MADRID, 2 Jun. (EDIZIONES - David Gallardo) -
Sir Paul McCartney (Liverpool, Reino Unido, 1942) lleva demasiado tiempo sin tocar en España. Muchísimo. Porque doce años es, efectivamente, en este caso, mucho tiempo. Y es que ese es el período transcurrido desde aquel 30 de mayo de 2004 en el Estadio de La Peineta de Madrid ante algo más de 20.000 fans. Cinco días antes también había estado en El Molinón de Gijón. Pero ahora la espera toca a su fin.
Porque McCartney actúa este jueves 2 de junio en el Estadio Vicente Calderón de Madrid en una velada (única española en esta gira) que, antes de acontecer, ya tiene la atmósfera de las grandes ocasiones, esas que con el paso de los lustros se recuerdan como históricas. No en vano, Paul cumplirá 74 años el próximo 18 de junio y, aunque mantiene una actividad admirable, el tiempo pesa para todos, aunque sea con diferentes secuelas.
Pero no adelantemos acontecimientos, pues por todos es sabido eso de que los viejos rockeros (casi) nunca mueren (de un tiempo a esta parte un poco más, tristemente). La cuestión es, por tanto, que Paul llega a Madrid convertido, con permiso de Ringo Starr (y desde hace bastante tiempo ya en realidad), en el Beatle perpetuo, referente de toda una era encargado de refrescar cada noche el repertorio de la legendaria banda que cambió las reglas del juego de la música pop.
Porque aunque antes de los Beatles estuvieran los verdaderos fundadores del rock n' roll, gente como Gene Vicent, Little Richard y Eddie Cochran, a quienes los de Liverpool obviamente veneraban desde su infancia, no es menos cierto que Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y Ringo Starr provocaron el estallido que la segunda mitad del siglo XX necesitaba para propiciar toda la emancipación posterior de la juventud, en el mejor sentido contracultural.
Creadores de un legado de alcance incalculable, los Beatles cambiaron el rumbo de los acontecimientos y en apenas diez años, durante aquella lejana década de los sesenta en la que dejaron una profunda huella que aún medio siglo después sigue sin adquirir su forma definitiva, pues ya se sabe que esto de la geología no se basa en años sino en siglos. Ríete tu de la falla de San Andrés.
51 DE LA PRIMERA VISITA DE LOS BEATLES
Sea como fuere, 51 años después de su primera actuación en España con los Beatles aquel 2 de julio de 1965 en Madrid, aquí regresa Paul como decíamos convertido en el Beatle perpetuo. Mitad de la dupla compositiva más laureada de la historia del pop, la ausencia de John (y por supuesto también de George, aunque de otra manera) le deja a él todo el peso de la leyenda, con permiso de ese Ringo que aunque también aporta su parte, no es el nombre que aparece en los créditos de los temas clásicos.
Huelga recordar en este punto que fue McCartney quien abandonó a sus compañeros el 10 de abril de 1970, justo antes de la publicación de su duodécimo disco, Let it be. La cruenta batalla de egos en el seno del grupo había llegado a su insorportable desenlace después de años de tensiones y luchas dignas del más sanguinolento capítulo de Juego de Tronos (Yoko Ono mediante, dicen).
A pesar de ser él quien diera el paso, fueron años de zozobra: "Estaba pedrimido. Tu lo estarías. Estaba rompiendo con los amigos de toda la vida. Así que me arrojé a la bebida. Fue genial al principio pero de repente no estaba pasándolo bien. Fue difícil saber qué hacer después de los Beatles. ¿Cómo puedes continuar eso?", ha confesado recientemente McCartney a la BBC.
Pero por muy difícil que fuera, como lo son todas las rupturas, lo cierto es que diez días después de anunciar que abandonaba a los Beatles llegaba a las tiendas su primer disco en solitario, lo cual no hace otra cosa que reconfirmar que los cuatro músicos ya pensaban más en sus propios intereses que en la colectividad. Y así comenzó una trayectoria que suma ya 46 años y que tiene suficiente entidad para ser valorada por sí misma. A pesar de los pesares.
ONE ON ONE TOUR
Por eso, lógicamente, no faltan en cada concierto temas de la extensa trayectoria de McCartney posterior a la separación en 1970 de los Beatles, con temas tanto de su banda Wings como de su catálogo en solitario. Incluso su último disco, New, de 2013, tiene también su hueco, pues no es el liverpuliano un tipo conformista. Es, de hecho, un artista en el sentido más amplio de la palabra. Y un artista mira hacia delante por muy glorioso que sea el pasado.
Eso sí, tampoco no hay que ser muy avispado para saber que en sus conciertos el clímax lo marcan los clásicos que los escarabajos nos regalaron durante la década de los sesenta del siglo pasado. También sería de locos despreciar tales oportunidades, como de hecho él mismo hiciera en sus primeros conciertos de la década de los setenta. Entonces tenía sentido, ahora sería una verdadera lástima que fueran destinados al olvido.
Ante tal abanico de posibilidades, interpreta Paul cada noche con su banda -Paul Wix Wickens (teclados), Brian Ray (bajo, guitarra), Rusty Anderson (guitarra) y Abe Laboriel Jr (batería)- cuarenta canciones de todas sus épocas, incluso con recuerdo a The Quarrymen, aquel grupo seminal en el que coincidió con John y George a finales de los cincuenta y con el que empezó realmente todo. No es momento de spoilers, pero son todas las que están.
Y por último, un aviso para avispados, pues el propio Paul asegura que le gusta coger el Metro de vez en cuando, ya que es un lugar en el que reina el anonimato y nadie se mira. "Si alguna vez alguien me preguntara si soy Paul McCartney le diría '¿estás de broma, qué haría Paul McCartney aquí? Y seguro que se quedaría conforme'", ha bromeado en más de una ocasión. Así que atentos a la Línea 5, la verde, del suburbano madrileño. Cosas más extrañas se ven bajo tierra cada día.