MADRID 31 Oct. (EUROPA PRESS - Israel Arias) -
Con la vitola de ser la mejor película de Bond filmada hasta la fecha, llega a nuestras pantallas 'Skyfall'. En su tercera aventura como 007 Daniel Craig se ve las caras con Javier Bardem, cuya encarnación del perturbador villano Silva es una de las grandes atracciones de la cinta.
El Bond número 23, el que estuvo varios años muerto por la crisis económica que casi hundió a la Metro Goldwyn Meyer, está comandado por Sam Mendes. Desde un prier momento, el oscarizado director de 'American Beauty' se propuso hacer algo diferente con el agente al servicio de Su Majestad. Y lo ha conseguido.
Repasemos, brevemente, de dónde venimos. 'Casino Royale' y 'Quantum of Solace', las dos primeras películas de Craig como Bond, elevaban el nivel ramplón de sus inmediatas antecesoras protagonizadas por Pierce Brosnan. Un Bond no tan falto de carisma como los de George Lazenby o Timothy Dalton, pero sí bastante blandito.
Ambas cintas compartían hilo argumental y también eran hijas de su tiempo: lastradas por la fuerte amenaza que para la reputación de Bond suponía, en aquellos momentos, Jason Bourne. Tanto en 'Casino Royale' pero sobre todo en 'Quantum of Solace', directores, guionistas y productores se empeñaron en demostrar que el recién licenciado doble cero no solo tenía más clase y personalidad que Bourne, sino que él también podía ser un saltimbanqui letal en grúas, tejados, azoteas...
Puede que sea el obligado reposo lo que mejor le haya sentado al Bond de la era Craig. No me malinterpreten, no es que Skyfall adolezca de las raciones XXL de acción a las que Bond nos tiene acostumbrados, totalmente necesarias en un producto de esta índole. Pero la cinta de Mendes tiene más, mucho más.
Tiene a un 007 que el MI6 ha dado por muerto, tiene a una M (Judi Dench) acosada con unos superiores que quieren jubilarla, tiene un flamante Q (Ben Whishaw) y, sobre todo, tiene a un gran villano: Raúl Silva que cuenta con las llaves para poner en jaque a todo el servicio secreto británico.
Bardem compone un personaje histriónico, amante de los aspamientos y por momentos desconcertante que solo tiene en común con el asesino que le valió el Oscar en 'No es país para viejos' su despiadado gusto por la muerte y por el pelazo (en este caso rubio platino).
Silva es uno de esos villanos de la escuela del Joker, para los que la puesta en escena es tan importante como la tragedia y el caos que en ella van a representar. Su irrupción en Skyfall y su primer cara a cara con Craig es la mejor secuencia de toda la cinta. Un encuentro tenso y perturbador -en muchos sentidos- que ya está dando mucho que hablar.
Sí, el es una de las grandes atracciones, pero no es el único que brilla en Skyfall. El personaje de M toma un protagonismo inusitado hasta la fecha, un reto que Dench afronta con la sobria y elegante eficacia de la que solo pueden echar mano las grandes damas del cine. Intachable.
Más frío nos dejan las dos chicas Bond: la exuberante e hipersensual Sévérine, a la que encarna Bérénice Marlohe, y Eve, interpretada por Naomie Harris. Ésta última, por cierto, con sorpresa final. Uno de los guiños a la mitología de la saga que Mendes va deslizando durante las casi dos horas y media de Skyfall. Tiempo más que suficiente -un poco excesivo quizás- para una historia que intenta escarbar en la esencia del personaje, en el porqué de Bond.
Mendes y el notable guión que firman Neal Purvis, Robert Wade y John Logan ponen su foco en el lado más oscuro de Bond, en el antihéroe. Sacan a la luz a ese asesino cínico, alcohólico -ahora le pega más al whisky y a la cerveza, por cuestiones comerciales, que a su glamouroso Dry Martini- con tendencia a la autodestrucción. Y a este 007 crepuscular los matices rudos, primitivos y consistentes que Craig a ido dando a su personaje le vienen como anillo al dedo.
¿Es Skyfall tanto tramposa con la imagen tradicional del personaje? ¿O el de Mendes es el que recoge más fielmente la esencia de la creación de Ian Fleming? Estas discusiones bizantinas se las dejamos a los fans más puristas y entregados de la saga. De lo que no hay duda es de que Skyfall es un magnífico regalo para que 007 celebre por todo lo alto su medio siglo de vida. Cincuenta años, veintitrés películas... y las que le quedan.