MADRID, 21 Ago. (EDIZIONES) -
Pocos actores tienen el empaque suficiente para dar vida a una divinidad. Lo hizo sir Laurence Olivier en Furia de Titanes (la original), lo hizo Val Kilmer poniéndole voz en El príncipe de Egipto y, por supuesto, y en el imaginario colectivo, lo hizo Morgan Freeman en Como Dios.
Y dada su maestría y savoir faire en el papel, amén de aprovechar el estreno de una cinta con tantas implicaciones religiosas como Ben-Hur, en la que encarnará de Ilderim, el actor afroamericano ha tenido a bien aconsejar al resto de actores para cuando se tengan que enfrentar a tan celestial empeño.
"Lo divino no es tan difícil de interpretar a decir verdad", comienza Freeman, "la gente te dice 'Bueno, tú has hecho de Dios, ¿cómo lo preparaste? ¿Fuiste a la iglesia quizá?'. Y yo les digo 'No. Yo leo el jodi... guión, así es como me preparo".
Morgan Freeman parece ser, con este escueto pero ilustrativo consejo, de la escuela más hitchcockniana, pues el célebre director sacó a relucir todo su verbo en otra célebre frase: "Cuando un actor viene a decirme que quiere discutir su personaje, le contesto 'Está en el guión'. Si me pregunta '¿Cuál es mi motivación?', simplemente le respondo 'Tu sueldo'".
Se desentiende pues de todo el Método o cualquier otra técnica de actuación que no sea seguir a rajatabla el libreto, y así ni ha tenido que boxear para prepararse su papel en Million Dollar Baby, ni ha tenido que ser un vaquero para Sin perdón, ni entró en prisión por tiempo ilimitado para Cadena perpetua ni, claro está, fue Dios para interpretarle en Como Dios y su secuela.