Para el escritor, Pyongyang no supone una amenaza para la comunidad internacional, ya que "tiene un problema con EEUU, no con el mundo"
MADRID, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
El periodista y escritor Bruno Galindo consideró hoy que Corea del Norte es "algo parecido a un país en cuarentena" que desprende una sensación de "decorado", en el que "todo el mundo vigila a todo el mundo". Galindo acaba de publicar 'Diarios de Corea', crónica de un viaje a los dos universos de la península coreana, en el que pone de manifiesto las diferencias de dos sistemas opuestos y sus "numerosas similitudes".
Gracias a la Asociación de Amistad con Corea (KFA), el escritor se convirtió en una de las pocas personas que han tenido acceso a la República Popular Democrática de Corea del Norte, un país hermético que muy pocas personas tienen oportunidad de pisar y del que no llega prácticamente ninguna información, aparte de sus ensayos nucleares y el intercambio de amenazas con Estados Unidos.
Esta asociación "de vez en cuando, excepcionalmente" organiza algún viaje al que "excepcionalmente" se pueden sumar interesados. "Me metí en un viaje bajo pretexto de algo llamado 'Primera Marcha Internacional por la Paz y la Reunificación de Corea'", explicó en declaraciones a Europa Press. Para ello, tuvo que acatar una serie de "condiciones sine qua non como que nadie tendrá el menor contacto con la población civil, nadie podrá ir por su cuenta ni separarse del grupo". "Nadie puede estar solo en Corea del Norte", señaló.
De hecho, Galindo relató que una de las imágenes que más fuerte quedaron grabadas en su memoria fueron "las multitudes que recibían a esta marcha en los espacios abiertos y la ausencia total de gente en los espacios a los que íbamos de repente más de asueto". "O nos recibían 5.000 personas o no había un alma", señaló.
"La repetición" es otra de las características más significativas de este país en el que está prohibido internet. "Pones la tele, ponen lo mismo que ayer a estas horas, y que anteayer y que mañana; sales a la calle los mismos himnos", dijo.
"Toda imagen que uno pueda tener de un país como éste se queda corta con la realidad", indicó, una realidad que, bajo su percepción es "algo parecido a un país en cuarentena. "Se recurre a menudo al tópico del decorado, y en realidad es un tópico que puede utilizarse a pesar de ser un tópico, porque es un aspecto que desprende el lugar", dijo.
En concreto, en Pyongyang, "uno se pregunta 'dónde está todo el mundo, deben estar haciendo algo', pero nunca los ves". Galindo aseguró que se trata de "una capital hermosísima y muy grande" con "un aspecto abandonado, porque no tiene coches", debido a la crisis energética que vive el país, tras el derrumbe del mercado socialista. "Es una ciudad hermosísima, monumental, que está llena de edificios récord. Está el obelisco más grande del mundo, el estadio de futbol más grande del mundo, el arco de triunfo más grande del mundo, el hotel más grande del mundo --dijo--, con esa monocromía propia de algunos regímenes".
"Dicen que suenan cinco sirenas al día: a las seis de la mañana para levantarse, a las siete para entrar a trabajar, a las doce para ir a comer, a la una para volver a trabajar, a las cuatro para volver a casa", relató. No obstante, apuntó, el sonido de Pyongyang es "el retumbante sonido del silencio", junto al sonido "de las detonaciones que llegan desde campos de práctica y el sonido de las marchas militares y de las canciones que arengan al pueblo en sus sentimientos patrióticos".
Mientras, la población vive con el sentimiento de la "responsabilidad colectiva". "Todo el mundo vigila a todo el mundo" en una sociedad "diabólicamente estructurada" que "se vigila a sí misma", indicó.
NORTE Y SUR
Tras visitar el Norte, Galindo viajó al sur, donde pudo constatar que se trata de "un mismo pueblo", aunque con diferencias "radicalizadas" desde la separación artificial surgida tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la que Corea no participó.
En concreto, cuenta en su obra cómo ambos países han tenido problemas con la democracia, son de educación confucionista, pagan en wons, comen carne de perro, cantan en karaokes, saben mucho de cuestiones nucleares y celebran su independencia de Japón el mismo día.
Pero, quizás, por encima de estas distinciones, aparece la relación con Estados Unidos, quien, según Galindo "obstaculiza claramente todo intento de negociacion entre las partes". "A lo mejor este libro es un libro sobre Estados Unidos y no me he dado cuenta", señaló.
"Estados Unido es el país que dibujó la frontera actual; es el gran enemigo de Corea del Norte como todos sabemos", pero en el Sur la gente también está "harta" de Estados Unidos.
De hecho, indica, "en los últimos años hay un replanteamiento político, una ligera y nueva inclinación hacia China como un posible potencial aliado". "Significa un poco que tal vez los coreanos del sur sienten que ya está bien. Corea del Sur tiene una presencia militar de Estados Unidos desde los años 50" que ha llegado a ser de hasta 37.000 soldados, "con el desgaste que eso genera".
"Las tropelías que vienen cometiendo los soldados con la población civil no son nada desdeñables, hay periódicamente asaltos, hay violaciones, en algunos casos ha habido asesinatos", dijo. Todo esto genera "una reacción" de la población civil. Incluso a la gente "más joven y menos documentada le cae muy bien Kim Jong-Il, lo vee como un amigo, pero por una reacción anti Bush", asegura.
De este modo, para Galindo, un giro de 180º en la Casa Blanca, con la llegada de un presidente demócrata, sería algo "muy positivo" para solucionar el contencioso nuclear con Corea del Norte. Ya que, hasta ahora, a pesar de que, de cara por ejemplo a la reunificación de la península, los últimos años "han sido muy buenos para el protocolo" al nivel de las relaciones entre ambos países, "la política exterior de Estados Unidos ha sido muy mala para el protocolo".
Para Galindo, Pyongyang no supone una amenaza, y menos para el mundo. "Corea del Norte tiene un problema con Estados Unidos, no con el mundo", subrayó.