MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS - Israel Arias)
En Misión Imposible - Nación Secreta Tom Cruise (metido por quinta vez en la piel de Ethan Hunt) nos da exactamente todo lo que esperamos de un blockbuster estival... y un poquito más.
El ABC del género bien ejecutado y lujosamente presentado por un Christopher McQuarrie que pule los destellos que dejó en la irregular Jack Reacher -aquella secuencia del francotirador será difícil de olvidar- para firmar la que es la mejor película de una saga de acción que -ojo, noticia- ha sabido envejecer dignamente.
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Y es que la quinta entrega de Misión Imposible es una película de acción pura y dura prácticamente modélica. Cuenta con un protagonista carismático, una partenaire enigmática y magnética, un ritmo constante y vigoroso, cuatro o cinco espectaculares secuencias a cual más aparatosa e inverosímil y un buen puñado de golpes de humor, necesarios para ir desengrasando mientras saltamos de país a país entre puñetazos, tiros y acelerones. Una suerte, esta del 'chascarrillo express', en la que Simon Pegg -posiblemente el mejor compañero de pintas vivo en este hemisferio- se lleva la palma.
Poco más se le puede pedir a un blockbuster veraniego que se entrega sin disimulo a los placeres del género y en el que el paladín de la Cienciología vuelve a demostrar que, le pese a quien le pese, sigue en plena forma.
Y no va a parar aquí. En el horizonte de Cruise aparecen las secuelas de Jack Reacher (esta vez sin McQuarrie) y de la mítica Top Gun y la ya confirmada sexta entrega de la saga cinematográfica nacida de la mítica serie de televisión de los sesenta y que ahora nos ocupa. Si Hunt, es decir, Cruise, no es inmortal... poco le falta.
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