MADRID, 21 Abr. (EDIZIONES - David Gallardo) -
Bruce Springsteen & The E Street Band debutaron en España hace 38 años, un 21 de abril de 1981 en el Palacio Municipal de Deportes de Montjuic de Barcelona que no se llenó por poco, pero en el que se congregaron alrededor de 7.000 enfervorecidos fans.
Eran otros tiempos, desde luego. La música no estaba al alcance de un click y había que salir ahí fuera a buscarla, husmeando y rastreando con altas dosis de ansia y tenacidad. Bruce Springsteen ya había cosechado gran éxito mundial con su tercer disco, Born to Run (1975), y con el cuarto, Darkness on the edge of town (1978), pero en España su popularidad andaba algún peldaño por debajo que en los países anglosajones.
Aquí el mito fue engordando gracias a grabaciones piratas adquiridas por correo postal y posteriormente difundidads de casete a casete, mientras las publicaciones musicales especializadas ejercían su impagable labor de prescripción y análisis. Para cuando en octubre de 1980 llegó a las tiendas el quinto trabajo de Springsteen, The River, su éxito mundial comenzaba a ser real y en España ya había mimbres para una primera visita.
Así fue como el promotor Gay Mercader, esencial en los primeros grandes recitales en vivo en nuestro país, consiguió que Bruce Springsteen incluyera Barcelona en su periplo europeo de la primavera de 1981, en un momento en el que la Ciudad Condal no tenía ni de lejos el poderío de atracción que tiene en la actualidad, convertida en parada casi obligatoria para todos los grandes artistas (en no pocas ocasiones en detrimento de Madrid incluso).
RECITAL MARATONIANO
Sea como fuere, la noche del 21 de abril de 1981 se plantaron en el Palacio de Deportes de Montjuic alrededor de 7.000 fans que nunca habían visto a Bruce Springsteen & The E Street Band en directo (quizás alguno sí, concedamos) y que todo lo que intuían lo habían visto en grabaciones no oficiales de dudosa calidad o lo habían imaginado leyendo apasionados textos de cronistas desbordados por los adjetivos calificativos.
Ya entonces las actuaciones de Springsteen eran ceremonias maratonianas en las que se intercalaban momentos de oscura intensidad con torrentes festivos de rock n' roll. Aquella noche fueron más de tres horas de canciones de sus cinco primeros discos, con especial incidencia en The River, sin olvidarse de algunas versiones que todavía ahora forman parte de su repertorio en 2016.
Tras el comienzo con Factory y Prove it all night se sucedieron Out in the street, The ties that bind, Darkness on the edge of town, Independence day, Who'll stop the rain? (de Creedence Clearwater Revival), Tow hearts, The promised land, This land is your land (de Woody Guthrie), The River, Badlands y Thunder Road.
Esa fue la primera hora y media de concierto, tras la que hubo un descanso de treinta minutos que despistó a algunos asistentes que pensaron que eso era todo. Pero no, pues todavía quedaba otra mitad con Cadillac ranch, Sherry darling, Hungry heart, Because the night, You can look (but better not touch), Point Blank, Racing in the Street, Backstreets y Ramrod.
No quedaba ahí la cosa pues había tiempo todavía para el frenesí rockero de Rosalita (come out tonight), la grandilocuencia de Born to run y el descabello final con la fiesta desbocada del Detroit medley y Rockin' all over the world. Cuentan los cronistas de la época que un Springsteen sorprendido por la reacción del público prometió no olvidar nunca aquella noche y volver a la ciudad, algo que ha cumplido y sigue cumpliendo a pies juntillas.
UNANIMIDAD DE ELOGIOS EN LA CRÍTICA
En un tiempo en el que la sorpresa en el rock en vivo era la pauta, los que asistían a conciertos no sabían realmente qué esperar. No había infinidad de vídeos en Youtube grabados en otras ciudades para ver antes de la fecha señalada. Era un acto de fe que en las buenas ocasiones obtenía una sabrosa recompensa.
Y tal y como se recoge en el libro Bruce Springsteen en España de Jordi Bianciotto y Mar Cortés (Quarentena Ediciones), los 7.000 asistentes a aquella primera cita española con el rockero de New Jersey salieron más que colmados, pues hubo unanimidad en la prensa a la hora de elogiar la intensidad, la emoción, la entrega y el talento de los músicos.
Así, se sucedieron titulares trascendentales como "El mejor concierto del año" (en El Diario de Barcelona), "El gran ejemplo del mejor rock" (El noticiero universal), "La emoción y la verdad del rock" (El País), "Bruce Springsteen fue la vida" (El Alcázar), "El retorno de los héroes" (ABC), "El concierto del siglo" (El Gran Musical), "Una noche para el recuerdo" (revista Disco Actualidad) e "Inolvidable" (revista Vibraciones).
LA SEMILLA EN ESPAÑA
Como no podía ser de otra manera una vez que Springsteen alcanzó el éxito absoluto mundial con Born in the USA tres años después, quienes asistieron a la cita barcelonesa en abril de 1981 lucen con orgullo sus galones de 'yo lo vi primero'. Y entre esos está Loquillo, quien escribió la canción 21 de abril como recuerdo de aquel recital iniciático.
"Fue un concierto muy importante", recalca a Europa Press sobre este aniversario Loquillo, quien recuerda con una amplia sonrisa que seis días después también tocaron The Clash en Barcelona: "Eran mis dos referencias. De hecho, tenía una pelea abierta con los rockers y los teddy boys porque me gustaban ambos y eso no podía ser. Pero yo salí ganando porque la historia ha demostrado que tanto unos como otros cambiaron la historia de la música. Nos cambiaron a todos y nos hicieron mejores".
El concierto del 21 de abril de 1981 en Barcelona fue, por tanto, de esos que confirman en carne y hueso lo que ya muchos imaginaban en sus noches de insomnio melómano, mirando al techo en la noche con los auriculares a todo volumen, tratando de adivinar cómo sería escuchar esas canciones en directo, junto a tus iguales, en sin igual liturgia que va más allá del rock y las canciones.
Después llegarían a España las grandes giras en estadios (no la de Born in the USA, pues Bruce en 1985 sí se olvidó de su promesa a los fans españoles, que tuvieron que desplazarse en masa a Montpellier), la exposición en los medios y los millones de discos vendidos. Pero siempre con la honestidad, la autenticidad y el emocionado músculo por bandera.