MADRID, 21 Jun. (EDIZIONES) -
Robe Iniesta inició el pasado 12 de mayo en Valladolid su primera gira al margen de Extremoduro, en la que presenta su segundo disco. En una primera parte, este periplo en solitario se está desarrollando por teatros y auditorios, algo que está provocando ciertos encontronazos entre el artista y (una parte minoritaria) de su público.
"Llevamos ya unos cuantos conciertos de la gira y, aunque todo en general, está siendo muy bonito y muy emocionante, hay algunas cosas que quiero deciros sobre esta primera parte", explica Robe en un comunicado en las redes sociales recogido por Europa Press, en el que destaca que estos primeros recitales son para "disfrutar escuchando, viendo y sintiendo".
Y añade: "En los conciertos no se puede grabar ni hacer fotos. Recuerdo un anuncio en el que querían vender que ser el primero en colgar un concierto en las redes te haría sentir algo muy especial. Se hacía creer que un concierto es un sitio lleno de manos en alto de gente grabando y bailando y divirtiéndose mucho. Intentan hacernos creer que nuestras vidas no valen nada si no estamos consumiendo".
Así las cosas, Robe recalca que "un concierto es un sitio en donde se va a experimentar una catarsis colectiva y a vivir un momento único, con el móvil apagado, o en silencio como poco, para poder desconectar y poder vivir ese momento".
"Y no para estar dando por culo a los demás con ruidos, luces o manos en alto", apostilla, para luego añadir: "No es realidad aumentada ni virtual. Es el presente, y si lo estás grabando, te lo estás perdiendo. Aparte de eso, una sociedad que no respeta la propiedad intelectual es una sociedad condenada a servir como mano de obra a culturas más avanzadas".
SE AVISA AL PÚBLICO
Agrega Robe a este respecto que "normalmente, la gente de seguridad no echa a nadie por hacer fotos". Y destaca que "después de avisarles más de una vez, se les invita a salir para borrarlo, y normalmente, se les vuelve a dejar entrar", aunque admite que "a veces las cosas no se pueden hacer con la normalidad adecuada".
"Unas veces por el pedo, o porque se falta al respeto a los espectadores que están alrededor, a los trabajadores de la sala, o a las personas que se encargan de la seguridad de todos los asistentes. Y otras, como pasó en Barcelona, porque alguien se empeña en ser el centro de atención a toda costa. Y esto ocasiona distracciones e interrupciones que molestan a todos", señala el músico.
Por eso, reitera que estos conciertos en teatros y auditorios son "para escuchar, ver y sentir", por lo que añade que "lo de cantar, bailar y dar palmas debería quedar para momentos puntuales, igual que ponerse de pie". "Una cosa es ponerse de pie un momento, y otra, no sentarse. La verdad es que no me siento muy bien teniendo que explicar que alrededor de cada uno hay otras personas sentadas queriendo ver y escuchar el concierto", reflexiona.
Por último, recuerda que "dentro de la gira hay otro tipo de recintos en los que vivir los conciertos de una forma más movida". Y sentencia: "No os equivoquéis de sitio. Espero que esto sirva para que todos podamos disfrutar más. Besos y abrazos".