El caballero oscuro: La leyenda renace, Nolan regala a su Batman el colofón que se merece

CHRISTAN BALE EN THE DARK KNIGHT RISES
WARNER BROS.
Actualizado: jueves, 19 julio 2012 13:13

MADRID 19 Jul. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -

Prometió un final épico... y no ha defraudado. El Batman de Christopher Nolan regresa a los cines por tercera y última vez con 'El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace' ('The Dark Knight Rises'), el broche de oro que se merecía la saga que ha elevado el cine de superhéroes a otro nivel.

Antes de entrar en materia, no está de más recordar lo esencial que resulta entender la trilogía de Nolan como un todo. Invertir -que no malgastar- unas horas en revisar los dos capítulos anteriores es un ejercicio de regocijo cinematográfico con recompensa. Dicho queda.

Y es que... de aquellos polvos vienen estos lodos. Pongámonos en situación. Han pasado ocho años desde que el Joker aterrorizara Gotham con sus macabros juegos. Un caos que terminó con Batman asumiendo la muerte -y los crímenes- del fiscal Harvey Dent. La mentira convirtió al caballero blanco en el símbolo de la lucha contra el crimen -e inspirador de una férrea y eficaz ley- y al caballero oscuro en villano.

Y si el antaño héroe de la ciudad es un fugitivo proscrito, Bruce Wayne, el hombre que se ocultaba tras la máscara, es ahora un hermitaño tullido refugiado al abrigo de los muros de su reconstruida mansión y que sus días en batín. "No hay nada ahí fuera que me interese, Alfred", replica ante la insistencia del mayordomo para que regrese a la vida pública.

En estas estamos, con Alfred (Sir Michael Caine) soportando a su mohíno señor y Lucius Fox (Morgan Freeman, sin el 'Sir' delante... pero como si lo tuviera) gestionando el mermado imperio Wayne, cuando la aparición de Selina Kyle espabila al multimillonario. La sutil, a la par que contundente, ladrona a la que da vida Anne Hathaway -una de las más gratas sorpresas de la cinta- sacude la curiosidad de Bruce y logra que abandone un estilismo propio de 'El Nota' para volver al traje y la vida social.

Pero la felina ratera no será el mayor de sus problemas. Una amenaza mucho mayor crece en las profundidades de Gotham: Bane, el colosal terrorista que encarna el rotundo Tom Hardy, sumirá a la ciudad en el caos más absoluto. Su brutal irrupción conseguirá que Wayne desempolve al murciélago y despierte definitivamente de su letargo.

El resurgir del héroe para combatir el mal que emerge disfrazado de revolución centra el último capítulo de la trilogía que, insistimos, hay que entender como un todo: tres partes sólidamente ensambladas de una lúcida historia que han hecho de Batman lo que -al menos en la pantalla- nunca fue. Un mito.

Si atendemos a la visión fraccionada del conjunto, puede que 'El caballero oscuro' sea mejor película, más equilibrada en su planteamiento, nudo y desenlace. La secuela contó además con un valor añadido: el Joker, el villano más atractivo de todo el universo de Batman que Heath Ledger elevó a la categoría de magistral. Nolan era consciente de ello, y puede que por eso no matara al payaso. Pero la repentina muerte de Ledger se encargó de cerrar esa puerta. Una lástima.

Pero incluso extrañando al lunático de la eterna y cicatrizada sonrisa, y reconociendo la ligera superioridad de su antecesora, no es menos cierto que 'El caballero oscuro: La leyenda renace' es otro producto superlativo. Y no ya solo en el cine de superhéroes, sino como thriller de acción.

Sus casi tres horas de metraje pasan sin la necesidad de echar un vistazo al reloj gracias a las muchas bondades que derrochan Nolan, sus guionistas, su elenco y todo su equipo técnico.

En este apartado, en el técnico, las escenas de acción se perfeccionan en su ejecución, tanto por su claridad como por su espectacularidad. El batwing, nuevo juguetito del murciélago, tiene un papel estelar en este más difícil todavía. Mención especial merecen los encontronazos entre Batman y Bane, crudos y contundentes cuerpo a cuerpo como pocos se han visto en la gran pantalla.

En cuanto al reparto, Christan Bale -que es y ya siempre será Batman- sale de nuevo victorioso del reto que supone encarnar al siempre atormentado, ahora más decrépito y desencantado, Bruce Wayne. El resto de viejos rockeros de la saga -Gary Oldman, Morgan Freeman y, sobre todo, Michael Caine- hacen lo que saben, lo que llevan haciendo casi toda su vida: bordarlo.

Los veteranos encuentran cumplida réplica en los novatos: Un Tom Hardy imponente tras la máscara y los músculos de Bane; un Joseph Gordon-Levitt que justifica el peso que la trama le otorga a su personaje (el agente Blake); una Marion Cotillard que sabe lo que quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere; y, especialmente, una Hathaway en estado de gracia. En contra de lo que muchos pensaban -incluido el que firma estos párrafos- la protagonista de 'La boda de Rachel' se come a las anteriores Catwoman, desde el rabo hasta los bigotes. Hathaway, y el resto, vuelven a dar la razón a Nolan en sus, a veces, controvertidas elecciones.

Sí, 'El caballero oscuro: La Leyenda Renace' tiene estas y muchas otras virtudes -la imponente música de Hans Zimmer, una compleja historia que va sumando nuevas variables, un ambiguo trasfondo que, en los tiempos que corren, invita al debate...- y también algunos ligeros altibajos. Pero sobre todo tiene algo que no tiene ninguna otra: el final. Y... ¡Qué final!

Sus cuarenta últimos minutos, con sus -condescendientes para unos, geniales para otros- epílogos incluidos, son el súmmum de una trilogía que ha cambiado para siempre el cine de superhéroes.

Una saga a la que, por el mero hecho de estar protagonizada por un tipo que va vestido como si todas las noches fueran Halloween, hay quien todavía le niega el pan y la sal.

Bien pensado, épico es un adjetivo que se queda corto. Así que ocupen su butaca y pongan ustedes el epíteto que deseen. Servidor, de momento y si le disculpan, esta semana sí se levanta y aplaude.