es hacer un cortometraje. Mi sueño es hacer las historias que quiero hacer.
¿Cómo recuerda el momento más glorioso de su carrera cinematográfica?
Los momentos de gloria tienen que ver, por ejemplo, con los premios. Son fulminantes, duran segundos, pero a la vez son segundos eternos. Se siente mucha felicidad. Pero esos momentos gloriosos tienen que ver, sobre todo, con una secuencia que estás rodando y te quedas petrificado por la actuación de los actores. Ese momento en que un texto que tú has escrito cobra vida y cobra una vida inmensa delante de tus ojos, para mí son los momentos más gloriosos de mi carrera. Creo que esa es la razón por la que me hice director. Los directores somos muy afortunados. Tienes una fantasía, la escribes y después cobra vida. Cuando cobra vida de un modo emocionante y, con la talla que han demostrado todos los actores en esta película, sientes una emoción que crea adicción. Y yo soy totalmente adicto a seguir haciendo cine.