MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Teatro Real ha acogido este lunes 17 de abril un nuevo estreno aplaudido de la ópera 'Nixon en China', de John Adams, obra que se ha convertido en uno de los iconos de las óperas contemporáneas por sus numerosas representaciones y que ha recibido la ovación del público, especialmente ruidosa ha sido para un grupo de jóvenes bailarinas y para la directora musical Olivia Lee-Gundermann.
La obra ha contado con el 'cameo' de varios líderes políticos internacionales, como Barack Obama, Donald Trump, Vladimir Putin, Joe Biden o Kim Jong-un, además del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Figuras que han aparecido al inicio del último acto en unas imágenes proyectadas de encuentros internacionales entre dichos líderes.
El compositor estadounidense John Adams, uno de los principales representantes del minimalismo, usa el humor y la sátira para crear una escena imaginada de la histórica visita del por entonces presidente estadounidense Richard Nixon en 1972 a la República Popular China liderada por Mao Zedong, que supuso una vía de acercamiento entre Occidente y Oriente.
A lo largo de tres actos, los intérpretes Alfred Kim (Mao Tse-Tung) y Leigh Melrose (Richard Nixon) van acercándose progresivamente, para dejar paso a su dimensión humana y mostrar sus inseguridades, miedos y frustraciones en evidencia.
La puesta en escena de 'Nixon en China', dirigida por John Fulljames, sumerge al público en una reflexión sobre el choque cultural entre Estados Unidos y China, la parafernalia del poder, la propaganda dictatorial, la soledad y la servidumbre de los líderes.
Así, la acción transcurre entre grandes estanterías de cajas marrones de archivos estatales, llenos de información histórica sobre el evento y sus personajes, que son manipulados más de una veintena de conservadores, administradores y funcionarios con guantes blancos y correctamente uniformados.
De hecho, la historia y los personajes emergen desde los oscuros huecos del almacén, desde dónde se muestran, a veces en pantalla y a veces mediante retroproyectores empleados en tiempo real, papeles, fotografías, imágenes de películas, etc.
Por ejemplo, un total de ocho pantallas han girado sobre el centro del escenario en una plataforma giratoria, mostrando el Boeing 707 del Air Force One del presidente americano en su aproximación final al aeropuerto de Pekín. Tras ello, una escalerilla en el escenario ha permitido bajar a Nixon y a su esposa, Pat, (Sarah Tynan).
Antes de finalizar la última escena del primer acto, una bicicleta del servicio de entrega rápida de comida 'Deliveroo' ha aparecido sobre el escenario, cuya presencia ha significado el inicio de un banquete entre ambos países.
Entre las personalidades que han acudido al estreno ha estado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; la vicepresidenta Segunda del Congreso de los Diputados, Ana Pastor; la delegada de las artes y deportes del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy; el senador del PP Javier Maroto; la embajadora de EE.UU., Julissa Reynoso; y la embajadora de Corea, Bahk Sahnghoon, entre otros.
"DE TODO CUANTO HEMOS HECHO, ¿QUÉ FUE REALMENTE BUENO"
Por momentos, 'Nixon en China' recuerda a espectáculos de ballet y de danza, especialmente en el transcurso del segundo acto, en el que se representa 'El destacamento rojo de mujeres', un ballet revolucionario concebido por la mujer del líder chino, y cuyas jóvenes bailarinas han recibido una fuerte ovación del público al finalizar el espectáculo.
Como ya adelantó en rueda de prensa el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, la clave de la obra se encuentra en el tercer acto, cuando la radiografía del mediático evento y la persistente ironía sobre el culto a la persona y la manipulación de la opinión pública en la arena política cede el paso a la esfera de lo íntimo, ya sin distancias, protocolos institucionales, caretas ni filtros.
Los personajes de 'Nixon en China' también cuentan con un toque excéntrico, como las secretarias de Mao Zedong, la cuales repiten todo lo que dice su líder en un tono más bajo e incluso se adelantan a lo que pronuncia, con el objetivo de que el líder no se salga del discurso oficial.
El acierto de la puesta en escena de su director John Fulljames es atreverse a explicar la obra desde la perspectiva de este tercer acto, ya que en algunas propuestas teatrales más centradas en los elementos anecdóticos y mediáticos de los actos anteriores, casi parece que está de más.
La ópera pone la música al servicio de la historia y usa sintetizadores que interpretan muchos sonidos diferentes, con influencias del jazz y una partitura minimalista que va de lo épico del momento político, a lo íntimo.
Se trata de una ópera tragicómica con una dimensión política, pero que no olvida algunos momentos burlescos y cómicos que ofrece el juego de diplomacia en medio de la guerra fría y la búsqueda de un nuevo orden mundial.