MADRID, 9 Feb. (EDIZIONES - David Gallardo) -
The Cavern es el club de Liverpool donde los Beatles se hicieron grandes, fogueándose noche tras noche hasta llegar a dar un total de 292 conciertos desde su debut allí, que tuvo lugar el 9 de febrero de 1961, es decir, este martes hace 55 años.
Ubicado en el número 10 de Mathew Street, es uno de esos lugares fundamentales en la historia de la música pop y rock de nuestro tiempo, debido a que fue en The Cavern donde Brian Epstein vio por primera vez a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Pete Best, los entonces inexpertos (y sin contrato discográfico) integrantes del cuarteto.
Tan impresionado quedó Epstein que rápidamente se convirtió en su mánager y les ayudó a conseguir su contrato discográfico con EMI (no sin dificultades, pues fueron rechazados por Decca, en una de esas decisiones que se recuerdan para siempre). También influyó en la salida del grupo del batería Pete Best, quien fue reemplazado en agosto de 1962 por Ringo Starr, algo que enfadó a no pocos fans del todavía incipiente grupo.
Epstein también fue el 'culpable' de que los integrantes del cuarteto dejaran de vestir sus cazadoras de cuero y sus pantalones tejanos, influencia de Elvis Presley, con los que actuaban por aquel entonces en The Cavern (y en el Top Ten de Hamburgo, entre otros) para pasarse a los trajes y los peinados de 'escarabajo' que finalmente terminarían siendo su seña de identidad durante los primeros años y su pasaporte definitivo a la fama.
Pero retomando la historia de The Cavern, está registrado que el primer recital de The Quarrymen (con John Lennon y Paul McCartney) en sus instalaciones fue el 21 de febrero de 1957. Esa era la banda de alguna manera precursora de lo que terminaron siendo los Beatles, que dieron su primer concierto oficial allí con su nuevo nombre el 9 de febrero de 1961.
Por aquel entonces, los Beatles actuaban al mediodía, aunque pronto comenzaron también a ocupar las noches al tiempo que su fama iba aumentando y se corría la voz de que algo muy serio ocurría por allí. Convirtiendo The Cavern en algo así como su guarida, el grupo tocaría allí otras 291 veces tras su debut durante 1962 y 1963.
La última de estas actuaciones tuvo lugar el 3 de agosto en 1963, un mes después de publicar She loves you y ser ya leyenda en vida. De hecho, apenas seis meses después ponían rumbo a Estados Unidos por primera vez, algo que fue determinante en su carrera y en estallido de toda la locura que les acompañó hasta su separación en 1970 (y en sus posteriores carreras como solistas).
A pesar de ser un lugar casi mitológico, The Cavern cambió de manos en varias ocasiones y fue demolido casi en su totalidad en 1973 por unas obras ferroviarias. Una réplica del club fue construída de nuevo en 1984 ocupando casi la totalidad de su sitio inicial, utilizando incluso ladrillos supuestamente originales.
El 16 de enero de 1997 se descubrió una estatua de John Lennon a la entrada de The New Cavern Club, un lugar donde Paul McCartney volvió a actuar el 14 de diciembre de 1999, aportando aún más misticismo y relevancia a un lugar ya de por sí de peregrinaje para todos los beatlemaníacos.
La relación de los Beatles con The Cavern está registrada en dos recientes documentales: I Was There When the Beatles Played the Cavern (2011) de John Piper, y Good Ol' Freda (2013), dirigido por Ryan White. Son años, sin duda, rebosantes de magia para los fans del grupo en particular y los amantes de la música en general. Porque en aquel pequeño club (aún abierto y apoyando nuevas bandas) empezó todo. Casi literalmente, todo lo que vino después en la música pop rock.
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