MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
El escritor Julio Llamazares emprende en 'El viaje de Don Quijote' (Alfaguara) el camino de los protagonistas de la novela cervantina por una España "que aún es muy quijotesca" y en la que los bandoleros "están hoy en los paraísos fiscales".
Con motivo del IV centenario de la publicación de la segunda parte de 'El Quijote', Llamazares salió en el verano de 2015 a seguir los pasos de Alonso Quijano en un viaje que terminó resultando en treinta crónicas publicadas en 'El País', en las que recorre prácticamente todos los lugares señalados en las dos partes del libro.
En cierta manera, este viaje es un "remedo" del que hizo Azorín cien años antes --que únicamente se centró en La Mancha--, por encargo del padre de Ortega y Gasset (director de 'El Imparcial'), quien por aquel entonces le entregó un sobre con dinero y un revólver para adentrarse en los caminos de Castilla La-Mancha.
"A diferencia de Azorín, no tuve que viajar en un carro con un mulo porque tenía mi coche, llevaba una tarjeta de crédito y he prescindido del revólver porque ahora ya no hay bandoleros, los que hay están en las oficinas de inversión o en los paraísos fiscales", ha bromeado en una entrevista con Europa Press el autor.
Llamazares ha rechazado la idea de que este libro se pueda convertir en una 'guía de viaje' sobre el trayecto del Quijote y su fiel escudero Sancho Panza, puesto que es "imposible". "'El Quijote' pasa por todos los lugares y ninguno, es una geografía fantástica que pasa únicamente por la imaginación de Cervantes", ha recordado.
De hecho, el autor ha señalado que ya desde la primera línea del libro no se citan más que una docena de topónimos reales, con una mayor precisión en la última parte por Zaragoza y Barcelona. Para Llamazares, la 'cuna' de 'El Quijote' no se puede localizar porque "si Cervantes hubiera querido dotarle de cuna, lo habría hecho. No fue así", ha indicado.
LA MANCHA TEMÁTICA
En relación con esto, el escritor habla en su libro de una 'Mancha temática' en la que diversos pueblos se pelean por "sacarle rendimiento" al turismo cervantino como zona de paso de los dos protagonistas. "Se olvidan de que El Quijote y Sancho Panza siempre fueron por sitios despoblados y huyendo de la justicia, es muy difícil perseguir esos lugares", ha matizado.
Llamazares acompañó este viaje con una edición de 'El Quijote' en sus manos, algo que entiende es "el mejor homenaje que se puede hacer" a la obra. En ocasiones, leía en voz alta pasajes del libro, como en la cueva de Montesinos, donde un cicloturista que pasaba por ahí pensó que Llamazares hacía eso por estar frente a una fosa común.
El libro se llena de multitud de anécdotas, como cuando al llegar al Toboso el autor se encuentra, a diferencia de sus suposiciones, con que solo hay una Dulcinea en el pueblo. "Ha sido una experiencia increíble, a veces me preguntaba cómo me podían estar pagando por hacer esto", ha comentado con humor.
ZAPATERO, UN QUIJOTE
LLamazares --quien reconoce que solo ha leido una vez de manera seguida el libro, el resto alternando pasajes-- ha criticado la "sacralización" que se ha hecho con la obra de Cervantes. "Esto no es una competición a ver quién lo lee más veces, el problema es que esa sacralización, en lugar de acercarlo a la gente, lo ha alejado, a pesar de ser una novela popular con mucho humor", ha lamentado.
Y entre los responsables, también señala a los políticos que han descuidado el centenario de Cervantes. "No sé si se están haciendo muchos o pocos actos, pero sí se está improvisando. Recuerdo que hace unos años, por el 2007, a Zapatero se le ocurrió decir en las Cortes que había que empezar a preparar el centenario y pasó un poco por quijote", ha concluido.