MADRID, 25 Mar. (EDIZIONES - David Gallardo) -
La llegada de internet lo hizo más cómodo, pero no más fácil. Podíamos comprar entradas para conciertos sin desplazarnos hasta la tienda de turno y, precisamente por eso, los más perezosos se apuntaron al carro. Pero bueno, era tolerable porque antaño, no hace tanto tiempo, aunque costaba, con un poquito de perseverancia las conseguías.
La situación se fue complicando paulatinamente, casi sin que nos diéramos cuenta. Y cada vez era necesario más tiempo de espera y más dosis de suerte. Prosiguió la 'democratización del mercadeo', aparecieron las plataformas de streaming, los smartphones, creció aún más el interés. Y se profesionalizó la reventa especulativa.
Ya fueran particulares, grupos organizados o robots. Demasiada gente no interesada en la música compraba entradas con el único fin de especular y obtener beneficio. Con cada nueva gran cita se notaba más, básicamente porque las redes sociales clamaban venganza ante la imposibilidad de comprar entradas.
Nadie parecía conseguirlas pero, por arte de birlibirloque, aparecían instantáneamente en webs de reventa. A mucho más precio, claro. De un tiempo a esta parte, hay demasiados ejemplos: Bruce Springsteen, Muse, Bruno Mars o Ed Sheeran son algunos de los casos más sonados. Aunque, echando la vista atrás, hay muchísimos más.
Estamos en 2017 y el clamor ha llegado incluso al Congreso de los Diputados, donde Ciudadanos pide al Gobierno una regulación. En Sesión de Control, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, admitió que es una práctica "abusiva" pero puntualizó que "no se puede prohibir porque sería ponerle puertas al campo".
U2 Y METALLICA
En este punto del debate, se anuncia un concierto de U2 el 18 de julio en Barcelona, para el que las entradas serán nominativas. Es decir, llevarán el nombre del comprador, que tendrá que ser quien asista, identificándose en la puerta con DNI. Y si no es él, se queda en la calle. Lo mismo se hará con los de Metallica en febrero de 2018 en Madrid y Barcelona.
¿Problema de reventa solucionado? Así lo explica a Europa Press el CEO de Ticketmaster España, Eugeni Casamiglia: "Queremos evitar que las entradas que se ponen a la venta caigan en manos de gente con fines especulativos. Es una molestia, claro, pero garantiza que asiste el comprador y no otro. La reventa se ve claramente penalizada".
Ticketmaster es la gran empresa contra la que los usuarios arremeten sistemáticamente cada vez que se colapsa la venta y se quedan con las ganas. No ayuda a calmar los ánimos que forme parte del mismo grupo empresarial que la promotora Live Nation (organizadora de la gran mayoría de estos grandes conciertos) y que la web de reventa Seatwave.
Pero Ticketmaster ha negado por activa y por pasiva que filtre entradas directamente a Seatwave sin ponerlas a la venta. Y esa es otra historia, aunque esté presente. "Ha habido mucha polémica por la especulación y la reventa en canales secundarios. Por eso estamos intentando poner medidas", recalca el presidente de Live Nation España, Roberto Grima.
Las entradas nominativas es una de esas medidas, la más comentada, como el propio Grima bien sabe: "Cuando coges un avión es un rollo pasar los controles. Esta medida supone un coste adicional para los shows, hay que hacer chequeos, informar a la gente para que entre antes, poner controles. Pero vamos por el buen camino".
De la misma manera opina Eugeni Casamiglia, quien aclara que el sobrecoste lo asume el promotor y no el público. "Medidas de este tipo obligan a un plus de compromiso del comprador y no hay otro remedio", apunta, al tiempo que recalca que todos los asistentes tendrán que pasar un control de "identificación exhaustiva".
¿Y SI NO PUEDO ASISTIR?
El núcleo central de las entradas nominativas es qué pasa si el comprador finalmente no puede asistir. ¿Pierden el dinero él y los acompañantes a su nombre? "El comprador tiene mucho tiempo para planificarse. Ofrecemos un seguro de cancelación para situaciones de fuerza mayor razonables y justificables. No es un precio excesivo, como tres o cuatro euros", señala el CEO de Ticketmaster.
No opina igual el portavoz de FACUA, Rubén Sánchez, quien recuerda que los conciertos de Metallica serán en febrero de 2018, dentro de once meses: "Va a haber usuarios que no van a poder ir. ¿Cómo se la dan a otro amigo? Eso no es revender. Tendría que haber un protocolo que permitiera, con un tope, la modificación de los titulares de las entradas online".
"Llegar hasta el extremo de que la entrada vaya a nombre de alguien y que solo ese alguien pueda asistir es excesivo si no hay elementos que garanticen el cambio de titularidad. Esto es un parche ante un fraude masivo en el sector desde hace años", denuncia el portavoz de FACUA.
Ander Michelena, General Manager International de Stubhub (antes Ticketbis), empresa del mercado secundario, está de acuerdo con FACUA y pide esa modificación del titular, "como se hace en Roland Garros o en el fútbol italiano". Además, denuncia que es una "medida ridícula que solo va a generar problemas" a los compradores: "Se provoca que el fan no pueda hacer nada con la entrada si la quiere vender por la razón que sea".
"PENSANDO ALTERNATIVAS"
Sin embargo, la idea de la modificación del titular no cuadra para Ticketmaster, pues "si se puede cambiar el nombre se acaba el invento, el esfuerzo sería inútil y se podría revender igual". "Estamos pensando en alternativas, pero todas las que se nos ocurren terminan siempre favoreciendo al especulador", admite Casamiglia.
Desde Live Nation, Roberto Grima apuesta por buscar un "equilibrio" y por eso recuerda que el comprador "puede ir con el acompañante que quiera" a su nombre. Y pensando en voz alta, lanza una idea: "Igual se podría devolver al sistema de venta, que podría tener una lista de espera para colocarlas a otros fans interesados".
Lo que sí defiende Grima es la efectividad de las entradas con nombre para que descienda la reventa. "La gente ya no compra con intención de revender alguna. En el caso de U2, se podían adquirir hasta seis entradas por operación pero, al ser nominales, la media por transacción fue de tres por comprador. "La gente coge conciencia", agrega.
El presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), Albert Salmerón, recalca que las entradas nominativas "evitan al cien por cien la reventa, una práctica muy extendida". Por eso, va más allá y reclama regular con una ley que actualice la actualmente vigente, que data de 1982, mucho antes de internet.
"Es precisa una ley que esté al día, que prohíba la reventa especulativa, pero que de alguna opción, sin que haya especulación, a los que finalmente no puedan asistir al concierto. Está creciendo la sensibilidad hacia este problema y hay que trabajar para minimizar la reventa y liberar al público de frustraciones", reflexiona Salmerón.
En esta línea también se manifiesta Roberto Grima de Live Nation, quien confía en encontrar "poco a poco una manera para mejorar", al tiempo que también pide una regulación que encuentre vías de reventa sin beneficios especulativos. "Trabajamos para los fans y los artistas", subraya.
Por último, Eugeni Casamiglia de Ticketmaster explica que esta es una iniciativa de Live Nation, para la que ellos ponen "los medios". "Todos pagamos un poco el pato de tener que intentar evitar que esas entradas vayan a los especuladores. Si se ponen los medios y se organiza adecuadamente, saldrá bien", concluye.