La bola de Cristal, un manifiesto por la televisión de calidad

Europa Press Cultura
Actualizado: lunes, 30 junio 2003 18:59

EUROPA PRESS, por Patricia Moreno

Cuenta Lolo Rico en su libro "La bola de cristal" (Plaza y Janés,

2003) que para su bisabuela la radio era una cosa de brujas. Fue esta

la idea que la inspiró para crear el mítico programa de televisión

que en los años 80 despertaba a los niños los sábados por la mañana y

que hoy da título a un libro que pretende recuperar esos viejos

tiempos. Quizá haya sido cosa de magia lo que ha hecho que la "La

bola de cristal" haya mantenido vivo su espíritu después de que el

programa dejara de emitirse hace quince años.

Los niños de entonces, hoy adultos de 25 ó 30 años, recordamos con

cariño el programa, que se emitió entre 1984 y 1988 en Televisión

Española. Para nosotros este espacio fue entonces un grupo de muñecos

que se hacían llamar "electroduendes", que tenían nombres peculiares,

la bruja Truca, el hada Vídeo, Sonoro, Capataz y la más impactante la

bruja Avería, y que hablaban de forma muy rara, con palabras como

"humanoides"y frases como ¡Viva el mal, viva el capital! o ¡Vamos a

desaprender para desenseñar cómo se deshacen las cosas!.

Sin embargo, debajo de toda esa parafernalia lingüística se escondía

toda una crítica al sistema, a la cultura, a la educación que

habíamos recibido y emprendía todo un alegato que consistía en

enseñar a los niños a aprender y a reflexionar.

El programa ha vuelto, pero en forma de libro, y mantiene vivo su

espíritu y su ideología, que la directora del programa y autora del

libro, Lolo Rico, confiesa de izquierdas. Un espíritu inspirado por

la "movida de los 80", de provocación, que reivindicaba un nuevo arte

y que ante todo no "tenía pelos en la lengua" después de tantos años

de silencio provocados por el régimen político.

El libro constituye un reflejo de lo que entonces se quiso mostrar,

un rechazo total y absoluto a los contenidos televisivos y un

convencimiento claro de que es posible hacer una televisión de

calidad.

Lolo Rico cuenta en este libro, ayudada por los que hicieron el

programa con ella, los entresijos de "La bola de Cristal" de una

forma sincera y crítica, pero sobre todo, divertida. Explica cómo

nace el programa, un espacio, en principio, dedicado al público

infantil y juvenil, pero que ella quiso que fuera distinto a lo que

se venía haciendo entonces, programas "con un plató pequeño

abarrotado de objetos de tamaño natural y descomunal y de varias

docenas de niños de los que obedecen al regidor y actores que gritan

diálogos insustanciales escritos por guionistas limitados o que no

tienen interés".

Se trata de un recorrido por la historia del programa a cuyas páginas

acuden para explicar lo que supuso para ellos esta experiencia,

Alaska -Olvido Gara- presentadora de "La bola"; Pablo Carbonell y

Pedro Reyes, quienes se ocuparon de una de las partes que más éxito

tuvieron dentro del programa, el Librovisor; Javier Gurrutxaga, que

protagonizó "La Cuarta parte" del programa; José Cano, autor de la

banda sonora, y muchos otros artistas que entonces despegaban en el

mundo del espectáculo y que hoy han consolidado su carrera como

Santiago Auserón, Loquillo y los Trogloditas o Kiko Veneno, quienes

pusieron música al programa.

A lo largo de sus 255 páginas con fotografías a todo color que

constituyen un auténtico tesoro, la autora recoge los momentos más

significativos de todas las secciones del programa: "Electroduendes",

los duendes de la electrónica, que representaban la imagen, el

sonido, el cine, el vídeo y a los que se unía la bruja Avería, cuya

voz nacía de la garganta de Matilde Conesa; "Librovisor", espacio

dedicado al fomento de la lectura y "La Cuarta parte", en la que

Javier Gurrutxaga representaba a todos los miembros de una familia a

modo de "espejo cóncavo", como él mismo afirma, "en el que se

reflejaban muchos otros padres e hijos a través de situaciones

cotidianas".

La tercera parte consistía en la emisión de series como "La

Pandilla" o "La familia Monster", ésta última repuesta por Televisión

Española años después.
Rico explica, además, los problemas con los que se enfrentó el

programa para salir adelante.

Poco dinero, pocos medios, demasiadas horas extras, demasiado

esfuerzo por parte de todos pero que mereció la pena, porque como

ella cuenta en el libro, fue un programa hecho desde la libertad. La

cuestión es que esa libertad no duró más que cuatro años, en los que

"La bola" tuvo que hacer frente a numerosas críticas que al final la

llevaron a su desaparición.

Pero también es una confesión de la autora acerca de sus inquietudes,

de sus intereses, de sus relaciones personales con los compañeros y

amigos como Carlos Valverde, director del área de programas

infantiles de TVE, quien le dio la oportunidad de llevar adelante el

programa, de cómo funcionaba la televisión, Televisión Española en

concreto, de cómo el programa marcó su vida y la de los que lo

hicieron posible.

En definitiva, todo un manifiesto en contra de la televisión

"basura". Como diría la bruja Avería, ¡por Saticón, Orticón y

Plumbicón!, quien no lea "La bola de Cristal" no sabrá nunca lo que

fue hacer una televisión de calidad.

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