MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando exhibe, por primera vez después de casi tres siglos, las obras que compró Velázquez en Roma en el siglo XVII, para decorar los salones del Alcázar. Se trata de un conjunto de 76 piezas de la antigüedad clásica, que reflejan el papel de Velázquez como agente artístico, y los cambios y restauraciones que sufrieron estas obras, símbolos de la perfección y la belleza clásicas. Entre ellas destacan esculturas como el 'Discóforo', 'El espinario', la 'Venus de la Concha' o la 'Hermafrodita'.
Todas estas piezas formaban parte de las colecciones de grandes familias romanas como los Medici, Ludovisi, Borghese y, sobre todo, las que habían reunido los papas en el Belvedere del Vaticano desde Julio II a Inocencio X. Velázquez las trajo a España, por orden de Felipe IV, en su segundo viaje a Roma entre 1649 y 1651 para decorar el Alcázar y la mayoría de ellas fueron destruidas tras el incendio que se produjo en 1734.
Gracias al patrocinio de Axa Winterthur, el Centro de Estudios de Europa Hispánica y Caja Duero, la Real Academia de Bellas Artes ha identificado minuciosamente las 35 piezas adquiridas por Velázquez y las ha reunido en esta muestra, comisariada por José María Luzón, académico delegado del Taller de Vaciados de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
DISPERSAS TRAS EL INCENDIO
Según explicó Luzón, tras el incendio de 1734, la mayoría de las piezas se dispersaron y muchas de ellas se encontraron rotas y mutiladas y fueron restauradas por Juan Pascual, quien las dibujo antes de restaurarlas y estos dibujos se exhiben hoy en esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 10 de febrero.
Asimismo, Luzón explicó que tanto esta exposición como el catálogo editado para la misma, aporta nuevos datos y descubrimientos científicos novedosos sobre Velázquez y el interés de este artista sevillano por la escultura.
Velázquez contactó desde un primer momento en Roma con escultores y formadores que habían desarrollado su actividad pocos años antes en la obra de San Pedro en el Vaticano. Con todos ellos se firmó contratos ante notario, en los que se fijaron las condiciones de elaboración de cada una de las copias, los materiales empleados, la calidad con que debían acabarse y el precio final que debía pagarse por cada una de ellas.
Los vaciados en bronce y en yeso que aún conserva la Academia de San Fernando no son sólo obras excepcionales porque documental la estatuaria antigua de Roma, sino también porque documentan los cambios y trasformaciones que sufrieron a través de los siglos y que se exhiben en los museos de todo el mundo.
Algunas de las esculturas que trajo Velázquez quedaron en el Palacio Real, otras llegaron al Museo del Prado y las restantes sirvieron para formar la primera colección de esculturas que tuvo la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
COLECCIÓN DEL SIGLO XVIII
La colección de vaciados realizada en el siglo XVII por escultores y formadores como Matteo Bonucelli, Cesare Sebastiani, Girolamo Ferreri y Pietro del Duca, constituye hoy una documentación excepcional del estado en que se encontraban las más famosas esculturas de Roma en el momento de ser adquiridas por Velázquez. Todas ellas fueron profundamente transformadas en restauraciones posteriores, sobre todo en el siglo XVIII.
El proceso de restauración que se ha realizado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en los últimos siete años, ha permitido reconocer algunos de éstos vaciados históricos. Los primeros en yeso que llegaron a la Academia en 1744 fueron las pocas obras que se salvaron del incendio del Alcázar en 1734.
La estela de muchas de estas esculturas ha quedado en los dibujos hechos por alumnos en la Academia de San Fernando, así como las copias y estudios que pertenecieron Roberto y Pedro Michel, que hoy se guardan en el Museo de la Casa de la Moneda.