MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
El escritor Günter Grass, nacido en 1927 en Gdansk (Polonia), se hizo escritor después de haber recibido una sólida formación como escultor y dibujante, para convertirse posteriormente en una de las figuras fundamentales de la literatura europea contemporánea, según recuerda la editorial Alfaguara, que publicó gran parte de su obra en España que comprende poemas, dramas y, sobre todo, novelas.
Precisamente, fuentes de esta editorial han confirmado a Europa Press que, en estos momentos, "no queda nada por publicar" del autor alemán aunque "probablemente se publique algo" a modo de homenaje a raíz de su fallecimiento, este lunes a los 87 años de edad en un hospital de Lübeck, en el norte de Alemania.
Nacido el 16 de octubre de 1927 en Danzig (Gdansk), ciudad polaca, luego alemana y luego polaca otra vez, que quedará unida para siempre a su nombre, Grass recibió una sólida formación como escultor y dibujante, pero nunca llegó a acabar el bachillerato y se convirtió en un verdadero modelo de autodidacta: lector, amante de la Historia y con un gran conocimiento de los autores alemanes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ayudante de artillería antiaérea y luego soldado, posteriormente resultó herido y fue hecho prisionero. El autor reveló en 2006 su autobiografía, 'Beim Häuten der Zwiebel', que de joven sirvió en las Waffen-SS.
Después de la guerra, trabajó en el campo como peón y en una mina de potasio como minero. A finales de los años 40, se convirtió en tallista de lápidas sepulcrales, pero posteriormente ingresó en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, donde aprende, sobre todo, escultura. En esta época, también toca en un grupo de jazz y viaja en autoestop por Italia, Francia y Suiza.
En Berlín se convirtió en alumno de Karl Hartung y comenzó a escribir poesía, recibiendo algún premio menor. En esa época, como dice Grass, sus dibujos y poemas se alimentaban de una misma tinta. Con su mujer Anna, bailarina, se trasladó a París, donde escribe en un par de años y en condiciones muy difíciles la novela 'El tambor de hojalata,' que, en 1959, lo hará famoso al convertirse en una de las cumbres de la literatura europea contemporánea.
Esta obra compone, junto con 'Años de perro' y 'El gato y el ratón' (1999) la denominada 'Trilogía de Danzig'. A estas obras, hay que añadir en narrativa como 'El gato y el ratón' (1961), 'Años de perro' (1963), 'Anestesia local' (1969), 'Del diario de un caracol' (1972), 'El rodaballo' (1977), 'Encuentro en Telgte' (1979), 'Partos mentales' (1980), 'La Ratesa' (1986), 'Malos presagios' (1992), 'Es cuento largo' (1995), 'Mi siglo' (1999) y 'A paso de cangrejo' (2002).
Testigo de su época en permanente lucha contra el silenciamiento del pasado, entre su producción de carácter ensayístico y autobiográfico destacan 'Pelando la cebolla' (2006), 'La caja de los deseos' (2008), 'Grimms Wörter' (2010), 'El burgués y su voz' (1974), 'Alemania: una unificación insensata' (1990), 'Escribir después de Auschwitz' (1990), 'Discurso de la pérdida' (1992), 'Obra ensayística completa' (recopilación, 2004-2005), 'De Alemania a Alemania' (2009).
En teatro destacan 'Faltan veinte minutos para Buffalo' (1958) y 'Los plebeyos ensayan la rebelión' (1966) y en poesía, 'Poemas' (recopilación, 1994), 'Últimos bailes' (2003), 'Lírico botín' (recopilación, 2006) y 'Payaso de agosto' (2007). Otras obras destacadas son 'Sacar la lengua' (1988), 'Madera muerta' (1990), 'Hallazgos para no lectores' (1997), 'Acuarelas' (2001) y 'Cinco decenios' (2001).
PRINCIPE DE ASTURIAS Y PREMIO NOBEL
En los años 50 y 60, adquiere una serie de convicciones, filias y fobias que lo acompañarán toda la vida, como recuerda Alfaguara: admira el mito de Sísifo (la piedra que hay que empujar por la pendiente, aun sabiendo que nunca se quedará arriba), ridiculiza a Hegel y a Heidegger, respeta a Nietzsche y se entusiasma con Schopenhauer. Su color preferido es el gris y rechaza los contrastes violentos. Hombre de izquierdas, se opone a todo extremismo y alguna vez hace notar que es ambidextro, es decir, capaz de dibujar con ambas manos.
En 1999, Grass, siempre muy unido a España, recibe el Premio Príncipe de Asturias y, en ese mismo año, el Premio Nobel que quizá hubiera debido obtener ya en 1972, año en que la Academia Sueca prefirió decantarse por Heinrich Böll. En el discurso sobre 'Literatura e Historia', destaca la frase: "No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee".