El de Úbeda celebra el primero de sus dos conciertos en la capital con los que cierra su última gira
MADRID, 19 Dic. (Michelle Ortega - EUROPA PRESS) -
'Contra todo pronóstico' llega a su fin en el templo que impulsó su título, un WiZink Center de Madrid donde Joaquín Sabina ha encandilado este lunes, 18 de diciembre, a unas 13.000 personas con sus ripios y versos inmortales, unos que, haya o no más discos o giras, quedarán grabados en las memorias.
Fue en este recinto donde el 12 de febrero de 2020, el día de su 71 cumpleaños, Sabina sufrió una aparatosa caída al foso de dos metros de altura, lo que resultó en un ingreso hospitalario e intervenciones por diversos traumatismos. Un pie mal apoyado pudo apartar al jiennense de la música, pero no fue así, y, contra todo pronóstico, volvió a los escenarios con una gira que, precisamente, optaba por este título.
Esa gira, que comenzó en abril en Las Palmas de Gran Canaria, tendrá su cierre definitivo en un concierto en la noche del próximo miércoles, 20 de diciembre, pero ha contado en la velada de este lunes con una primera parte de ese adiós. O hasta luego, porque Sabina es impredecible aunque parezcan ya pesarle los años.
Lo que si era de esperar, es que harían falta dos fechas en Madrid para despedir esta gira, que ha sido de las más "emocionantes" del genio de Úbeda, tal y como ha expresado desde las tablas del antiguo Palacio de los Deportes, a las que ha saltado sobre las 21.10, con un poco de retraso, ataviado con su famoso bombín y una americana azul de rayas.
Recibido por un público en pie, Sabina ha arrancado a ritmo de 'Cuando era más joven', para después dar la bienvenida al respetable de Madrid. "Contra todo pronóstico esta gira tan intensa, tan larga y emocionante ha llegado a su fin. Pasado mañana se termina. En esta gira hemos tocado en las mejores salas de conciertos del mundo, en París, en Londres y en Nueva York, pero en Madrid es el sitio donde más se acelera el corazón y tiemblan las piernas", ha confesado emocionado el artista.
Sabina, sentado ya en un taburete que ha abandonado en contadas ocasiones de la cita y desde el que podía leer el telépronter, ha continuado con 'Yo me bajo en Atocha' ante un respetable agradecido que ha reventado en aplausos.
Tras 'Lo niego todo' o 'Lágrimas piadosas', el genio de Úbeda ha entonado 'Cuando aprieta el frío', avisando de que en esta velada en la capital recuperaría temas como este que, "sin merecerlo", habían pasado desapercibidos.
Cambiando su taburete por una silla y una mesa, en una escena de bar, Sabina ha continuado con 'Por el bulevar de los sueños rotos', en un homenaje a Chavela Vargas, poniéndose durante este tema en pie para cantar junto a Mara Barros, la voz femenina de la banda que acompaña al poeta.
Para descansar, ha dejado el espectáculo a cargo de esta. Así, Barros ha interpretado 'Yo quiero ser una chica Almodóvar' para dar paso a 'La canción más hermosa del mundo' en la voz de Antonio García de Diego.
El de Úbeda ha vuelto al escenario, con una camisa negra de lunares rojos, cantando con su voz ronca el último verso de la pieza: "Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo". Unas palabras que han desatado los vítores de los presentes.
NI TAN JOVEN NI TAN VIEJO
La magia de las palabras de las composiciones de Sabina ha vuelto a poner al público en pie con 'Tan joven y tan viejo', cuyo "like a Rolling Stone" ha sido tremendamente esperado, y 'A la orilla de la chimenea'. Estos temas han dejado ver al cantante emocionado, quitándose el sombrero ante la respuesta del respetable.
En la última de estas canciones incluso ha bailado un poco, aunque con dificultad, para después volver a su taburete, coger la guitarra y sumergirse en 'Una canción para La Magdalena', marcando así uno de los puntos álgidos de una noche que se ha elevado aún más al llegar '19 días y 500 noches'.
Las miles de personas se han levantado a bailar en el WiZink Center este clásico tema del cantautor que, posteriormente, con 'Peces en la ciudad' de por medio, se ha retirado del escenario para volver unos minutos después volver con la emotiva 'Sin embargo' y la rockera 'Princesa'.
Así ha encaminado la recta final de la cita, un cierre en el que ha mantenido al público emocionado gracias a temas como la icónica balada 'Contigo', que más de un corazón roto habrá hecho suya.
Y el de Úbeda también ha hecho bailar con 'Noche de bodas' y, por supuesto, 'Y nos dieron las diez, el himno elegido para concluir una velada en la que Sabina se ha mostrado conmovido.
"Muchas gracias, hasta siempre", se ha despedido Sabina mientras empezaba a sonar 'La canción de los buenos borrachos'. Acompañado por las estrofas de esta pieza sonando en los altavoces, ha disfrutado, junto a su equipo, de un par de minutos de aplausos.
Así ha terminado, tras dos horas de concierto, la primera parte del final de la gira 'Contra todo pronóstico', en la que Sabina ha incluido cuatro fechas, todas en sold out, en el recinto madrileño. El tour, marcado por ausencias como la de Pancho Varona, concluirá este miércoles con la cuarta cita para dar un descanso a su protagonista. La duda es si volverá a este u otros escenarios, una duda que se resolverá en un futuro en el que siempre perdurará su poesía.