MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
El senador constituyente y portavoz de la UCD en la Cámara Alta, Rafael Calvo Ortega, ha recordado la figura del Camilo José Cela parlamentario, con motivo de la celebración este miércoles 11 de mayo del centenario de su nacimiento, "un buen consejero", "siempre neutral", pero "poco asiduo" a los debates.
Fue un escritor políticamente activo y, 20 años después de ingresar en la RAE, en junio de 1977, el Rey Juan Carlos le nombró senador 'por designación real' en las primeras Cortes Generales de la Transición democrática, un papel que desempeñó hasta enero de 1979, con la convocatoria de las nuevas elecciones generales.
Al ser senador por 'designación real' formó parte del grupo parlamentario de Agrupación Independiente (GPAI), y fue vocal en la Comisión especial de investigación sobre la situación de los establecimientos penitenciarios.
En todo caso, Cela tuvo un papel relevante en la revisión lingüística del texto de la Constitución que se elaboró desde el Congreso. Abogó por denominar a la lengua oficial del Estado como 'castellano' o 'español' y por que el color 'gualda' de la bandera española fuera designado como 'amarillo'.
LA PRUDENCIA DE CAMILO
"Camilo tuvo pocas intervenciones en el Senado. No era un senador asiduo a los debates. Yo que era portavoz del entonces grupo mayoritario le preguntaba por cosas serias y contestaba de buen sentido, con prudencia. Era responsable como senador por designación real", ha confesado en una entrevista con Europa Press el político español.
De hecho, reconoce que guarda "muy buen recuerdo de él" y que trataba de acercarse siempre para pedirle consejo. "Hablé con él bastante tiempo en relación con los Pactos de la Moncloa. Veía la necesidad de un gran acuerdo entre las fuerzas políticas", añade.
Aunque advierte de que el escritor "tampoco hacía un seguimiento capilar" de los distintos asuntos parlamentarios, sí subraya lo importante que para él era conocer la opinión de Cela sobre los grandes temas.
En especial, destaca su asistencia a las sesiones plenarias, no así a las comisiones, y su preocupación por atender los distintos preceptos de la Constitución que llegaban al Senado, tras su aprobación en el Congreso.
"NO ES LO MISMO ESTAR JODIDO QUE JODIENDO"
Una de las anécdotas más recordadas del Nobel de Literatura tuvo lugar al inicio de la Legislatura constituyente. En el curso de la sesión plenaria el entonces presidente de la Cámara Alta, Antonio Fontán, se dirigió un par de veces al escritor tras ver que éste daba varios cabezazos de sueño. "El senador Cela estaba dormido", indicó.
Tras varias llamadas de atención, el autor de 'La Colmena' terminó por despertarse y responderle: "No, señor presidente, no estaba dormido sino durmiendo".
Fontán, tras esta tajante respuesta le preguntó al académico de las letras: "¿Acaso no es lo mismo estar dormido que durmiendo?". Tras esta breve interpelación Cela quiso dar una lección de lengua española a su interlocutor: "No, señor presidente, como tampoco lo es estar jodido que jodiendo".
Aunque menos conocida, otra de sus anécdotas en la Cámara Alta la protagonizó junto con otro senador, Lluís Maria Xirinacs, un político independentista catalán, escritor y religioso español que fue parlamentario por el grupo de la Entesa Catalana.
Mientras el sacedorte hablaba, el Nobel se echó una sonora ventosidad que dejó sin habla al orador y enmudeció al auditorio. Para deshacer aquel oprobio el propio Cela pidió a Xirinacs: "Prosiga el mosén". Poco después, y preguntado en televisión por este fatídico episodio, Cela negó haber expulsado tal ventosidad y argumentó que "para hacer callar a un cura, habría hecho falta un elefante, no un gallego".
(EUROPA PRESS)