LONDRES 2 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un grave trastorno alimenticio y un seria adicción al alcohol acabaron con la vida de uno de los más grandes compositores de música clásica que ha tenido Inglaterra, Georg Friedrich Händel -nacido alemán y posteriormente nacionalizado británico- que falleció el 14 de abril de 1759 en su casa de Londres.
David Hunter, un especialista en Händel de la Universidad de Texas y autor de más de 60 artículos sobre el compositor, ha sido el autor del estudio que ha demostrado sus malos hábitos alimenticios. Aunque se conocen pocos detalles sobre la vida privada del artista que tanto influyó en las generaciones posteriores, lo cierto es que las descripciones de él de su época y los retratos que de él se conservan apuntan que las tesis de Hunter podrían ser ciertas.
Según informaciones del diario británico 'The Times' recogidas por Europa press, el historiador estadounidense empezó sus investigaciones por un episodio de 1737. En ese año, Händel perdió temporalmente la movilidad de su mano derecha y, en busca de una cura, viajó a la ciudad alemana de Aachen, donde se sumergió hasta la barbilla en agua caliente. "La gente dijo que se había recuperado milagrosamente y eso me hizo pensar", señala Hunter.
"De esa forma exactamente trataban el envenamiento por plomo", afirma el historiador. En aquel momento, los médicos empezaban a tener por primera vez conocimiento de las graves consecuencias de un envenenamiento por plomo, pero sólo lo investigaban en aquellos hombres que se exponían durante largos periodos a los metales. No se tenía en cuenta que el plomo contaminaba también -a través de los recipientes, por ejemplo- el vino, la cerveza, sidra, ron, ginebra, agua y comida.
Tras aquel ataque de 1737, Händel continuó sufriendo ataques posteriores hasta que el 14 de abril de 1759, a los 74 años, falleció en su casa del barrio Mayfair de Londres, en cuya casa está ahora el Händel House Museum en el que Hunter expondrá su teoría: Fue la desmesurada aficción del compositor del majestuoso coro 'Hallelujah' por la comida y el vino lo que le llevó a la tumba, al hacerle más vulnerable que el resto de la población a un posible envenenamiento por plomo.