El asesinato de Julio César fue un 15 de marzo del 44 a.C., hace ya 2060 años

MADRID, 15 DE MARZO (EDIZIONES)

Hace 2060 años Julio César murió asesinado en el Senado de Roma al recibir 23 puñaladas que le asestaron un grupo de 60 senadores que se le oponían. Fue en los famosos idus de marzo, los días de buenos augurios del mes de marzo, cuando Cayo Julio César murió, a los 54 años de edad.

"Alea iacta est”; “la suerte está echada”. Estas fueron las palabras que dejó César para los anales de la historia al cruzar el río Rubicón junto con sus tropas, tras volver victorioso de conquistar la Galia en el año 49 a.C. El hecho de cruzar este río supuso una declaración de guerra a la misma Roma, quien salió al encuentro de los ejércitos de César con las legiones de otro gran general romano, Pompeyo “el Magno”. Así se declaró la Segunda Guerra Civil de la República de Roma.

Julio César derrotó a Pompeyo y a sus legiones en las batallas de Farsalia, Tapso y Munda, lo que le hizo ser el líder indiscutible de toda Roma. Cuando llegó a la Ciudad Eterna, se proclamó Cónsul y dictador perpetuo, y durante su corto gobierno, apenas 6 años, Roma sufrió un periodo de gran prosperidad gracias a la cantidad de reformas de gobierno y de leyes que realizó.

A pesar de toda la gloria y prosperidad que César había proporcionado a Roma con la victoria sobre los piratas y su conquista de la Galia, entre otros enormes logros militares, varios senadores veían a Cayo Julio como un tirano que deseaba volver a instaurar la tan odiada monarquía. Así comenzó la conspiración para asesinarle.

Fueron varios los conspiradores de este asesinato, entre ellos, algunas personas de la confianza de César, como el afamado Bruto, hijo de Servilia, y una de las amantes del cónsul romano, al que acogió en su familia como hijo adoptivo. También lideró la causa el senador Casio, Casca y alguno de lo lugartenientes cercanos a Julio César en sus campañas militares, como Trebonio y Décimo Bruto.

Julio César acudió ese 15 de marzo al Senado (pese a los intentos de su mujer por que no fuera, ya que había soñado que iban a asesinarlo) para discutir una expedición que se haría contra los partos, en la zona que hoy llamamos Irán. Una vez que se hubo sentado en el sillón consular, todos los confabulados se acercaron a él para apuñalarle. Solo gimió con la primera punzada. Las demás, las recibió en silencio, luchando por su vida, e hiriendo a dos senadores con un punzón, entre ellos, a Bruto.

Una de las 23 puñaladas que le asestaron fue mortal de necesidad. Posiblemente la que recibiera en la ingle infligida por Bruto. El cuerpo de César cayó desplomado en el Senado de Roma, pero su nombre subió hasta las cotas más altas de la historia universal.