Aseguran que esto supone "una bajada del listón artístico y económico del Teatro, a costa de favorecer contrataciones estrellas"
MADRID, 7 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Coro titular del Teatro Real denuncia en un comunicado que la Orquesta Sinfónica de Madrid se ha "deshecho" de todos sus miembros mandándoles al "paro", desde el pasado 1 de septiembre, con siete días por año trabajado tras diez años de trabajo ininterrumpido y "habiendo demostrado una gran solvencia artística", expone la nota a la que ha tenido acceso Europa Press.
Asimismo, señala que el coliseo madrileño ha decidido no renovar la contrata del Coro y para la temporada 2009- 2010 trabajará con otro Coro, "sin ninguna experiencia como colectivo, ofreciéndoles unas condiciones económicas mucho peores", alegan. En este sentido, consideran que se trata de "una bajada del listón artístico y económico del Teatro, a costa de favorecer contrataciones estrellas pagándose en su mayor parte, con dinero público".
Se preguntan también que tendrá que decir a esto el nuevo director artístico, Gérard Mortier, que se incorporará en enero de 2010. "No deja de resultar una paradoja que se empiece rebajando la exigencia del nivel artístico, infravalorando la experiencia de diez años, a la vez que se recortan derechos de los trabajadores y que se dé precisamente con el PSOE en el Gobierno", añade el comunicado.
Desde al sección sindical U.G.T. Fes Madrid del Coro Titular del Teatro Real se señala que esta situación "es la finalización de contrato más barata de España", y recuerdan que el promedio de lo que ha cobrado, en concepto de finiquito, cada uno de sus 60 cantantes no llega a los 5.000 euros, después de llevar diez años trabajando para el coliseo madrileño.
ANTECEDENTES
En una relación de antecedentes, el comunicado explica que en 1999, todos los cantantes pasaron pruebas públicas ante un tribunal formado por la Orquesta Sinfónica y el Teatro Real y el colectivo fue contratado por la orquesta para dar servicio al teatro según el Real Decreto que regula la relación laboral especial de artistas 1.435 / 1985, en virtud del cual tal contratación, aunque sea de diez años seguidos o más, se considera un contrato por obra.
"A los artistas se les aplica un Real Decreto a todas luces discriminatorio, y se les paga siete días por año trabajado, cuando a cualquier otro trabajador, incluso sin cualificación, en esta misma situación se le traduciría en un despido con el pago de 45 días por año trabajado, pues se considera que después de diez años es fijo", indican.
"Sería justo que los impulsores de ese Real Decreto y magistrados reflexionaran sobre la improcedencia de permitir contratos tan largos bajo esa normativa de artista del 85, ya que, vista la picaresca, para lo único que sirve es para negar el derecho a la estabilidad a unos colectivos que deben estudiar durante años para llegar a ser profesionales cualificados", añaden.
A este respecto consideran que este Real Decreto "nació con el buen fin de contratar artistas por obra en espectáculos públicos, pendientes de la aceptación del público, pero se ha convertido en el gran chollo, ya que, como en este caso, no se aplica para una obra en concreto, sino para contratar por diez años seguidos, sin que exista aceptación o no del público, pues la duración sólo depende de que el Teatro Real quiera seguir manteniendo la contrata".
EXPERIENCIA
Los representantes sindicales del Coro del Teatro Real califican de "triste" que el coliseo madrileño siga necesitando un Coro "y hayan preferido obviar la experiencia de diez años" y recuerdan que para la temporada 2009-2010, han contratado los servicios del empresario Intermezzo para que forme un nuevo Coro.
En su opinión, las condiciones económicas de esos nuevos trabajadores "serán mucho peores, y las de trabajo, de inferior calidad" y afirman que "no existe en el mundo un teatro de ópera de primera línea que siga esta fórmula de trabajo".
Finalmente aseguran que la excelencia que busca el Teatro Real se puede resumir en "pagar con dinero público cifras millonarias a directores artísticos y musicales, en detrimento de los trabajadores que salen al escenario, maltratados de manera recurrente y que son los que se enfrentan al público y hacen realidad el espectáculo; y la desvalorización de la formación cultural del público, que se supone que no notará la diferencia, ya que siempre habrá algún crítico afín que corrobore la supuesta excelencia".