MADRID, 29 Ago. (EDIZIONES)
Este domingo, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha dado a entender que no ha querido firmar personalmente el pacto de investidura alcanzado con Ciudadanos para no incurrir en la misma escenografía que él criticó al socialista Pedro Sánchez en marzo y que resumió con la mención a los "Toros de Guisando".
La mención, utilizada por Rajoy el pasado mes de marzo, fue una burla sobre la escenografía del acuerdo que entonces firmó Sánchez con Albert Rivera en la Sala Constitucional del Congreso comparándolo con el importantísimo Tratado de 1468, que cambió la historia de España, para así hacer ver la poca relevancia del acuerdo alcanzado entre Sánchez y Rivera.
¿QUÉ ES EL TRATADO DE LOS TOROS DE GUISANDO?
Castilla vive por el año 1464 tiempos convulsos. El Rey Enrique IV de Trastámara, el llamado impotente, gobernaba por entonces los designios de Castilla. Una parte importante de los nobles castellanos tuvieron, durante estos años, varios enfrentamientos con el Rey y sus partidarios por el tema sucesorio. Los nobles deseaban que su hermano Alfonso fuera el legítimo sucesor, y no su hija Juana, llamada "La Beltraneja", a la que creían hija de Beltrán de la Cueva y no del propio monarca.
En 1465, con los dos bandos enfrentados, los nobles rebeldes coronaron como Rey a Alfonso en una ceremonia simbólica que se llamó 'La Farsa de Ávila'. Pero la muerte de Alfonso a los 3 años, en julio de 1468 complicó las cosas. Los rebeldes no creían que Juana fuera su hija, y como no tenía más descendientes, la sucesión debía pasar a Isabel, la hermanastra del rey.
Isabel, la futura reina católica, en principio se negó a tomar el título regio, aunque sí se acogió al de princesa. Viendo el rey la postura que tomaba Isabel, se avino a negociar con ella sobre la sucesión. Ambos se reunieron en un lugar cerca de El Tiemblo, en Ávila, en el cerro de Guisando, junto a los toros esculpidos en piedra antes incluso de la dominación romana.
En ese lugar se acordó que la sucesora de Enrique IV sería Isabel y no su hija Juana. Una de las condiciones del acuerdo entre ambos fue que el Rey podía casar a Isabel con quien él considerara conveniente, pero en 1469, Isabel se casó con Fernando de Aragón sin el consentimiento del rey. Enrique creyó violado el tratado, por lo que proclamó como hija legítima y heredera al trono a Juana. Con la muerte de Enrique comenzó la guerra civil en la que, como ya se sabe, venció Isabel.
¿Cuál fue la razón por la que dejó a Juana fuera de la sucesión? No es que el propio Enrique IV no reconociera a su hija como suya, sino que se argumenta la dudosa legalidad del matrimonio y la supuesta infidelidad de la reina en su cautiverio en 1467 . Al no ser un matrimonio válido, sería una hija ilegítima. Pasó de ser hija de otro hombre, a ser hija bastarda y después hija legítima en muy poco tiempo.