MADRID 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
La ópera 'Madama Butterfly' ha vuelto este domgino 30 de junio al Teatro Real en una versión de Damiano Michieletto que ha arrancado los aplausos del público, con una puesta en escena alejada del orientalismo que caracteriza a la pieza de Puccini, pero ambientada en una suerte de Shangai moderna que aborda los problemas de la explotación sexual con audiovisuales que recuerdan a una ciudad futurista cual 'Blade runner' actual.
Tal y como habían alertado en la previa, esta nueva versión huye de todos los detalles que asocian a esta ópera con el orientalismo, salvo un escenario que no deja de recordar a las metrópolis actuales con carteles de anuncios y escaleras infinitas hacia recovecos con comercios dentro de una plaza cerrada.
La mirada de Michieletto ya no habla de una protagonista inocente que termina muriendo de amor, si no de una joven que poco a poco va dándose cuenta de su papel irrelevante en la vida de su esposo, que ha comerciado con ella. Butterfly va cambiando totalmente a medida que se acumulan los acontecimientos que llevarán al desenlace.
"En el primer acto es una niña ingenua, idealista, frívola, susceptible y romántica, infantil e insegura. En el segundo, Butterfly ya no es una niña, sino que se ha convertido en una mujer ennoblecida por el sufrimiento y la desilusión, ya casi madura y con un mayor sentido de la realidad. En el tercer acto, Butterfly demuestra su gran fuerza de carácter y abandona definitivamente el papel de víctima pasiva", explica el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch.
La soprano Saioa Hernández ha sido la encargada de dar vida a esta joven enamorada en el primer día de una ópera que estará en escena hasta el próximo 22 de julio. El público ha aplaudido especialmente la conocida aria de 'Un bel dì vedremo', donde Butterfly todavía confía en el regreso de su marido para estar juntos como un matrimonio habitual.
"El sufrimiento de Butterfly es por creer en un matrimonio que nace de una especie de broma. Es un divertimento sexual, ella es comprada por un turista sexual que emplea toda la fuerza de dominación en un contexto de pobreza", apuntaba Michieletto durante la rueda de prensa de presentación de esta ópera, que estará en cartel hasta el 22 de julio.
Michielotti ha apostado por renunciar al orientalismo en esta historia en que un marino americano 'compra' a una mujer como supuesta esposa, Cio-Cio-San. En su lugar, la puesta en escena es la de un ambiente que se refiere a una gran metrópolis -podría ser Shangai-, pero situada en la periferia.
La obra de Puccini está basada en la pieza teatral homónima de John Luter Long, quien supuestamente se basó en un caso real que conoció su hermana durante una estancia en Nagasaki. El estreno de esta ópera en 1904 fue un fracaso -el propio Puccini habló de que había sido "linchado por caníbales"- y optó por ir cambiando el libreto.
Así, ya en 1906 se llegó a la última versión, misma en la que se inspira ahora el director musical, Nicola Luisotti, para llevar a escena una propuesta "increíble" en la que que se junta el II y III acto. "Estaba claro que la primera versión no funcionaba y si Puccini cambió todas estas cosas, es que pensó lo mismo", apuntaba Matabosch.
El director musical, Nicola Luisotti, ya remarcaba en la presentación que "no hay nada raro" en esta adaptación y el resultado es una 'Madama Butterfly' "tradicional", en la que apenas hay un cambio cronológico para traerla a la actualidad -la citada ciudad grande o algún personaje con móvil, por ejemplo-. "El drama sigue viniendo de que ella es prostituta y no sabe que ha sido comprada", señalaba.
UN GRAN RECITATIVO
Es esta versión un libreto que "ennoblece" a Butterfly, y a todo ese retrato de la sociedad oriental que hizo Puccini. La protagonista va evolucionando de esa primera ingenuidad a la que acompaña una música "azucarada" hasta llegar a ser la mujer que se da cuenta que ha sido utilizada sexualmente.
"No hay nada inventado ni forzado, solo que nos hemos habituado a que quede discretamente oculto entre kimonos, biombos y gestos artificiosos de 'gran guiñol', hasta lograr reducir esta despiadada historia a lo epidérmico, lo decorativo y lo banal, traicionando las intenciones del compositor. La idea de que todo puede ser comprado, de que todo tiene un precio, se encuentra en la misma obra", explica Matabosch.
Hernández ha sido muy aplaudida en esta primera aparición, con un libreto muy agradecido para la cantante. "Está escrito de forma increíble y es un bálsamo para la voz, parece un gran recitativo", explicaba la cantante en los días previos al estreno.