MADRID, 12 Jun. (EDIZIONES) -
El 2016 está siendo un año de dura competencia en la taquilla cinematográfica. Si bien es cierto que está siendo 'el año de oro de los superhéroes', la respuesta del espectador a la avalancha de precuelas, secuelas y spin-offs no está siendo tan favorable como los estudios esperaban. ¿Habrá agotado Hollywood su 'gallina de los huevos de oro', o simplemente necesita dar una tregua al público?
Ya ha comenzado la temporada de verano. Una época que en las últimas décadas se ha caracterizado por contar con una gran avalancha de blockbusters que tienen un único objetivo: llenar las butacas de las climatizadas salas de cine durante los meses estivales. Sin embargo, la gran mayoría de estrenos programados para 2016 son, o bien continuaciones de sagas, o bien películas que se engloban dentro de una 'identidad de marca'.
Mientras que algunos de los próximos estrenos, como Suicide Squad, Buscando a Dory o Expediente Warren 2 parecen (a priori) apuestas seguras, el reciente estreno estadounidense de Ninja Turtles: Fuera de las sombras ha puesto de manifiesto la desgana del público por visitar historias ya conocidas.
Y la cosa no acaba ahí. Warcraft: El origen no ha tenido la acogida esperada (con una recaudación de 25 millones de dólares en su primer fin de semana), y próximos estrenos como Independence Day: Contraataque, Star Trek: Más Allá o Jason Bourne, ni siquiera se muestran como productos apetitosos para el espectador. ¿A qué se debe este repentino cambio en la mentalidad de los asistentes a las salas?
DEL REMAKE AL REBOOT
Los ejecutivos de los grandes estudios hollywoodienses admiten (siempre en privado) que no son precisamente parciales a la hora de dar luz verde a un proyecto, con las continuaciones de sagas como grandes favoritas para ser realizadas. Y no dudan en señalar a las (buenas o malas) críticas como principal responsable del éxito de un film, pese a que películas como Batman v Superman son un claro ejemplo de que esto no es del todo cierto.
"En los últimos tiempos la popularidad de las secuelas ha caído en picado", comenta el analista de taquilla Paul Dergarabedian en declaraciones a The Hollywood Reporter. "Las fórmulas probadas como éxitos, los personajes conocidos por el público y los argumentos que actúan como eje central de una saga, han actuado como una póliza de seguros contra el fracaso en taquilla", asegura en su análisis.
"Sin embargo, el 2016 ha demostrado ser un duro campo de batalla, y el panorama cinematográfico se ha plagado de una serie de secuelas que se han quedado cortas", continúa Dergarabedian. "Por lo tanto, es inevitable cuestionar toda la noción del atractivo inherente a una historia no original, que es en lo que las franquicias basan su contenido" concluye su análisis.
Sin embargo, el hecho de adaptar, con nuevas tecnologías y nuevos realizadores, películas clásicas en los denominados remake y reboot, tampoco parece ser un sinónimo de éxito en taquilla. Es difícil vaticinar en qué medida películas como La leyenda de Tarzán, Ben-Hur, o el remake femenino de Cazafantasmas van a ser o no fiascos en taquilla, dado que no hay mucha gente que haya expresado sus fervientes deseos de ver éste tipo de producciones.
EL PROBLEMA DEL STREAMING
Pero para ser justos, tampoco películas originales como Dos buenos tipos, que cuenta con Russell Crowe y Ryan Gosling como protagonistas, o Money Monster auguran un buen éxito en taquilla. Es cierto que éstas cintas, menos ambiciosas, pueden ser más atractivas para el público exigente. Pero es tal la avalancha de contenidos en streaming, YouTube y otras plataformas, que la afluencia del público al cine se ha visto peligrosamente reducida para este tipo de producciones.
"El consumidor es bombardeado constantemente por la calidad del producto, ya sea en películas, streaming, televisión por cable o televisión por Internet", comenta el jefe de distribución doméstica de Fox Chris Aronson a la publicación estadounidense. "Los espectadores han dejado de ser tan tolerantes con las películas de calidad mediocre".
A estas alturas, la idea propuesta por la veterana productora Lynda Obst que aseguraba que "en Hollywood, la familiaridad engendra el éxito y no el menosprecio" parece estar quedándose obsoleta. Está claro que hay ciertas franquicias que el público está deseoso de visitar una y otra vez, como Star Wars, el universo cinematográfico de Marvel o James Bond, una saga que se renueva constantemente cada pocos años.
Sin embargo, la denominada 'secuelitis' ha pasado factura a otras producciones como Alicia a través del espejo, Ted 2 o Zoolander 2. Películas cuya secuela, costando el doble que la original, no ha logrado superar la taquilla de ésta. Y todo porque los responsables de los estudios deciden hacer 'películas en serie', sin importarles si el público realmente tiene interés en verlas.
LA 'SECUELITIS', ESA TERRIBLE ENFERMEDAD
La gente adoraba Ted o Malditos Vecinos, e incluso las primeras entregas de la serie Divergente. Sin embargo, las secuelas se pegaron el batacazo, simplemente porque el público se cansó de ver 'la misma fórmula reciclada'.
De hecho, ni siquiera las grandes franquicias se libran de 'la maldición de la secuelitis'. El estreno de X-Men: Apocalypse se ha posicionado muy por detrás de Días del futuro pasado, tanto en taquilla como en crítica. Y ambas películas son de Bryan Singer. Sin embargo, el spin-off de la saga mutante, Deadpool, se ha revelado como una de las grandes sorpresas de 2016.
Al fin y al cabo, la industria hollywoodiense se basa en la incómoda alianza entre el arte y el negocio. Hacer una película de estudio es realmente caro, por lo que los realizadores siempre tienen que tener en mente el público potencial al que irá dirigida. Sin embargo, los gustos de los espectadores son tan fluctuantes, que el riesgo es algo inherente a la cinematografía, ya sea como arte o como industria. Y cualquier intento de reducir éste riesgo en el retorno de la inversión es probablemente una condena directa al fracaso.
EL CINE, ¿ARTE O NEGOCIO?
"El bajón de la secuela este año revela que Hollywood está muerto de miedo creativo", asegura el analista Jeff Bock. "Se podría argumentar que el público se ha cansado de las secuelas. Sin embargo, siguen acudiendo en masa a comprar entradas para algunas grandes sagas. Hay que permitir un tiempo a las fuerzas creativas para que puedan repostar y recargar", continúa.
"Se trata de forjar un nuevo territorio, y esperar hasta que el impulso y el interés significativo del público se construya de nuevo. Algo que Hollywood no suele tener a bien hacer", añade Bock. "Sin embargo, el ritmo actual de las producciones hace que esto sea casi imposible. Ya hace años que las adaptaciones llegan a un ritmo vertiginoso, y la saturación de títulos ha acabado quemando la taquilla", concluye el analista.
"Tal vez, la pregunta real es si es más importante la calidad o la categorización", dice Dergarabedian. "¿Se puede decir simplemente que cuando una película se etiqueta como secuela directamente sufre una pérdida de valor y poder de atracción entre el público? No lo creo", concluye en su análisis.
Por el momento, habrá muchas oportunidades de descubrir si las palabras del analista son ciertas. Ya que en éste 2016 aún quedan, además de todas las películas comentadas anteriormente, estrenos pendientes de la talla de Rogue One o Doctor Extraño, que reafirmarán o tirarán por tierra todas éstas teorías.