MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS - Israel Arias)
Grandes ideas hay muchas. Para conseguir hacer de su desarrollo una película buena, incluso excelente en el mejor y más difícil de los casos, es necesaria una ejecución dotada de una pericia -tanto intelectual como técnica- que supere incluso aquella genial ocurrencia primigenia.
Una proeza que Pixar vuelve a lograr (¡y de qué manera!), en Del Revés (Inside Out), la cinta que supone el regreso de la factoría de animación a su mejor nivel y con la que ese genio genial que es Pete Docter nos regala un recuerdo esencial de buen cine que conservar con mimo en el almacén de nuestra memoria a largo plazo.
'Dejemos de buscar fuera, ¿por qué no miramos dentro?'. Sí. Es verdad que con una buena idea bajo el brazo todo es más sencillo, ya sea rodar una película o perpetrar una de esas 'creativas' ensaladas de verano. Pero la verdadera genialidad de Del Revés, la brillantez que hace que su hora y media sea una auténtica virguería de principio a fin, es cómo consigue que una vez allí, dentro de la cabeza de una niña de once años que ve cómo todo su feliz mundo se pone patas arriba tras un traumático cambio de ciudad, cada paso hacia adelante sea tan o incluso más fascinante que el anterior.
El libreto que firma Michael Arndt -escrito a partir de la, insistimos, genial idea de Docter- es un prodigio de ritmo, lucidez y agilidad que sustenta el apabullante festín visual y el carrusel de emociones que vivimos yendo de un lado a otro de la mente de Ridley, una niña que se enfrenta al siempre difícil reto de destruir para dejar espacio a lo nuevo, de dejar atrás la infancia y comenzar a ser... lo que quiera ser.
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Del Revés es un espectáculo emocionante y emotivo, plagado de pasajes brillantes y divertidísimos en el que además de quedar deslumbrados por la magia técnica del mejor Pixar, redescubrimos mecanismos básicos y esenciales de nosotros mismos y del proceso de construcción de nuestra personalidad.
Un viaje alucinante que devuelve al estudio el lustre de antaño, el conseguido con títulos como Toy Story, Up o Wall-E. Arriesgar y apostar por una nueva idea, si es buena, lo hace todo más sencillo... que no fácil. Lo que consigue Pixar con Del Revés es una gesta cinematográfica. Otra más.