LIAM Y NOEL GALLAGHER
LIAM Y NOEL GALLAGHER - OASIS: SUPERSONIC
Actualizado: sábado, 22 octubre 2016 11:43

MADRID, 22 Oct. (EDIZIONES - David Gallardo) -

Antes de que empiece el relato y la música tome el mando, 'Supersonic' arranca con imágenes caseras de Liam y Noel Gallagher en su pequeño local de ensayo en un sótano de Manchester reflexionando y ya de primeras discutiendo sobre la historia de Caín y Abel, los hermanísimos bíblicos que no pudieron evitar su destino de confrontación fatal.

Ese antagonismo bíblico y deliveradamente cainita entre Liam y Noel es el motor de este nuevo documental sobre la ascensión de Oasis al olimpo de los dioses del rock en un período de apenas tres años, desde su primer contrato en 1993 hasta sus dos conciertos en Knebworth ante 250.000 personas por noche en agosto de 1996. Un doblete que fue su cima pero también su muerte.

Para narrar esta epopeya, en la que los dos hermanos ejercen como productores ejecutivos, el cineasta Mat Whitecross ha contado con un acceso sin precedentes a toneladas de material casero inédito. Eso contribuye, desde luego, a la envergadura de la propia historia, narrada con agilidad y heroicidad, pero también a sentir tanto a Noel como a Liam con una cercanía inédita, que provoca una empatía desconocida hacia la bravucona y fanfarrona pareja.

Pero es que, claro, ahí está Peggy, peleona mujer irlandesa que emigró en solitario a Manchester, ciudad en la que se pasó los primeros seis meses llorando hasta que encontró consuelo en otro irlandés, Tommy Gallagher. Ella terminaría abandonándole durante la noche unos cuantos lustros después con sus tres hijos adolescentes de la mano (Paul Gallagher es el tercero en discordia), de nuevo hacia un futuro incierto aunque al mismo tiempo liberador.

Las fotos de la infancia desgastada apuntalan una sucesión de emotivos recuerdos privados cuya influencia ayuda a comprender todo lo que vino después, con Liam ya pavoneándose por el instituto y Noel encerrado en su habitación fumando, escuchando música y tocando la guitarra, tratando de olvidar la cantidad de palizas que su padre le había propinado de niño.

COMIENZA EL DESPIPORRE

Con la llegada de los noventa, Noel salió de su habitación y trabajó como técnico de la banda Inspiral Carpets, mientras que Liam decidió que quería ser cantante. "Alguien le metió la música a martillazos", bromea Noel en el documental después de que Liam relate que su pasión por la música llegó, efectivamente, después de que otro muchacho del barrio le pegara con un martillo en la cabeza sin venir a cuento.

Liam consiguió pronto un puesto de cantante en 1991 en una banda llamada The Rain, en la que ya estaba Paul 'Bonehead' Arthurs, futuro segundo guitarra de Oasis. De vuelta de su trabajo con Inspiral Carpets, Noel acude a verles en vivo y queda pasmado no ya del sonido, sino de que su hermano sea capaz de cantar. "Yo no me encargo de la música, me limitaré a salir ahí fuera y molar un huevo", alerta Liam en un momento de chulería infinita.

Resulta inevitable que todos, ya también con Paul 'Guigsy' McGuigan (bajista) y Tony McCarroll (batería) se unan en un grupo que rápidamente adquiere el nombre que les llevará a la fama. Se suceden los ensayos y desde un primer momento aparecen versiones pretéritas de canciones que terminarán formando parte de la cultura popular británica y de medio mundo conocido.

Así hasta que en mayo de 1993 consiguen un recital en Glasgow (Escocia), donde entre las apenas diez personas que acuden está Alan McGee de Creation Records. "Cuando a la mañana siguiente volví a casa y le dije a mi novia de entonces que habíamos conseguido un contrato discográfico ella se puso a llorar. Sabía que lo nuestro había acabado", rememora la voz guasona de Noel en uno de los incontables momentos de inevitable risa que ofrece 'Supersonic'.

