MADRID 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
El regreso de Tamara Rojo al Teatro Real, por primera vez como directora artística del San Francisco Ballet, ha permitido al público del coliseo madrileño disfrutar del rey de los clásicos, 'El lago de los cisnes', representado con suma perfección y cautivando a todos los asistentes, que han aplaudido puestos en pie y entre bravos el final de la representación de este viernes.
Con las funciones que tienen lugar hasta el 22 de octubre, Rojo debuta en España como directora de la compañía y en la que la coreografía de Heigl Tomasson, inspirada en la original de Marius Petipa y Lev Ivanov, da nueva luz al personaje de Odette.
"Es una gran responsabilidad", aseguró en declaraciones a Europa Press con motivo de este estreno, en el que ya avanzó que la representación en Madrid le causaba "tranquilidad" al conocer "al público, el teatro, al equipo técnico y artístico y la gran calidad de la orquesta". En su idilio con el Real, Rojo protagonizó la primera y última función de 'Giselle' (2019) e hizo la coreografía de 'Raymonda' (2023), además de participar en la gala 'Estrellas de la Danza' (2009), entre otras actuaciones.
Tamara Rojo está al frente del San Francisco Ballet desde junio de 2022, cuando Helgi Tomasson --después de 37 años al frente de la compañía-- dejó el cargo cerrando su última temporada con la producción de 'El lago de los cisnes' que se puede ver ahora en el Real, en ocho funciones que empezaron el 15 de octubre y concluyen el próximo martes.
Las bailarinas Sasha de Sola, Wona Park, Nikisha Fogo y Jasmine Jimison se alternan en la interpretación del rol principal Odette/Odile, acompañadas de Aaron Robison, Wei Wang, Max Cauthorn y Harrison James, quienes dan vida al príncipe Siegfried, y Nathaniel Remez, Jakub Groot y Rubén Cítores que encarnan al malvado Von Rothbart.
Estrenada en 2009, la coreografía de Tomasson ofrece una nueva versión de 'El lago de los cisnes' que aborda la historia desde otra perspectiva, acercando el argumento a las nuevas audiencias para hacer más comprensible la narrativa. Este es el caso, por ejemplo, del explícito prólogo sobre la figura de Odette y su destino.
Esta representación mantiene, no obstante, la herencia clásica del ballet y el respeto por la coreografía original, con una producción que cuenta con un diseño escénico minimalista y el sofisticado vestuario de la mano de Jonathan Fenson que, apoyado en la iluminación de Jennifer Tripton y las proyecciones de Sven Ortel, consigue un gran efectismo escénico, al tiempo que amplía los límites visuales y ensambla el conjunto de forma que la historia resulta elegante y contemporánea sin dejar de reflejar los temas y emociones centenarios de la obra.
'El lago de los cisnes' presenta un relato plagado de dicotomías elementales, en el que incluso la protagonista es una encarnación de esa dualidad: Odette, el inocente cisne blanco, y Odile, el manipulador cisne negro, son interpretadas por la misma bailarina. En la vida y en el escenario, los cisnes son a la vez hermosos y feroces, y transmitir los matices del marcado contraste entre los arquetipos femeninos de Odette y Odile es uno de los mayores retos artísticos para una bailarina.
Por todo ello, 'El lago de los cisnes' es uno de los emblemas del repertorio de la compañía, acompañada en el foso por la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por Martin West, director musical del San Francisco Ballet, con excepción de los días 17 (17.30 horas) y 21 de octubre, en los que la parte musical estará a cargo del maestro Ming Luke.
La producción también cuenta con la participación de jóvenes alumnos del Conservatorio Profesional de Danza Carmen Amaya, seleccionados en Madrid por la compañía norteamericana.
El estreno mundial de 'El lago de los cisnes', con coreografía de Julius Reisinger, tuvo lugar en el Teatro Bolshói de Moscú el 4 de marzo de 1877. El 8 de febrero de 1895, se estrenó la producción de Petipa-Ivanov en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.
Ya el 27 de septiembre de 1940, fue estrenada por el Ballet de San Francisco con coreografía de Willam Christensen en la War Memorial Opera House de San Francisco.