OVIEDO 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
El escritor Josu Monterroso presenta este miércoles su novela 'Dormitorios de colores', basada en hechos reales y en la que narra las vejaciones y malos tratos a los que se sometía a los niños internos en los perentorios infantiles para prevenir la tuberculosis, en los años 60.
El acto tendrá lugar a las 19.30 horas en la Biblioteca de Asturias, en Oviedo. Luis Sepúlveda y Leticia Sánchez serán los encargados de presentar esta novela, a la que asistirá Luisa Ruiz, una de las víctimas de los maltratos en estos centros, concretamente en el del doctor Murillo, ubicado en la Sierra del Guadarrama.
Según narra la propia editorial Trabe, a través de una nota de prensa, los preventorios eran edificios destinados desde los años cuarenta a prevenir la tuberculosis. Se buscaba para ello ubicaciones en el campo, aislados y en lo alto, para la respiración de aire puro, o incluso aprovechando la existencia de aguas termales. Tuvieron especial importancia en España, y se crearon numerosos de ellos por iniciativa estatal durante la época de la posguerra (desde los años 40 hasta los finales de los setenta).
Estos locales eran administrados por un médico y varias cuidadoras, pocas de ellas monjas, cuidadoras sin titulación para ello. Carecían de un reglamento interno que los regulase y en los sesenta comenzaron las torturas, vejaciones, humillaciones, golpes, gritos y castigos inhumanos.
En el caso del perentorio del doctor Murillo, se trataba a niñas de 5 a 14 años que salían de la calle Andrés Mellado de Madrid en autobús y eran conducidas a la Sierra de Guadarrama, donde se instaló el preventorio del doctor Murillo.
"GUSANOS EN LAS COMIDAS"
Según los editores del libro, para que pareciesen sanas ante los ojos de los demás las atiborraban a comidas saturadas en grasa y casi siempre en mal estado, y las víctimas recuerdan gusanos en dichas comidas y una especie de papilla que ellas llamaban Caca del niño Pocholo. El último domingo del mes, día de las visitas familiares, para engañar a los padres las vestían con chaquetas de tejido más grueso y las amenazaban metiéndolas miedo para que no contasen nada, Los padres apenas creían a sus hijas porque en sus cartas siempre decían que estaban bien, que jugaban mucho y que eran muy felices. Además, los padres habían firmado la documentación donde se les exigía el internamiento de tres meses de sus hijas.
Ir en contra de los preventorios, recuerda la reseña, era ir en contra del régimen, por lo que podían ser acusados de rebelión y encarcelados. El preventorio del doctor Murillo permaneció activo desde 1944 hasta 1975, pero no todos los años fueron sucios: los malos tratos se centraron en los años sesenta. Tras la muerte de Franco, los preventorios fueron desapareciendo, cerrándose y actualmente el de La Sierra de Guadarrama es una residencia de ancianos.