ASCENDIENDO POR INERCIA, EMPUJADOS POR LAS CANCIONES

El resto es historia conocida, ahora aderezada con infinidad de vídeos caseros de las sesiones de grabación mientras se suceden las anécdotas, a cada cual más delirante, como esa en la que fueron deportados al llegar por primera vez a Amsterdam después de un viaje en ferry nocturno rodeados de hooligans del West Ham United que, evidentemente, acabó en batalla campal y con Liam correteando por allí encantado de la vida. Ah, y con media banda en el calabozo.

Este tipo de incidentes se rememoran con desbordante sentido del humor, como las típicas historias que cualquier panda de amigos reescribe una y otra vez en sus reuniones a lo largo de los años hasta terminar por desdibujarlas y convertirlas en mitología pura. Solo que en el caso de Oasis hay pruebas y los tabloides ya daban buena fe de ello, ayudando a que la popularidad pendenciera del grupo se agigantara.

Se encadenan los éxitos, crece progresivamente el descontrol, viajan a Japón y conocen en sus propias carnes qué era aquello de la 'beatlemania'. Después se plantan en Los Angeles para presentarse al público estadounidense pero su concierto en el Whisky A Go Go de West Hollywood es un maldito desastre porque todos están accidentalmente puestos de metanfetaminas (una vez más, hay vídeo y pavor generalizado).

Mientras tanto, Liam y Noel son como el perro y el gato. Lo dice el propio Noel en el documental al plantear que su hermano es como un perro que necesita todo el tiempo atención, juerga y diversión, mientras que él es como ese minino al que no le importa una mierda si estás al borde de la muerte. Solo que a Noel sí que le importaba algo: que sus canciones llegaran tan lejos como fuera posible.

... Y TODO EXPLOTÓ

Gracias al éxito de su debut 'Definitely Maybe' (1994) y a su continuación 'What's the story Morning Glory' (1995), Oasis deambularon por el mundo como emperadores absolutistas mientras el brit-pop dominaba sin oposición. El grupo lo disfrutaba sin ambages pero con alcohol, drogas y una escandalosa naturalidad. Se hacen tan grandes que la industria les engulle y, aunque tratan de zafarse, resulta demasiado tentador ser la estrella del rock definitiva.

"Quiero la cabeza cercenada de Phil Collins en mi nevera o habré fracasado", grita Noel Gallagher en otro de esos vídeos caseros en los que se le ve divirtiéndose con su hermano, como en la multitud de entrevistas compartidas en las que se complementan como siameses. O como cuando aparece por sorpresa su padre para intentar verles en Dublín y casi se lía parda, pero Noel calma a Liam y Tommy termina lloriqueando en la prensa por cuatro libras.

Lo más fascinante de la historia es que, aunque Noel era conocedor del poder de sus canciones, incluso él mismo se sorprende de todo lo que les pasa y del remate final sobrevolando en helicóptero a un océano de personas al llegar a Knebworth para unos conciertos que recibieron 2,6 millones de peticiones de entradas.

Es entonces cuando los cainitas confiesan que allí fueron conscientes de que era la cima y puede que el final, pues resultaba complicado imaginarse qué podría venir después de semejante gloria. El paso del tiempo ha terminado dándoles la razón, pues desde entonces el grupo comenzó su descenso, muy lento pero permanente hasta la refriega final entre Noel y Liam que acabó con todo en un camerino en París en 2009.

Después de pasar dos horas viéndoles pelearse sin descanso, cabe preguntarse qué demonios pasó en aquel camerino, qué fue lo diferente al resto de su rutinaria relación que provocó el estallido último. Lo resume el periodista y colaborador del grupo Paolo Hewitt: "La democracia no funcionaba en la banda, se vio miles de veces. Había dos personas luchando por el puesto de primer ministro. Esa tensión, ese antagonismo, dirigió y mató a Oasis".

'Oasis: Supersonic' llega a España el 28 de octubre. Se podrá ver durante toda una semana en el Festival Beefeater In-Edit de Barcelona, en la cadena de salas Yelmo y en algunos otros pocos privilegiados cines (consulta en www.avalon.me).